“Si el músico suena como si lo creara una aplicación, eso no es progreso, es retroceso”
El reputado guitarrista de blues y jazz, colaborador de Chick Corea y Joe Zawinul, actúa este domingo en el Kafe Antzokia de Bilbao
Curtido en el blues rock y baqueteado después en el jazz de fusión, el estadounidense Scott Henderson (69 años) es un hacha internacional de la guitarra eléctrica, un docente y músico virtuoso que aprendió tanto de guitarristas como Jimmy Page, Jeff Beck, Hendrix, Albert King y Buddy Guy como de otras leyendas como Chick Corea o Joe Zawinul, con quienes ha colaborado. Este domingo recala en el Kafe Antzokia de Bilbao, a partir de las 19.00 horas y con entradas a 35 euros en taquilla, para presentar su último disco, Karnevel! “Desde que descubrí la guitarra fue casi una obsesión. La toco a diario porque el músico es un estudiante eterno”, explica en esta entrevista.
Vivió su niñez en los 60. ¿Recuerda la primera vez que la música le golpeó?
Sí, la primera vez que escuché a Led Zeppelin fue increíble, incluso sonaba en Onda Media, cuando hoy solo radian pop comercial. En aquellos tiempos se transmitía música muy divertida, como Sly & The Family Stone y James Brown. Fue una buena época para la música. Cuando escuché el solo de Whole Lotta Love pensé: “¡wow, eso es lo que quiero hacer!”.
Vivió el principio de casi todo.
Fueron los años de la consolidación del rock emergente, que surgió del blues, de los cuales me nutrí en la infancia. Al escuchar a Jeff Beck, Jimmy Page, Eric Clapton o Richie Blackmore, pensé que ellos habían inventado ese tipo de música, ya que yo era demasiado joven para conocer el blues que les precedió. Ya en la escuela me dijeron que esa música había sido influenciada por el blues de generaciones anteriores y comencé a escuchar a BB King, Albert King, Albert Collins, Muddy Waters, John Lee Hooker… Me encantó y pude ver la conexión directa entre esos artistas y los que yo escuchaba.
¿Cuándo cogió su primera guitarra? ¿Tuvo claro que lo suyo era el rock y el blues?
Claro, era lo que escuché en la radio y siempre mantienes tus raíces, ya que esos son los músicos que me enseñaron a tocar la guitarra: músicos de blues y rock. Cuando empecé con la guitarra tenía apenas unos 12 años. Esa música dejó una gran impresión en mí, y aún lo hace. Así que, sin importar cuán profundo me adentre en otros géneros –estudio música clásica, jazz y también he incursionado en el country, el funk y el R&B– mis raíces están definitivamente en el blues.
Luego se abrió al jazz. ¿Ya conocía la música negra, el soul y el r&b?
Tuve mucha suerte, porque con 19 o 20 años conseguí trabajo en una banda compuesta totalmente por músicos negros, excepto yo. Era una gran banda de metales, de 10 personas, y viajábamos por todo el sur tocando en clubes. Estuve allí cuatro años. Tocábamos toda la música de James Brown, Kool & The Gang, Aretha Franklin, Marvin Gaye, todo lo de Motown... Fue entonces cuando me di cuenta de que podía amar el funk y el R&B de la misma forma que amo el blues. Sentí que ese fue un punto de inflexión en mi vida, porque si no hubiera aceptado ese trabajo, probablemente habría sido solo un músico de blues toda mi vida.
Le abrió la mente, entonces.
Esa música me enseñó que puedo tener respeto y amor por muchos tipos diferentes de música. Además, por el R&B había solos de saxofón y pensé: “¡wow, eso es diferente!" Fue, en cierto modo, lo que me introdujo al jazz: los solos de metales en esas canciones.
¿El blues es más físico y natural, y el jazz más intelectual?
No diría que es más intelectual en cuanto a la sensación, porque cuando tocamos música es como si estuviéramos hablando, conversando. No queremos pensar en las palabras, solo en la historia; pero es cierto que hay más cosas por aprender. El jazz tiene un vocabulario más amplio. Así que sí, intelectualmente puede ser un poco más difícil, quizá, pero cuando tocamos jazz lo hacemos con la misma expresividad y emoción que aplicamos en cualquier otro género.
Ha tocado con leyendas de varios géneros. ¿Qué colaboración no olvidará nunca y con cuál sueña todavía hoy tras décadas de carrera?
Joe Zawinul, de Weather Report, ha sido uno de mis héroes desde que tengo memoria. La primera vez que lo oí pensé: “esta es la mejor banda que he escuchado”. La combinación de Joe y Wayne Shorter, su brillante composición y ejecución, junto con Jaco Pastorius y los otros bajistas que tenían... Fue, literalmente, un grupo increíble y tuve la suerte de trabajar con Joe durante unos tres años y medio. Aprendí mucho, y simplemente estar cerca de él y escucharlo tocar a diario fue muy inspirador.
Retomemos la guitarra ¿Siempre tuvo claro que era su instrumento? ¿Por qué?
No lo sé. Me gustan muchos instrumentos, pero por alguna razón la guitarra simplemente me habló, y una vez que empecé, no pude parar, ¿sabes? Fue casi una obsesión.
¿La toca a diario?
Sí, quiero decir, tengo que hacerlo, porque a mi edad, si no tocas todos los días, olvidas las cosas. Así que debo tocar cada día, y lo disfruto. Sigo practicando y tratando de aprender cosas nuevas. El músico siempre está aprendiendo nuevo vocabulario hasta el día en que muere. Somos como estudiantes eternos durante toda nuestra vida a pesar de que seas un músico bueno, con buen tono y fraseo, un profesional. Nadie conoce todo el vocabulario de la música y nadie lo conocerá jamás. Así que simplemente tratamos de aprender tanto como podamos antes de morir.
En los 60 y 70 la guitarra vivió su época dorada. Hoy, en muchos artistas y grupos, la han sustituido los ordenadores y la electrónica.
Cuando la música es reemplazada por la inteligencia artificial, no creo que sea algo bueno, porque no está hecha por seres humanos reales. Pero, por otro lado, muchos avances electrónicos me han ayudado a hacer mejor música. Por ejemplo, la grabación digital: recuerdo cuando tenías que rebobinar y esperar 15 minutos para que la cinta volviera al inicio. Y ahora, con la grabación digital, puedo ir a cualquier punto de inmediato, lo que es muy útil. Sin embargo, cuando llega el momento en que el músico deja de crear y todo suena como si lo hiciera una aplicación, es cuando debo marcar un límite: “eso no es progreso, es retroceso”.
Su labor como docente también es importante en su vida.
Como todos los músicos, en primer lugar, es para ganar dinero, para complementar mis ingresos. Aunque la mayoría de las veces lo disfruto porque veo cómo se iluminan los ojos de las personas cuando aprenden algo nuevo, y eso es muy gratificante. A veces enseñar puede ser una tarea ardua cuando sientes que el alumno no está interesado o solo está allí porque sus padres lo obligaron. Pero la mayoría de mis alumnos son muy dedicados, trabajan duro y estoy orgulloso de ellos.
La eterna pregunta: ¿el mejor músico debe ser un virtuoso o ser capaz de emocionar con su musicalidad aunque su técnica sea limitada?
Una mezcla de ambos, porque realmente no importa lo bueno que seas técnicamente o no. Diría que alguien como Pat Metheny, que posee un vocabulario inmenso, y alguien como BB King, que tiene uno más reducido, son ambos grandes músicos porque saben contar una historia. No considero la técnica como lo más importante; lo que valoro es la capacidad de contar una historia, la forma de frasear y el tono. Eso es lo que me importa, no cuánto sabe una persona o lo que desconoce. Y, también qué tipo de café encontraremos en esta gira (risas).
¿Qué tipo de concierto encontraremos en esta gira? ¿Se centrará en ‘Karnevel!’, su último disco?
Sí, estamos tocando principalmente música de nuestro nuevo álbum. Diría que probablemente el 75 % de lo que interpretamos es de ese álbum, pero también tocamos algunos estándares agradables. A veces interpretamos, por ejemplo, una canción de Weather Report, Black Market. No sé si la tocaremos o no; a veces depende de si hacemos un show largo o dos sets.
Háblame de su banda y de su guitarrista invitada: Lina Mastalska.
Lina, con quien me casé en agosto, no ha podido acompañarnos esta vez porque no tiene su greencard y no puede salir de EEUU. El bajista es Romain Labaye, uno de los mejores bajistas jóvenes actuales, y Archibald Ligonniere es un baterista increíble. Y lo que realmente aprecio de estos chicos, ambos parisinos, es que tienen una gran técnica, pero también saben cómo apoyar y hacer que la música suene bien. Otros alcanzan un alto nivel técnico y tienden a usar en exceso esa habilidad y no apoyan la música. Ya sabes, les gusta presumir demasiado (risas). Así que soy el tipo más afortunado del mundo por tenerlos.
Aludiendo al título de su disco, el momento actual no es precisamente un carnaval.
Es una pesadilla bastante oscura. En tiempos como estos, tratamos de olvidar la política y concentrarnos en la música. Compuse el disco Vibe Station durante la primera presidencia de Trump, y estaban pasando todo tipo de cosas malas, pero pude ignorarlo y ser creativo. Todos podemos hacerlo, sin embargo, también es importante que músicos, actores y cualquier persona reconocida se mantenga socialmente activa, porque, sin importar lo que digan de nosotros, somos influenciadores, ya sabes, aunque sea de manera modesta. No soy Robert De Niro, pero tengo influencia en cierta parte de la comunidad musical. Y la utilizo para expresar lo que creo que es la verdad y mantener la cordura política en medio de un aspirante a dictador que trata de apoderarse de nuestro país. Este tipo es una porquería y todos lo saben.
¿Todos? No sé, le han votado…
No sé cómo es posible que haya llegado tan lejos siendo un completo imbécil, un idiota. Lo único que puedo decir es que muchos más estadounidenses de los que pensaba tienen muy poca educación. Ese es el verdadero problema. El problema no es Trump en sí, sino la gente que es demasiado tonta para darse cuenta de eso. Creo que debería haber un test de coeficiente intelectual para votar, al igual que para conducir, por ejemplo. ¿Por qué no deberías tener que aprobar unexamen para votar por el presidente?