Asier Sanz sigue acumulando reconocimientos en su dilatada trayectoria como dibujante. El autor, junto a Javier Gamboa, de la viñeta que, diariamente, bajo la firma de Asier y Javier, nos trae una visión singular de la actualidad en la página 3 de DEIA acaba de ser premiado por partida doble en el Salón Internacional de Humor de Caratinga (Brasil). En este certamen, uno de los más prestigioso del continente americano y en el que se han presentado 1.254 obras procedentes de 48 países, ha recibido sendas menciones de honor en las categorías de tira y caricatura libre.

“Es un alegrón y, al mismo tiempo, un premio de estos da prestigio”, reconoce Sanz, que con este doblete alcanza ya los 22 premios a nivel internacional, tres de ellos en otros eventos de Brasil. “Empecé a presentarme a festivales de humor hace diez años, cuando nació mi hija, con la buena suerte de que me están galardonando”, añade.

En Caratinga, Asier sorprendió con un collage con alimentos para realizar una caricatura del presidente de Brasil, Lula da Silva. “A veces lo raro también está premiado. Me gusta lo que sea diferente, que sorprenda al público”, apunta. Esta técnica del collage con comida, que según él mismo desvela surgió como un juego en los desayunos con su hija, le ha dado grandes alegrías. Destaca la caricatura de Donald Trump hecha con productos como banana, chorizo y mortadela. Un trabajo que se hizo viral mundialmente y que llegó a exponerse en el Museo del Diseño de Londres.

La tira sobre el diálogo que fueron premiadas. EDRA

En la categoría de tiras, en la que el tema establecido era el diálogo, el dibujante bilbaino abordó la cuestión desde la perspectiva de la pareja sin utilizar texto alguno: “Es la magia del humor, hacer algo sin palabras y poder comunicarte con alguien de cualquier parte del mundo”.

Para hacer estas obras, Sanz se toma su tiempo, algo que normalmente no lo permiten las urgencias de la tira periodística. “Me gusta buscar esa lentitud en el proceso, porque al final sale algo bueno. En todos los premios a los que me he presentado, aunque no haya ganado nada, he tenido la satisfacción de haber hecho un gran trabajo”, comenta que empezó a publicar sus viñetas en DEIA hace más de tres décadas, “con 20 añitos” y que sigue al pie del cañón. “Es mi pasión, no sé que haría si no fuera dibujante”, concluye.