A escasas horas de que se levante el telón de la gira de Izaro Andrés, este martes, 2 de enero de 2024, en Bilbao, en Euskalduna Jauregia, la cantante vizcaina residente en Donostia repite constantemente la palabra conexión. Ese es el objetivo de Izaro, “conectar en abundancia” con sus seguidores. De momento, ya ha logrado agotar las primeras fechas vascas de su gira tras el paso exitoso de su último disco, Cerodenero, por Durangoko Azoka, refrendado posteriormente por buenas ventas del álbum en todo el Estado. “Intentaremos volar emocionalmente en esta gira”, explica la compositora y cantante a DEIA entre risas.

Tal y como se preveía tras los resultados en Durangoko Azoka, cerodenero, el nuevo disco de Izaro, se ha convertido en uno de los más vendidos en el mes de diciembre. El álbum, en el que la cantante se abre a la electrónica, se situó en la cuarta posición en la lista de ventas estatales en la primera semana de su publicación, y agotó las 7.000 entradas de los conciertos vascos de su gira, en Bilbao, Donostia y Vitoria–Gasteiz. Solo Malú y El Último de la Fila se situaron por delante de la de Mallabia, que se adelantó en aquellos discos a las ventas de Bad Bunny y Taylor Swift.

Bilbao acoge hoy el arranque de la gira de Izaro, a partir de las 20.00 horas, y no puede arrancar mejor, ya que se han agotado las 7.000 entradas correspondientes a los conciertos de Euskalduna, los dos del Kursaal donostiarra (este miércoles y jueves) y el Teatro Principal de Vitoria–Gasteiz (el sábado 3 de febrero). “Es una locura, una pasada poder llenar estos auditorios”, reflexiona la joven cantante, cuya gira tiene paradas también en Las Palmas, Pozuelo de Alarcón, Hazparne, Barcelona, Sevilla, Azpeitia, Iruñea, Santander, Donibane Lohizune…

“Nos daremos otra vez bastante caña en la carretera, pero lo que quiero con este disco es poder recibir la conexión del público. Hacerlo de manera profunda y poder tocar el máximo posible, ver a la mayor cantidad de gente, y hacerlo no solo aquí, sino también en el Estado. Quiero conectar en abundancia”, explica Izaro, que contará para estos conciertos de 2024 con su banda habitual –comandada por Iker Lauroba– a excepción de un cambio de su batería, David Gorospe, que ha sido aita. “La carretera es incompatible para él en estos momento”, aclara.

Trabajo arduo

La gira de Izaro tiene como fin la presentación de su último y quinto disco, Cerodenero, en el que su repertorio amplía su sonoridad del pop, el folk y los guiños latinos habituales a una novedosa orientación electrónica, perceptible en canciones como Zero, x eta besteak o Campamento base. “Va a ser complicado trasladar al directo un álbum tan ecléctico. Mi técnico de sonido me odia porque las sonoridades son muy diferentes (risas). Intentaremos mostrar ese viaje y el recorrido de las canciones, para que la gente suba la montaña, respiremos arriba y bajemos curaditas”, avanza Izaro.

La cantante vizcaina tocó el cielo –casi literalmente– en la clausura de la gira de su disco anterior, Limones de invierno, en mayo de 2022, cuando abarrotó el Velódromo de Anoeta donostiarra y llegó a sobrevolar el escenario, cantando a varios metros de altura. En esta gira ya “avanzo que no voy a volar físicamente, pero sí intentaremos hacerlo emocionalmente”, responde entre risas al ser cuestionada por sus próximos conciertos.

Sana y feliz

“Ahora estoy bien, pero he tenido que parar un año completo. Solo trabajaba, llegué a no tener vida personal”, reconoce Izaro, que cumplió 30 años el pasado domingo, 31 de diciembre. Celebra la efeméride con el regreso a los escenarios para presentar un álbum que fue “como subir una montaña, un viaje desde la rabia y la tristeza hasta la sanación”, explica.

Y es que desde su debut, Om, en 2016, Izaro no ha parado. “Sí, peté. Me pasé de rosca en cansancio tras la pandemia y con los discos Limones de invierno y Limones de oro. Se alargó mucho la temporada de ambos y se nos acabaron acumulando cosas que igual tenía que haber revisado antes respecto a la fama y cierta exposición. Y sobre el no parar de trabajar”, reconoce.

El cansancio se tradujo en tristeza y tuvo que tomarse un año sabático, redes sociales incluidas, para renacer con sus nuevas canciones. “Es ahora cuando sí estoy mejor. La canción x eta besteak marcó un antes y un después al hablar de los traumas que viví con mi exposición masiva”, contesta la vocalista, para quien cerodenero “es una expedición de alta montaña, ya que lo inicié con rabia y tristeza, pero habla de viaje, reflexión y sanación final”.