GASTEIZ suena con eco en el imaginario de Titín III, en las palabras de su historia. Se tatúa a fuego en el armazón de sus 22 años dentro del profesionalismo. En las catacumbas de la historia, cuando amarillean ya las primeras páginas del libro de la vida de Augusto Ibáñez Sacristán y las últimas se van colocando negro sobre blanco, el delantero de Tricio asimila un día complicado como el de hoy. El fin de un idilio con mayúsculas. El amor de un gigante. El corazón de fuego del riojano se acoda con batallas magnas en los días de gloria, en los de vino y rosas, en los de derrotas, lágrimas y sangre, en un escenario proclive a los apóstoles del espectáculo: más de cuchillo que de tenedor y más de mordisco que de especulación. En sí, Titín, en una cancha que estimula al atacante, destila números de gloria. En el Ogueta acumula dos txapelas del Parejas, una del Cuatro y Medio y nueve victorias veraniegas en La Blanca que hoy termina, siendo el mejor dentro del campeonato en cuatro ocasiones. Un hito. Además, en las fauces del retrovisor queda la final del acotado que protagonizó junto a Julián Retegi en diciembre de 1997, la catarsis de un desenlace inopinado cuando el resultado marcaba un 17-21 a favor de Augusto y un epílogo de ríos de tinta con el de Eratsun victorioso y su rival, vacío, en el suelo.
Cuenta Fernando Palacios, hijo del gran Ogueta -un revolucionario en el frontón-, que “cuando le daba un trofeo del Memorial Ogueta, que se da al mejor de La Blanca, siempre le decía que a ver si se lo dejaba a algún otro”. Lo dice entre risas el presidente de la Federación Alavesa de Pelota, quien guarda muchos recuerdos atados a la ascensión eterna de Augusto en la mano profesional. “Llamándose como se llama este frontón se hace aún más especial esta despedida”, confirma el puntillero riojano, quien añade que “aunque no me vista de blanco más seguiré acudiendo a Gasteiz. Es muy emotiva esta despedida porque para mí este frontón es especial. Aquí jugué mi primera final de Parejas, que perdí, y la siguiente, que la gané. He vivido grandes tardes de pelota. La afición me ha tratado aquí con mucho cariño”.
Fue en 1993 cuando se le escapó su primera txapela del Parejas a Titín III en la cancha alavesa, pero también cuando inauguró su palmarés en La Blanca. En la feria, acompañado por Errandonea, Alustiza y Maiz II fueron sus víctimas (22-13). Desde entonces, Augusto apenas ha bajado el pie del acelerador, él mismo cuenta que el frontis y el suelo de un emplazamiento que alarga la sombra del rematador y muestra las costuras de los manistas en los cuadros largos le han otorgado buenos mimbres. “Las características del frontón se adaptan más a los delanteros que a los zagueros. Es un frontón duro, atrás la pelota pesa, el frontis es vivo y para atacar es bueno. Aquí he jugado mucho, sobre todo al principio, y he logrado victorias en la Virgen Blanca. No sé si es un talismán”, desvela. Mordió la feria en 1993 y también en 1995, en 2001, 2002, 2004, 2005, 2006, 2007 y 2008. La sociedad entre el riojano e Iñigo Pascual, exquisito en la pegada a medio frontis, fue una mina de oro. En la primera década del siglo XXI, siete entorchados casi consecutivos, solamente interrumpidos 2003, provocaron que la pareja formada por el de Tricio y el de Abar-tzutza fuera casi imposible de superar.
Por otro lado, confiesa Titín III que “el verano es una época en la que me encanta jugar. Hay muchos partidos, ferias y festivales. Algunos resultados no me están acompañando pero yo estoy bien, con ganas, animado, con ilusión y cada partido voy a darlo todo sin pensar que no pueda llegar a esa feria de San Mateo. Estoy contento, las manos están bien, físicamente no tengo problemas y, aunque tenga partidos seguidos unos de otros, intentaremos darlo todo”.
A pesar de que, en las últimas fechas, están sucediéndose las de cal y las de arena y Aspe no le incluye en las ferias, el de Tricio lo tiene claro: “Los pelotaris estamos para jugar donde nos digan. Tenemos que intentar hacerlo lo mejor posible para ir a otro tipos de partidos. Lo tengo asumido. Yo estoy encantado de saltar a la cancha y con eso solo ya estoy conforme. Sí que está claro que en las ferias nos gusta estar, pero el nivel que hay es terrible”.
Mientras se acerca San Mateo y ese 5 de octubre programado por la operadora eibarresa para que el riojano cuelgue el gerriko, Augusto incide en que la decisión, rumiada desde hace meses antes de anunciarla, “no va a cambiar”. “Cada vez que se acerca el día te pasan más pensamientos por la cabeza, pero prefiero no pensar y no darle tantas vueltas. Intento trabajar día a día, intento hacerlo lo mejor posible y solo pienso en lo deportivo”, manifiesta el caracolero, quien señala acerca del protagonismo de su adiós que “la pelota es algo más que un pelotari. Hay gente de grandísimo nivel y jóvenes que están apretando”.