Koldo Anasagasti ya está jubilado, pero no inactivo. Después de haber pasado por la dirección de Eitb, dedica su tiempo a escribir, en esta ocasión sobre la Guerra Civil en Euskadi. Con Aunque silben balas te escribiré, pretende dar a conocer el conflicto a una generación que suspende en Memoria Histórica. 

Casi noventa años después, la literatura, el cine o el teatro continúan recogiendo la crudeza de la Guerra Civil. ¿Por qué? 

Porque existen guerras en el mundo, es una constante. Y creo que la nuestra ha sido muy conocida por aquellos que desgraciadamente la sufrieron. Por nosotros, sus hijos y sus nietos, algo menos. Y por las nuevas generaciones muy poco. Han tenido menos acceso a esa información. Por un lado, porque ha primado el silencio y muchos de los que la vivieron no han querido hablar y, por otro, porque con el pasar de los años se ha diluido el interés. A mí me ha parecido interesante centrarme en la Guerra Civil a través de cuatro relatos ficcionados. Es decir, lo que cuento ha sucedido realmente, pero los personajes son producto de mi propia imaginación.  

Ha escogido cuatro relatos específicos. ¿Cómo accedió a ellos? ¿Y por qué éstos y no otros? 

Cuando hice un viaje familiar a Iparralde y a otras poblaciones francesas, se me ocurrió ir al campo de concentración de Gurs. A la vuelta empecé un libro sobre la evolución del propio campo de concentración, en el que se recluyó a muchos gudaris. La mayoría habían estado luchando en Catalunya. Cuando los franquistas la conquistan, muchos cruzan los Pirineos y acaban en campos de concentración franceses, entre ellos el que protagoniza uno de los relatos del libro. Yo quería contar todas sus peripecias, pero tampoco me apetecía centrarme solamente en eso. Entonces, se me ocurrió hacer un relato epistolar entre él y su novia, una maestra de Berango a la que no le dejaban ejercer y sobrevivía gracias a los animales y a la huerta del baserri. Así, el gudari le cuenta las cosas que pasan en el campo y ella lo que sucede en el interior. Y es que siempre recordamos lo que les pasó a los exiliados, pero la gente que se quedó aquí también sufrió muchísimo. Después de escribir esa primera historia surgieron las demás. 

¿Qué parte del conflicto pretenden reflejar cada uno?

La primera refleja el sufrimiento de una persona recluida, que además esta lejos de su novia. El segundo cristaliza el arrojo de los jóvenes deportistas que participaron en la Olimpiada Popular de Barcelona de 1936. Muchos se quedaron en Catalunya o se fueron a otros lugares para luchar por la República. Hay otra historia que se centra en la Batalla de Saibigain, donde murió un importante comandante del ejército vasco, y cuenta la lucha de un padre por esclarecer la muerte de su hijo, porque cree que no ha sido producto de un disparo enemigo. Por último, Solo soy una enfermera relata cómo el novio de una enfermera rescata a un franquista de una muerte segura y las consecuencias que tiene ese acto en su vida posterior, a lo largo de la guerra. 

Por último, ¿pretende con este libro realizar un ejercicio de memoria histórica? 

Simplemente me he dejado llevar por mis apetencias. Eso sí, creo que la gente joven tiene que conocer la historia para que no se repita.