Antonio de Guezala representó en el Bilbao de los años 20 la modernidad más absoluta. La puerta giratoria, también conocida como el Retrato de Begoña de la Sota, recoge el momento en que la mujer retratada hace su entrada en el Hotel Carlton de Bilbao dispuesta a actuar en una función de baile, en 1927. Seguramente, Guezala (Bilbao, 1889-1956) la vería entrar desde el hall del hotel, inspirando este lienzo inusual, casi abstracto, dentro de la pintura vasca del periodo de entreguerras. 

El cuadro ocupa un lugar de honor en el Bellas Artes de Bilbao, que cuenta en su colección con algunas de las obras más significativas del pintor bilbaino. Ahora, el museo ha adquirido 42 obras de Antonio de Guezala y recibe la donación de 7.400 objetos del pintor, pertenecientes a la familia del artista, lo que le convierte en el centro de referencia para la conservación e investigación de la obra del pintor. El conjunto procede de un nieto y dos biznietos, quienes, a su vez, lo recibieron intacto de la hija del pintor, Julia Guezala Guinea.

Entre los 7.400 objetos, se encuentran pinturas y dibujos, diseños para ilustraciones de libros y revistas, carteles, bocetos para decoraciones y escenografías, obra gráfica, muebles, así como una parte de su biblioteca personal. La mayor parte de estos objetos ha llegado como donación de sus herederos, otras diez obras de Guezala y otros autores del siglo XIX y comienzos del XX como depósito. Entre las obras compradas, están Eloisa Guinea de Guezala (1922), un retrato de su primera mujer que fue modelo habitual del artista, y Choque de tranvías en El Arenal (1922), una escena en la que Guezala retrata el dinamismo de aquel Bilbao de hace un siglo. Las adquisiciones, con un valor de casi un millón de euros, han sido posibles gracias a la aportación de los Amigos del Museo y a la colaboración de la Fundación BBK.

Exposición

El público puede ver una importante parte del fondo y otras obras del creador bilbaino en una magnífica exposición, comisariada por Miriam Alzuri, que “da cuenta de la personalidad de Guezala, un artista comprometido con la modernidad y con las instituciones y eventos artísticos de su época”, según ha explicado el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, que ostenta este año la presidencia del Patronato de la Fundación del Bellas Artes. “La obra de Guezala abarca numerosos campos de la creación pero, además su participación en las juntas de patronato de los museos de Bellas Artes, Arte moderno, Arqueológico y de Reproducciones de Bilbao demuestra su formidable compromiso con el arte y la cultura”, en opinión del alcalde. Aburto ha agradecido además a la familia de Guezala la importante donación de “un legado que han sabido custodiar durante décadas y ahora entra a formar parte de la colección del museo para ser compartido con la sociedad”. 

Junto a Aburto se encontraba también en la presentación el director del Bellas Artes, Miguel Zugaza, la conservadora de Arte Moderno y Contemporáneo Miriam Alzuri, el biznieto de Antonio de Guezala, Oier Aranzabal Guezala, la directora de Obra Social BBK, Nora Sarasola. Para su biznieto, este importante fondo que se incopora al Bellas Artes, no son solo obras, es un álbum familiar que nos ha acompañado siempre. Son nuestra amama, nuestra bisabuela... pero somos conscientes de que además de ser un álbum familiar, es el de un pueblo, de Bilbao, del País vasco de comienzos de siglo. Creemos que es muy importante transmitirlo como nos lo han trasmitido a nosotros. En ese sentido, sentimos una responsabilidad también sobre la generación de mi bisabuelo y sobre la asociación de artistas vascos, que tras la guerra desapareció”. 

Comenta su biznieto que Antonio Guezala no pintaba para vender, “no lo necesitaba. A la vuelta del exilio ya dejó de pintar, solo hizo un retrato, que está en Suiza y que es el retrato de la tía Valentina, la hermanan gemela de mi amama”.

Pintor y promotor de la vida cultural cultural

La exposición, que se puede ver en la actualidad en el museo, bajo el título de Entreacto, analiza el contexto sociocultural que conoció Guezala durante los años de existencia del Museo de Arte Moderno de Bilbao, de 1924 a 1945. Como artista e impulsor de numerosas iniciativas, Guezala fue uno de los promotores de la vida cultural del Bilbao, participó en 1911 en la fundación de la Asociación de Artistas Vascos y, más tarde, formó parte de las juntas de Patronato de los museos de Bellas Artes y Arte Moderno de la ciudad.

El Museo de Bellas Artes de Bilbao presentó entre diciembre de 1991 y enero de 1992 la más importante exposición dedicada hasta ahora a Antonio de Guezala. Este interés por el artista también se traduce en el notable conjunto de obras conservadas en la colección, entre las que, junto con carteles, otros trabajos gráficos y fotografías familiares, sobresale la pintura más icónica en la producción del artista y en el arte español anterior a la Guerra Civil: La puerta giratoria o Retrato de Begoña de la Sota (1927). La acompañan Concha (1915), Noche de artistas en Ibaigane (1927) y los dos lienzos titulados Eresoinka, fechados en 1939. Guezala estuvo muy unido a esta agrupación cultural, compuesta por 110 artistas vascos en el exilio. Gracias a su pasión por la filatelia ayudó a sufragar algunos viajes de Eresoinka. Como coleccionista reunió más de cuatro mil sellos y materiales filatélicos, que fueron su principal ocupación en los años finales de su vida.

Según ha explicado Miriam Alzuri, sus trabajos que muestran su afán experimental y la extensa labor como diseñador gráfico, que abarcó multitud de técnicas y soportes. Como ejemplo, el Libro de autógrafos de Eloísa Guinea de Guezala -que quedó sin cometido con la muerte de su primera esposa, pero que incluye un interesante Autorretrato fechado en 1916- o la Caricatura de Pedro Mourlane Michelena (1916) y el Figurín bailarina de Cakewalk (1927).

En el conjunto destacan varios autorretratos, los bocetos originales para el cartel de la exposición en Madrid de la Asociación de Artistas Vascos en el Palacio del Retiro (1915); una ilustración original para la novela Ardi Galdua (1918) de Resurrección Mª de Azkue o el diseño de la portada del primer número de la revista Arte Vasco. Otras piezas destacables son los bocetos para el cartel de las corridas de toros de 1932 o para la decoración de la desaparecida Casa del Huérfano del Miliciano (1936).

La donación incorpora también 2.089 ex libris, entre los que se incluyen prácticamente todos los que realizó Guezala y un grupo de otros autores, catalanes, vascos y europeos. Además de cuadernos de bocetos, álbumes de fotografías familiares y unos quinientos libros de la biblioteca de Guezala, junto con los muebles originales diseñados por el propio artista.