Cristina Oyón: “Las fábricas ya han absorbido el concepto Basque Industry 4.0”
bilbao - Se ha ganado un nombre dentro y fuera de Euskadi por su implicación en el desarrollo de la especialización inteligente, la llave de futuro de las empresas. Cristina Oyón lidera uno de los principales departamentos de Spri y además participa en el grupo de pilotaje de Fabricación Avanzada. Desde esa posición, explica que la Industria 4.0 no solo se nutre de la digitalización.
La fabricación avanzada va mucho más allá de los procesos productivos.
-Sí, durante cinco años de trabajo hemos definido un concepto de fabricación avanzada bastante amplio, que incluye la incorporación de inteligencia en los procesos, la digitalización. Pero también hemos visto que es necesario trabajar en ámbitos como la incorporación de nuevos materiales -para tener productos de más valor añadido- la eficiencia y sostenibilidad de los recursos, la eficiencia energética... Son conceptos de economía circular para ser más eficientes en recursos. Y también hay que trabajar en incorporar tecnologías emergentes para conseguir nuevos productos y servicios de valor añadido. Al principio estábamos muy centrados en procesos, pero ahora vemos cómo la irrupción de todos estos conceptos de tecnología 4.0 puede permitir a nuestras empresas el desarrollo de nuevos productos además de procesos.
¿En que segmentos se pueden aplicar estos conceptos?
-En nuestro país la fabricación avanzada se aplica en casi todo nuestro tejido industrial. El objetivo, tanto del Plan de Industria como de la propia estrategia de fabricación avanzada, es llegar al 25% del PIB industrial, estamos alrededor del 24%, pero es relevante que más del 19% de ese PIB industrial sea de actividad manufacturera. La industria avanzada está diversificada en muchos ámbitos y segmentos industriales y el concepto de fabricación avanzada se aplica a gran parte de las diferentes políticas que tenemos. Es el caso de la red vasca de ciencia y Tecnología, que centra un 70% de su actividad en aspectos de fabricación avanzada. Lo mismo que la política de clusters, que son básicamente manufactureros. La estrategia de fabricación avanzada es muy horizontal y afecta a muchos sectores. Es clave también trabajar en áreas donde la inversión tenga un mayor retorno. Los desarrollos tecnológicos son de aplicación en varios campos.
¿Se ha inyectado el virus de la Industria 4.0 en el tejido productivo? ¿Se mueven las empresas en ese rumbo de forma generalizada?
-Durante estos años de trabajo se ha conseguido que cale el concepto Basque Industry 4.0, que es también una marca. Sí que se ha conseguido embeberlo en nuestro tejido industrial, que las fábricas absorban estos conceptos. El interés se nota en el evento anual que organizamos, Basque Industry 4.0, pero también en el discurso de las empresas cuando se acercan a nosotros contándonos sus problemas o hacia dónde quieren dirigir sus esfuerzos en I+D. Y se nota en que las propias empresas, los centros tecnológicos y los cluster enfocan sus eventos casi permanentemente a la industria 4.0.
La nueva fase de la RIS3 vasca coincide con la recuperación. ¿Se percibe un salto por parte de las empresas?
-La actividad es muy evolutiva, no hay grandes cambios. La actividad de las empresas en proyectos de I+D se mantuvo incluso en los años de crisis. Hay una trayectoria. También es cierto, y es una de las cuestiones que queremos mejorar, que parece que siempre llegamos a las mismas empresas para innovar. El Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación (PCTI) tiene como objetivo incrementar el número de empresas vascas innovadoras. Ahora estamos en el 40% y queremos llegar al 50%. Pero no es que ahora se esté produciendo un cambio radical por la recuperación, se mantiene la actividad y avanzamos gradualmente. Y gran parte del éxito del modelo vasco de competitividad ha sido gracias a la apuesta continuada en innovación, tanto por parte de la administración pública como de las empresas. Ahora bien, en esa evolución se ve cómo cada vez hay mayor interés por la incorporación de estas tecnologías. Somos un país manufacturero que trabaja en la transformación de materiales y en procesos y medios, son aspectos importantes que seguimos y seguiremos cuidando.
La Comisión Europea marcó en 2013 las directrices de la RIS3 y cada administración, basándose en ellas, ha seguido su propio camino. ¿Cómo ve Bruselas lo que se está haciendo en Euskadi?
-Hemos creado una marca que a la Comisión Europea le gusta mucho en el discurso. Ahora tenemos que dar el salto para lograr mayor retorno económico, posibilidades de lanzar proyectos y que reciban financiación. Nos falta influir más. Hemos conseguido marca y reconocimiento, pero queremos llegar a algo más concreto. Y ahí nos sigue constando, los canales de contraste van a los estados.
¿Es difícil ir más allá?
-Es difícil porque somos una región de dos millones de personas. Por eso fuimos uno de los cuatro fundadores de Vanguard Initiative, donde trabajamos juntas regiones europeas que cumplimos el objetivo que se ha marcado Bruselas: que en 2020 el PIB europeo tenga un 20% de actividad manufacturera. Queremos influir a través de Vanguard, que empezó como una red y en 2017 se ha constituido como empresa y ya forman parte de la iniciativa 30 regiones.
“Además de la digitalización, es necesario incorporar nuevos materiales y tecnologías y una mayor eficiencia energética”
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