Bilbao - Hace meses que suenan tambores de desaceleración económica pero nadie habla todavía de recesión. Sin embargo empiezan a asomar indicadores que sitúan el peor de los escenarios en el horizonte de la economía española. La industria, pieza clave en el motor económico, deja un síntoma claro de agotamiento al marcar en febrero su primer dato negativo desde noviembre de 2013, según el índice PMI (indicador a partir de cuestionarios al sector privado que se elabora a nivel mundial). El frenazo de la demanda de China, el Brexit y sobre todo el contexto negativo en que han entrado algunas potencias industriales europeas como Alemania explican el descenso de la actividad en el sector.

Un retroceso puntual pero que, de consolidarse en estos próximos meses, puede poner en jaque el cuadro macroeconómico español antes de lo previsto. El PIB creció el año pasado el 2,5%, según el cálculo del INE, lo que supone perder el listón del 3% e iniciar la senda de la desaceleración. Una tendencia en la que también está inmersa la economía vasca y que se mantendrá este año, aunque todos los mensajes dejan de lado el alarmismo y apuntan a avances anuales en el entorno del 2% tanto este ejercicio como en 2020.

Una de las claves estará en la industria, más aun en el caso de Euskadi por el mayor peso del sector fabril. En ese sentido el dato aportado ayer es un jarro de agua fría que enciende las alarmas en el Estado español y que puede tener repercusiones también en la industria vasca. El PMI (en castellano Índice de Gestores de Compras) cerró febrero en 49,9 puntos, una décima por debajo del umbral de 50 que marca la ausencia de cambios en el sector. Es decir, todos los valores inferiores a 50 denotan un descenso de la actividad, algo que no se producía desde noviembre de 2013, hace más de cinco años -este pasado enero el índice PMI fue 52,4-.

Técnicamente la cifra de febrero significa que la industria está estancada, aunque sí es llamativo el bajón respecto al mes anterior y sobre todo que el mercado no anticipaba una caída a terreno negativo tan pronto. La industria española “pone fin a más de cinco años de crecimiento del sector”, como explica IHS Markit, la empresa que elabora este indicador a nivel internacional. Pese a no tratarse de encuestas oficiales como las del INE, se considera un termómetro muy fiable de la evolución económica al realizarse a partir de cuestionarios a empresas privadas sobre la situación real de su cartera de pedidos y su producción.

parón europeo El bajón de febrero se explica por la pérdida de pedidos en un contexto de tropiezos generalizados en la industria europea, si bien el informe señala también la influencia de China como una de las causas del retroceso. Este mismo indicador avanzaba hace unos días un nivel de 49,2 en la industria de la zona euro, también el primer escenario negativo desde el año 2013. El mal dato se produce sobre todo por la caída de Alemania, el corazón del continente a estos efectos.

“La desaceleración está liderada por Alemania e Italia, pero ahora España también ha caído en contracción y solo se están observando modestas expansiones en Francia, Austria y los Países Bajos”, indicó Chris Williamson, economista jefe de IHS Markit. Por tanto, la sensación es que el varapalo de la industria española se debe más a razones estructurales que afectan a las empresas a nivel global y no a coyunturas puntuales.

En este sentido la propia empresa que realiza el informe señala a las dudas que afectan al sector de automoción como una de las razones de la caída, aunque también en este caso la crisis va más allá del Estado español. En menor medida puede incidir también la incertidumbre generada en las fábricas de coches españolas por las limitaciones anunciadas por el Gobierno de Pedro Sánchez a los vehículos diésel, que ha generado ya paradas puntuales en grandes fábricas como Mercedes Vitoria en este inicio de año.

Respecto a la salud de la industria vasca, aun se desconoce la evolución de la actividad en este arranque de 2019, si bien en la parte final de 2018 ya daba síntomas de cansancio. El Índice de Producción Industrial (IPI) bajó el 6% en diciembre, si bien el balance acumulado del año sí cerró en positivo. En el lado del empleo también se percibe esta tendencia a la baja de las empresas industriales, que se hizo notar sobre todo en un descenso de la ocupación fabril en el último trimestre.

El alcance de este bache de la industria vasca, española y europea está por ver, pero todo apunta a que no es un bajón puntual. “Dado que es poco probable que los desafíos se resuelvan a corto plazo, parece que el crecimiento inevitablemente se verá limitado en los próximos meses”, remarcan desde Markit.

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