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"Trabajando juntos y trabajando duro las cosas se consiguen"

El bilbaino, Álvaro Videgain, abogado-economista por la Universidad de Deusto, es la cabeza visible de Tubacex desde que en 1993, con la empresa en una situación durísima y en plena suspensión de pagos, aceptó el reto de situarse al frente del fabricante vasco de tubos

BILBAO. Álvaro Videgain ha vivido de todo en sus 30 años en Tubacex. Cuando entró en la empresa nunca pudo imaginar que acabaría de presidente de la siderúrgica vasca.

¿Cuando entró usted a trabajar en Tubacex?

Fue en el verano de 1982, concretamente en agosto y entré a trabajar en el área de exportación como adjunto al director. Tres años más tarde era el director de exportación. En 1989 fui nombrado director comercial y en los siguientes ejercicios la situación financiera de la compañía se complicó hasta desembocar en la suspensión de pagos de junio de 1992, fecha en la que se me propuso para el cargo de consejero delegado y tras la marcha de Esteban Pérez en enero de 1993, el entonces primer ejecutivo, hoy hace 20 años, pasé a ser el presidente de Tubacex.

¿Cómo resultó elegido máximo responsable de la empresa?

Era una situación muy complicada, una suspensión de pagos de pantalón largo, y seguramente se me ofreció porque no veían a otra persona en ese momento sobre la mesa. Tal vez fue un poco inconsciente. Aunque hay un elemento destacable para adoptar una decisión así y es que nadie conoce mejor la empresa como la gente que trabaja dentro de la misma. Es algo positivo el contar con la gente de la casa aunque a veces nos pueda faltar autocrítica.

¿Cuáles son los momentos más positivos que recuerda de su trayectoria de tantos años en Tubacex? ¿Y los negativos?

En líneas generales todos los acontecimientos los recuerdo como positivos, obviamente unos más y otros menos, porque de todos aprendes y todos forman parte de un recorrido que ha hecho que esta compañía esté aquí después de 50 años. Naturalmente, los accidentes laborales en la empresa son la otra cara, que alguno ha habido en todos estos años pese al esfuerzo continuo de toda la organización para aumentar la seguridad laboral.

¿Ha percibido mucho cambios en la evolución de la industria?

Lógicamente han sido muchos y en nuestro caso concreto nos hemos tenido que adaptar para poder alcanzar una posición competitiva que nos permite ser uno de los líderes mundiales del sector. Teníamos el reto de afrontar el mercado ofreciendo productos de mayor valor añadido, con más innovación, y con una mayor presencia exterior. Ahora, la empresa, y el sector en general, cuenta con equipos más profesionalizados y la internacionalización es incuestionable porque el mercado es global. Cuando yo entré éramos menos eficientes, las cosas se hacían, quizás, más con el corazón, por ejemplo no teníamos teléfonos móviles, todo se hacía más a pié.

¿Qué balance hace de sus años en la compañía?

Profesionalmente ha sido muy positivo pese a vivir situaciones muy complicadas. El grupo Tubacex tiene hoy más de 1.800 trabajadores en plantilla y, con el centro de decisión en el País Vasco, -esta empresa es uno de los pilares del Valle de Aiala-, se ha situado en un lugar destacado en el mercado mundial como el segundo fabricante de tubos de acero inoxidable sin soldadura.

¿Una empresa que ha pasado por una suspensión de pagos qué puede transmitir?

Para mí la asignatura pendiente, aquí en el País Vasco, es el entender que en una empresa todos estamos debajo del mismo techo. Que si llueve, llueve para todos. Me gustaría que hubiese una mayor armonía entre todos los colectivos que formamos la empresa ya que si todos sumamos para mantener nuestra posición competitiva, se genera riqueza y se mantiene empleo. Y también enviaría un mensaje optimista porque las crisis ofrecen oportunidades y trabajando juntos y trabajando duro las cosas se pueden conseguir.

¿Qué se necesita en Euskadi para que se creen nuevas Tubacex?

Partiendo del principio de que la desaparición de la violencia de ETA es un elemento fundamental para tener un mejor escenario, tenemos que pensar entre todos cómo ser más competitivos, más rentables, más innovadores, mas internacionales, dando el mejor producto y servicio. Hay que reflexionar y preguntarse qué costes tenemos y por qué estamos perdiendo empresas.