El oro reluce en Euskadi
SEMpi abre una sede en Bilbao para triplicar en tres años su volumen de negocio
En un escenario marcado por los bajos tipos de interés y la escasa rentabilidad del ahorro, la fiebre del oro está elevando la temperatura de algunos hogares vascos. La Sociedad Española de Metales Preciosos (Sempi) inició en mayo de 2015 la comercialización de sus productos de inversión basados en el mineral más valiosos del planeta. En año y medio ha conseguido facturar 12 millones de euros, de los que el 30%, algo más de 3,5 millones, se han vendido en Euskadi.
La CAV es el segundo mercado de Sempi, solo superado por Andalucía, que concentra un 40% del negocio. Y el 30% restante se reparte básicamente entre Madrid y Barcelona. La respuesta inmediata es la apertura de una sede de la compañía en Bilbao. Según sus previsiones hay margen para triplicar ventas en Euskadi en un plazo de tres años.
El objetivo es dar cobertura desde la capital vizcaina a Nafarroa, Cantabria, La Rioja y la zona norte de Castilla León. Sempi confía en dar el primer salto el próximo año y alcanzar los seis millones de facturación en Euskadi. Y desde esa base continuar creciendo de forma ordenada hasta superar los diez millones.
El presidente de la compañía, Gabriel Ruiz Ramírez, ha presentado esta semana a la prensa las claves de su llegada a Bilbao. La sede iniciará su actividad el próximo miércoles en la calle Elkano y llega con una importante cartera de clientes gestionada hasta ahora desde las oficinas de Madrid.
Según destacó el perfil del inversor vasco “sobresale” de la media por su “seriedad, formación y elevado poder adquisitivo”. El cliente medio de Sempi en Euskadi tiene 50 años y es empresario. El crecimiento en Euskadi no solo mejorará en cantidad la cartera de clientes, también “en calidad”. Los vascos “conocen y saben de inversiones en otros ámbitos” y tienen “referencias de la cultura del oro”, destaca Ruiz.
Durante los asedios de las guerras carlistas, muchos vascos ocultaron oro en las paredes de sus casas y se han llegado a encontrar monedas escondidas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en los tubos de las camas de hierro forjado de aquellos años. “En momentos de incertidumbre, la gente siempre conserva lo que considera de valor. Ahora, es posible hacerlo a través de instrumentos de inversión”, subrayan los responsables de Sempi.
El kilo de oro cotiza esta semana en torno a los 41.000 dólares (unos 37.500 euros). Aunque durante la crisis ha llegado a rozar los 54.000 euros el kilo, en estos momento su valor duplica de largo los 18.000 euros a los que cotizaba en octubre de 2006. La revalorización media anual de la última década ha sido del 3%, pero si setoma como referencia los últimos trece años la rentabilidad total ha sido del 25%.
inversión a largo plazo Se trata de una inversión a largo plazo y muy tangible porque, si así lo desea, el inversor puede guardar en su casa el oro. Para los que prefieran no tener objetos valiosos en casa, Sempi también tiene un servicio de custodia y un seguro que compensa caídas en la cotización del oro para aquellos que necesiten liquidez inmediata y no puedan esperar a que aumente el valor. La inversión mínima es de 50 euros al mes durante un año. Cuando se desembolsa todo el dinero (600 euros), el cliente recibe el oro equivalente y puede ampliar el contrato otro o más años, aumentar la inversión o simplemente quedarse con el lingote y esperar el mejor momento para venderlo.
El tratamiento fiscal de la revaloración es el mismo que las ganancias patrimoniales, Hacienda se queda con un 20% del beneficio, y la compraventa no genera IVA ya que se trata de una inversión.
Los responsables de Sempi quieren marcar distancias con los negocios de compra de oro que proliferaron durante la crisis. La mayoría de ellos ya han cerrado y en general son considerados “chatarreros” por los profesionales de la inversión en metales preciosos por el escaso volumen que mueven.