Síguenos en redes sociales:

A ritmo de récord

La arrolladora efectividad de Messi y Cristiano aflora su pugna personal, constata el duelo bipolar del campeonato a tres semanas del clásico y hace peligrar el registro de 38 goles de Zarra y Hugo Sánchez

A ritmo de récordEFE

Bilbao

SU despertador suena antes para plantarse pronto en la Ciudad Deportiva, desayuna sacarina y leche de soja, come la pasta exacta sin postre y le da a la natación. Es sólo un fascículo de los mandamientos de Cristiano Ronaldo. Al otro lado del puente aéreo, cerca de La Masía, a Lionel Messi lo mismo le da si en las tostadas hay mantequilla, oliva o jamón serrano porque no vive de lucir su tercera intercostal. Y mientras, frente al televisor o en el estadio, el aficionado se deleita o maldice, según sea de uno u otro color, con sus respectivas hazañas. Un duelo al sol de dos artilleros dispuestos a despedazar todos los registros. Al portugués le ha dado por ponerse como objetivo en su entrecejo el récord liguero de Telmo Zarra (1951) y de Hugo Sánchez (1990), fijado en 38 goles (el rojiblanco lo hizo en 30 partidos), mientras la prensa madrileña le sube a los altares. El argentino no necesita que le aúpen a ningún limbo porque se basta para ejercer de Mesías del fútbol después de que la pasada temporada estampara una estratosférica marca de 47 dianas en el cómputo de todos los torneos. Ambos comparten un lema: "Pasen y disfruten".

si leo marca, el barça no pierde Con Leo sucede que cuando marca, el Barça, al menos, no pierde. Desde que debutara con 17 años el 16 de octubre de 2004 lleva anotados 142 goles en 227 partidos, a razón de 0,62 por encuentro. Y es que ha visto portería en 98 compromisos, de los que su equipo solamente cayó derrotado en una ocasión: el 1 de marzo de 2009 contra el Atlético de Madrid (4-3) -de los 97 restantes, 86 triunfos y 11 empates-. De esta forma, ya se erige en el quinto goleador en la historia del club, dentro de un ranking dominado por César Rodríguez, con 235 goles en trece temporadas. "Un jugador así sale cada cincuenta años. Para mí es ya mejor que Maradona", alabó Xavi.

Mientras tanto, el exiguo liderato del Real Madrid obedece en gran parte al explosivo talento del futbolista de Madeira. Si algo no hace CR7 es dejar indiferente a alguien y, tras superar un paréntesis inicial donde se mostró preso de su ansiedad, ya ha destapado toda su pólvora. El primer póquer en su carrera, ante el Racing, acabó con el debate estéril que persigue a los goleadores, sometidos a las rachas. Ningún delantero sumaba 11 goles -no son 12 porque en uno de ellos, el conseguido en Anoeta, el esférico rebotó en Pepe- transcurridas las primeras nueve jornadas desde la campaña 1950-51, cuando lo hizo Manuel Fernández, Pahiño, también merengue. Por su parte, Messi, además de verse en la tesitura de tirar más del carro y llevar el peso atacante, goza de regularidad gracias a que quienes le surten balones son muchos de los vigentes campeones del mundo. La gasolina de los Xavi, Iniesta, Busquets o Villa supera la barrera de los Di María, Özil e Higuaín, aunque los dos primeros están respondiendo mejor de lo previsto.

cr7, como el mexicano La primera temporada de Cristiano reportó números tan interesantes que mantuvo al Madrid en la pugna hasta la semana en que se cerró el campeonato, agujereando la red en 26 ocasiones en 29 partidos, aunque el esfuerzo resultó baldío. De ahí que el actual registro le permita soñar con alcanzar la marca de su predecesor mexicano. Una curiosidad: tal y como acostumbraba a hacer Hugo Sánchez, Cristiano ha marcado a un toque nueve de sus 11 tantos cuando ha jugado en el Bernabéu.

Messi acumula 15 goles en 13 partidos (7 en Liga, 5 en Champions y 3 en la Supercopa), 3 dobletes en los últimos tres encuentros ligueros, 62 goles en los 62 duelos de 2010 y ya tiene en su bolsillo los 100 goles en la era Guardiola. Cristiano cuenta con 12 dianas en 14 partidos (11 en Liga y 1 en Liga de Campeones), 10 goles en los últimos cuatro compromisos ligueros (cuatro contra el Racing) y 38 goles en 39 partidos en 2010. Unas cifras que asombran y sirven para comenzar a escribir el prólogo del inminente clásico que se celebrará a final de mes. La comparación es más periodística que futbolística, ya que sus roles guardan diferencias en influencia dentro y fuera del campo, en intimidación, en velocidad, en potencia, en tiro, en técnica, en individualismo y hasta en las mismísimas botas. Otra cosa es el talante: el estilo que emplea el luso para celebrar los goles -como hizo en Alicante- es el que le reporta la animadversión de las aficiones rivales, que en ese apartado miran al argentino con otros ojos. Lo cierto es que cuando aún no se ha agotado ni el primer tercio del curso, sus calculadoras echan humo. Quizás uno de ellos alcance el escalón liguero número 39. Toda una gesta.