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Berasaluze, la piedra angular del crecimiento vizcaino

Berasaluze, la piedra angular del crecimiento vizcainoBorja Guerrero

EFECTIVAMENTE, Pablo Berasaluze fue el referente de la pelota a mano en Bizkaia cuando no había demasiados”, confiesa José Manuel Fuentes Mateos, presidente de la Federación de Bizkaia de pelota vasca. El mago de Berriz fue el sostén durante varios años de la modalidad en la élite, en la que jugaban otros manistas de garantías, pero ninguno tan querido, tan espectacular. Pablo enganchó al pueblo a la pelota más mundana, más enraizada con el juego de soportales y plazas. Fue él el desfibrilador de la pelota vizcaina, necesitada de iconos en la época de la televisión, con los focos mediáticos picando espuelas al calor navarro. Fue la resistencia. “Le debemos mucho a Berasaluze II, así de claro”, relata el federativo, quien agrega que “él ha sido la referencia de alguien que ha estado arriba”. Era algo necesario en el desierto que quedó tras la victoria en el Manomanista de Iñaki Gorostiza en 1977. Fue la fe de una forma de entender el juego de un modo distinto. Reconoce el propio Pablo que tuvo que afanarse en explotar sus cualidades, en innovar, para poder nadar en un mar lleno de tiburones más potentes, más grandes, con más pegada.

“De alguien como él estaba necesitado Bizkaia. Ahora, las txapelas de Mikel Urrutikoetxea han vuelto a pegar un tirón al deporte, pero Pablo viene a representar algo distinto”, cuenta Fuentes. Y es que, la llegada del de Berriz al profesionalismo dio emoción a la cátedra, pero su resurrección en la segunda mitad de la década pasada dio vida. Volvió más fuerte, más grande, más letal. Más Berasaluze. “Nos faltaba una figura y Pablo lo fue. Bizkaia carecía de referencias en la mano y es importante que tuviéramos una, porque en otros lugares como Nafarroa ya tenían a sus ídolos. Nos aferramos a Pablito siempre. Ha llegado el final, pero será una figura a seguir”, analiza.

Desvela el federativo que gran parte del cariño de la afición y su pegamento con ella se puede deber a “su forma de entender le juego y ser alegre”. “Es un delantero clarísimo, que acaba el tanto con una finura increíble. Lo hace todo fácil. Domina todas las posturas. Al final, se junta todo. La técnica y que sea vizcaino le ha enganchado a la afición de Bizkaia”, sostiene Fuentes, quien remata que “los niños querían ser Berasaluze y lo van a querer seguir siendo. Muchos de los chavales quieren mostrar su juego alegre y estilista”.

la txapela más importante Roberto García Ariño, intendente de Asegarce hasta el curso pasado y último campeón vizcaino hasta Urrutikoetxea -ganó el Parejas de 1981-, comenta que “es normal que a Pablo se le aprecie en todos los frontones. Es muy querido por las cosas que hace vestido de blanco. Asimismo, todos los deportistas de Bizkaia nos conocemos y, cuando hay uno así, hay que estar volcado”. Debido a ese aprecio, Ariño parafrasea al berriztarra y define que “él ha demostrado que no hace falta ser campeón para tener txapelas. Pablo tiene la más importante, la que no se estropea, la que no se rompe cuando uno la guarda en el armario, la del aprecio, que esa se la llevan pocos”.

Así las cosas, recita el expelotari de Axpe, uno de los más importantes en la historia de la mano en Bizkaia, que “la gente ha demostrado que Berasaluze es uno de los manistas más apreciados”. En los tiempos negros, sus manos sostuvieron los focos vizcainos y, de hecho, ha sido uno de los grandes puntales de la empresa a la hora de vender festivales en los pueblos por su concepción de la pelota más festiva. “Pablo tiene el arte de saber esconder la pelota en cada remate, cosa que no pueden hacer muchos. Los niños le han tenido como una gran ídolo por su forma de jugar. Además, en los últimos años, en los que la pelota ha cambiado mucho, se aprecia más la filigrana. Antes se apostaba más por un pelotari seguro y ganador”, agrega García Ariño, que finaliza que “hacer esas cosas así de sencillo es todo un arte”. El berriztarra ha sido uno de los grandes apóstoles de la pelota a mano vizcaina, otorgándole una figura imaginativa y con talento, con la que crecieron los campeones de hoy en día. Su legado está en la cancha. En un gancho. En una alcanzada. En la pasión.