En 2021 se inició la era del turismo espacial para millonarios, una forma de permitir a aquellos que puedan pagarlo acercarse a las estrellas y experimentar por unos minutos la falta de gravedad. La lista es larga y todo apunta a que irá en aumento en los próximos años: Richard Branson, Jeff Bezoz y Elon Musk, multimillonarios y magnates de primer orden se han encargado de impulsar un negocio que lejos de "democratizar el espacio" se encargará de dañar la capa de ozono y cambiar los patrones de circulación atmosférica a cambio de un exclusivísimo paseo por la órbita espacial.

Los motores de cohetes que queman queroseno utilizados por la industria espacial emiten gases de escape que contienen carbono negro u hollín directamente a la estratosfera, donde está la capa de ozono. Esta capa protege a todos los seres vivos de la Tierra de los impactos nocivos de la radiación ultravioleta, que incluyen el cáncer de piel e inmunodepresión en humanos, así como alteraciones en la agricultura y los ecosistemas.

Ahora investigadores de la UCL, de la Universidad de Cambridge y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) acaban de publicar un estudio sobre el impacto contaminante que los lanzamientos de cohetes tendrán en el escenario de turismo espacial próximo. El equipo descubrió que las partículas de hollín emitidas por los cohetes son casi 500 veces más eficientes para retener el calor en la atmósfera que todas las demás fuentes de hollín combinadas, incluyendo aviones y todo el transporte convencional. Esto tiene un efecto climático de dimensiones sin precedentes.

Los investigadores encontraron que este nivel de actividad aumentaría las temperaturas anuales en la estratósfera entre 0,5 y 2 ° C, lo que cambiaría los patrones de circulación global al disminuir las corrientes en chorro subtropicales hasta en un 3,5 % y debilitar la circulación de vuelco estratosférica.

Junto a las empresas privadas que realizan lanzamientos cada vez con más frecuencia, la NASA planea enviar humanos de regreso a la Luna en los próximos años utilizando su sistema de lanzamiento espacial, China actualmente está construyendo su propia estación espacial en órbita terrestre e India está en una búsqueda para poner en órbita su propia misión tripulada durante siete días entre 2022 o 2023.

La Nueva Era Espacial está en marcha, pero aún podría haber un costo en la Tierra por toda esta actividad. “Es imperativo que entendamos los riesgos actuales y futuros para la atmósfera de la Tierra que plantea la contaminación de los lanzamientos de cohetes y el calentamiento de reingreso de piezas de cohetes reutilizables y descartadas y desechos históricos". Los cohetes, a diferencia de otras fuentes de contaminación provocada por el hombre, emiten productos químicos sólidos y gaseosos directamente a la atmósfera superior.