BILBAO. Asimismo, propone un recargo de prestaciones del 50% "por estar expuesto a los riesgos del amianto entre 1969 hasta su edad de jubilación y ante la gravedad de los daños producidos y la ausencia de cualquier medida de prevención por el propio BBVA".

El hombre, C.R.M, trabajó como electricista entre 1968 y 2000 en el edificio de la entidad ubicado en la Gran Vía de Bilbao. Construido a finales de la década de los 60, las vigas, falsos techos y huecos de ascensores estaban forrados por amianto proyectado.

Las labores del empleado del banco se centraban en la reparación y cambio de ubicación de las luminarias de los techos, retirando las losetas del falso techo. En sus quehaceres usaba frecuentemente el taladro para perforar el amianto, así como la limpieza y cambio de filtros del aire acondicionado o revisión de motores y climatizadores, por lo que mantenía contacto director con el amianto, el desprendimiento de polvo y sin protección. Además llevaba la ropa de trabajo a lavar a su domicilio con el consiguiente riesgo.

La denuncia de los delegados de prevención de BBVA en el año 2000 puso al descubierto la existencia de amianto en su variante "Crocilodita". La entidad financiera "sólo ofreció reconocimientos médicos voluntarios, olvidándose de la vigilancia médica de post ocupacionales y no impulsó un plan de vigilancia sanitaria", ha denunciado el responsable de Salud Laboral de CC.OO Euskadi, Jesús Uzkudun.

En opinión de Uzkudun esta resolución "deja al descubierto el grave problema de salud derivado del amianto, cuya problemática no se reduce sólo a una industria contaminante". Por ello recomienda a los propietarios de edificios construidos en los años 60 y 70 "realizar un inventario para evitar exposiciones de riesgo sin esperar a la aparición de enfermos".

CCOO ha criticado "el olvido de algunos jueces e Inspectores sobre las obligaciones legislativas anteriores a 1982", por cuyos incumplimientos los empresarios deben asumir recargos de prestaciones para las víctimas que en este caso llega al 50%.