Este jueves regresa a Barakaldo Antzokia el ciclo 360º con un recital de la joven cantante de jazz Irati Bilbao, que presentará su segundo disco, Bloom (Errabal), un álbum en el que alterna estándares del género con composiciones propias, un bolero y una versión en euskera de su admirado Imanol. Bilbao actuará en formación de cuarteto junto a Mikel Núñez al piano, Fran Serrano al contrabajo y Aitor Bravo a la batería. “Asumo la imperfección de grabar todos juntos porque el resultado es más fresco y vivo”, explica la vocalista.
Han pasado cuatro años desde el debut. Mucho ¿no?
-Es verdad que puede parecerlo, pero han pasado muchas cosas. El otro salió con la pandemia y pasó un año hasta que pudimos presentarlo en directo, problemas incluidos de lejanía con los músicos con los que había grabado. Después, he ido asentando mi proyecto, ya que debuté siendo una estudiante de conservatorio y sin ambición alguna. He ido creciendo, teniendo conciertos más numerosos y grandes poco a poco. El mío no ha sido un boom, sino de una evolución más lenta. Ahora tengo un equipo de músico inspiradores que me han dado las ganas de retomar la grabación.
¿Cómo se recibió ese primer disco, el que le dio a conocer?
-Muy bien, y también los conciertos. Ahora ya no tengo nervios, mi música es de todos. Con el primero es cierto que no sentí presión debido a mi falta de ambición y sin tener claro lo que iba a grabar. Con este segundo ya hay precedentes y se comparará y mirará hacia atrás, por eso no estoy nerviosa pero sí le he dado muchas vuelta a este segundo disco y tratar de que todo saliera bien (risas).
El segundo disco suele ser el del asentamiento o el del batacazo.
-Soy optimista con mi proyecto personal y creo que tras ese bache del cambio de músicos, estoy a gusto con estos compañeros con los que necesito trabajar y que me aportan. Soy un ser social aunque sea líder de un proyecto que ahora incluye a Juan Serrrano y Mikel Núñez, junto a Aitor Bravo, que continúa. Estoy muy a gusto en los ensayos y conciertos, cada vez más fuera de Euskadi. Estamos motivados e ilusionados.
¿Es una líder que deja expresarse a los músicos a la hora de sumar?
-Yo compongo para mí, así que las letras, la composiciones, las ideas y las músicas son mías, pero ellos reaccionan positivamente en los ensayos, lo que genera una energía muy positiva. Esto va para largo porque me gusta compartir y no llevar todo decidido al ensayo. Me gusta que aporten ideas y siempre estoy dispuesta a escuchar; de hecho, en el disco y el directo se ven reflejadas en los finales de los temas, en los solos, en los grooves de batería… Y estoy súper orgullosa, ya que así trabajamos mejor juntos, escuchando nuestras voces diferentes. Estoy con gente muy creativa que me propone muchas cosas… a las que no siempre digo que sí (risas). El resultado final suele superar mis expectativas iniciales.
¿Cómo realizó la grabación del álbum?
-Se realizó en los estudios Mecca de Oiartzun, el mismo que el debut. Me encanta y está preparado para grabar todos en directo, un método habitual en el jazz, una música muy viva y con mucha comunicación entre los músicos. Estar en la misma sala, vernos y comunicarnos de forma directa hace que lo que toquemos esté muy vivo y sea muy directo. Es cierto que así te expones más a las imperfecciones que si lo haces uno por uno y perfeccionando capas, como en el pop y el rock, pero de momento asumo y prefiero esa imperfección porque el resultado es más auténtico, fresco y bonito.
Sería un proceso muy rápido, imagino.
-Grabamos todo en día y medio, ya que íbamos muy preparados para que todo fuera rodado. Está mi formato de cuarteto, pero se han sumado músicos como Álvaro Zarzuela al trombón y arreglos de viento, Xabier Areola y Haizea Martiartu. Las colaboraciones me hicieron mucha ilusión.
Sigue fiel al jazz vocal más clásico, pero sí se advierte cierta evolución.
-Sigo esa estela, sí, cantando swing y estándares clásicos como I Fall in Love Too Easily y Devil May Care, porque es un lenguaje en el que me siento cómoda y, además, siguen siendo grandes canciones, pero el disco aporta un lado más personal, ya que incluye cuatro composiciones propias. Hay más de mí en este disco, no solo arreglos, sino composiciones completas, incluidas armonías y letras. Da algo más de vértigo… (risas).
¿Por la exposición?
-Claro, no es lo mismo si le cantas a Cole Porter. Veo muy honesto cantar mis canciones, solo hay que atreverse.
Incluye también dos versiones.
-Sí, hay un bolero de Marta Valdés, ¿Hacia dónde?, para el que escribí una introducción cantada a capela, y el famoso Mendian gora, que cierra el disco y lo concluye en euskera. Imanol es un artista muy querido en mi familia y llegamos a conocerlo. Fue mi primer fenómeno fan, era mi ídolo, crecí con él y con sus canciones, que fueron la banda sonora de mi infancia.
¿Por qué eligió ‘Mendian gora’?
-Empecé a cantarla en directo, en los bises, para cerrar los conciertos, sobre todo fuera de Euskadi. Me apetecía cerrar con esa guinda, cantando en mi idioma natal y llevar el euskera fuera de nuestras fronteras. Al final, vi que la gente, entendiera su bella letra o no, fuera en Elorrio o en León, se emocionaba mucho, no solo yo, así que decidí grabarla en el último momento. No era mi plan inicial, la verdad. Ahora me hace mucha ilusión tenerla ahí.
En los directos apuesta por la formación de cuarteto.
-Sí, batería, contrabajo, piano y yo. Los colaboradores de instrumento de vientos vendrán solo a los conciertos más grandes o especiales, ya que es muy difícil moverse con tanta gente por logística. Además, tienen muchos proyectos, están en muchos saraos y viven lejos, en Segovia y Barcelona. No va a ser fácil.
¿Sueña con vivir de cantar, de sus discos y conciertos?
-Sí, claro, me encantaría que mi único trabajo fuera estudiar, componer, ensayar, grabar, viajar y tocar, pero realmente es casi imposible que ocurra. Pocas personas tienen esa suerte. El jazz es una música minoritaria ahora. Quizás si estuviéramos en 1935… (risas). Pero tenemos nuestro espacio y me consuelo con llegar a la gente y que le guste lo que hago. Me llena de ilusión que alguien que no me conoce a mí o al jazz escuche una de mis canciones o lea una entrevista y les haga acercarse y abrir esa puerta. Eso me llena mucho.