Remo a todo color
La primera jornada de La Concha volvió a ofrecer los ingredientes que la convierten en cita ineludible El buen ambiente templó los nervios
bilbao
La paleta de colores del remo tiene en la Bandera de La Concha su expresión más importante y tradicional. La cita donostiarra, como siempre, fue policromática por debajo del limpio azul del cielo bajo el cual se desarrolló la regata más apreciada en ese marco incomparable de la bahía donostiarra. Naranja, verde, azul marino, azul celeste, rosa, blanco, rojo, marrón e, incluso, el amarillo de seguidores de Orio que solo querían disfrutar del remo en ausencia de sus aguiluchos, tiñeron los alrededores del campo de regata.
No es fácil ver el desarrollo de la regata, hacer llegar los ánimos a los remeros, pero casi da lo mismo. En Donostia, los dos primeros domingos de septiembre, hay que estar para homenajear al remo, un deporte ancestral que mide orgullos e historias. Dicen los más asiduos que había menos gente que otras veces, pero resultaba difícil comprobarlo porque los aficionados se desperdigaban por el Aquarium, el Paseo Nuevo, el Muelle en busca de la mejor visión del campo de regatas, un lugar para desplegar las viandas y las bebidas espirituosas de toda índole y, si se podía, protegerse a la sombra del sol que iluminaba el evento, pero azotaba a los menos previsores.
La afición más numerosa y vistosa fue la de San Juan, con ese rosa llamativo que resaltaba en cualquier rincón. Y si no, ahí estaban unas enormes banderas para dar cuenta de su presencia. Lógico porque solo los pasaitarras tuvieron a dos embarcaciones con las que entretener las casi dos horas que fueron desde que empezaron las chicas hasta que acabaron los chicos. Porque la espera hasta que salieron la primera tanda masculina se hizo larga para los aficionados, algunos de los cuales eran incapaces de contener los nervios y se movían con la tensión a cuestas de un lado para otro.
Los seguidores gallegos de Chapela y Tirán hicieron causa común para apoyar a las chicas de la Rianxeira, cuyo claro triunfo parcial en la regata femenina elevó su deseo de fiesta e hizo que mereciera la pena el largo viaje. Mientras, los anfitriones de la Donostiarra, cuya bandera lucía sin disimulo en muchos de los balcones aledaños a la rampa, sabían que ellos siguen poniendo el impecable escenario para que otros se luzcan y aceptan a quienes les van a derrotar consumo gusto.
favoritismo verdinegro Las apuestas en Portaletas daban a Kaiku como claro favorito y eso también se notó entre el público. Los seguidores de Hondarribia parecían los más organizados, pero el verdinegro sestaoarra se dejó oír ("Mírala, mírala, Bizkaitarra") y ver en número superior al medio millar de aficionados mientras que los de Urdaibai pasaron más desapercibidos entre el gentío, probablemente porque eran muchos menos, y el arcoiris arraunlari hasta que su trainera consiguió que la segunda jornada también tenga aliciente. Entonces, algunos veteranos seguidores de Bermeo bajaron a la rampa jalear a los suyos y empezaron a soñar con lo que parecía imposible.
La cita se convirtió así en una cita familiar ya que reunió a aficionados de todas las edades, tres generaciones incluso, algo que sin duda es bueno para el remo porque garantiza el relevo en tierra. Gritos de ánimo, aplausos sin importar los colores y la música, como la de esa gaita que no podía faltar habiendo dos embarcaciones gallegas en liza, compusieron un collage de buen ambiente que hizo honor de nuevo a la condición de cita cumbre de la temporada.
En el remo no abundan los entendidos de boquilla, los infalibles entrenadores de tribuna que tienen remedio para todo... Los aficionados miran y comentan, pero no quieren llegar más allá del alcance de sus ojos. Cada uno apoya a los suyos y sabe apreciar (casi siempre) el enorme esfuerzo de todos. Solo algunos privilegiados, que con sus embarcaciones a veces perturban el normal desarrollo de la regata, pueden estar cerca del espectáculo. Pero sacarles de su sitio puede no ser una buena solución ya que forman parte del paisaje.
La Concha nunca defrauda, ni fuera ni dentro del agua. El segundo capítulo tendrá lugar el próximo domingo, a la misma hora y en el mismo lugar. La cosa en el agua parece estar entre dos, pero muchos repetirán porque el remo, imprevisible como pocos deportes, y una buena compañía son una propuesta irrechazable. "La Concha es La Concha" era la frase más repetida para convence a aquellos que pensaban que la bandera volverá a salir rumbo a Bizkaia. La historia de la mejor competición arraunlari está llena de leyendas, de remontadas y de hundimientos, de oleajes traicioneros y mares como platos. El público lo sabe y por eso no falla. Por si acaso, hay que estar para ser testigo y poder contarlo.