El vizcaino Aimar, cantante de Dientes de Luna, debuta en solitarioBaga Biga
“Me he tatuado en tinta rock´n´roll… soy carne de cañón”, canta el gernikarra Aimar Cid, vocalista del grupo rockero Dientes de Luna, en una de las canciones de su debut en solitario, un álbum titulado Confesiones de un amor abstracto (Baga Biga) y editado en formato disco–libro que marida canciones y poemas.
Aimar es el nombre artístico del proyecto individual de un tipo que rehuyó del fútbol profesional y que combina su trabajo como docente y educador con el micrófono del sexteto gernikarra Dientes de luna, con quien ha grabado cinco discos, de su debut, Más vale tarde (2015), a una continuidad titulada Atmósfera y su último álbum, Medusa, publicado hace dos años, con un repertorio que combina el euskera y el castellano.
El primer trabajo de Aimar, Confesiones de un amor abstracto, grabado íntegramente en castellano, se edita en formato libro-disco en el que van intercalados audios poéticos. Las líneas poéticas son los temas pares del disco y las largas poesías cantadas, los impares. Cantante, cantautor, poeta, músico y productor, Aimar ha grabado y producido el repertorio junto al también músico y productor vizcaino Jagoba Ormaetxe.
Aimar, que jugó a fútbol en el Bilbao Athletic y en el Gernika, no ha renegado del rock de su grupo madre, que confirma que seguirá en activo a pesar de su debut en solitario, que recuerda al ‘capricho’ de Fito Cabrales cuando debutó con Fitipaldis aún con Platero y Tú sobre los escenarios, ya que comparte el deseo de editar “canciones más íntimas” que las grabadas junto a Dientes de Luna sin llegar a renegar del rock en absoluto.
Voz rasgada
El repertorio de Confesiones de un amor abstracto baja las revoluciones del grupo principal de Aimar, pero están marcadas por su aliento rockero y su voz rasgada. Sus letras se muestran “transparentes” y se centran en “relaciones, amores, alegrías, vivencias, ilusiones que se desilusionan, pasiones que se desesperan, fantasías con trajes de esperanza o desnudos integrales”.
Disco íntimo y personal, destacan en él la semi-balada electroacústica No soy de nadie; el tema Amotina, que alude a Platón y le hace un guiño a Fito y a Mark Knopfler en las guitarras, o Amor abstracto, con su arranque lento y baladístico que luego se torna más rápido y rockero. El disco, con sus poemas intercalados, incluye también la canción de amor Los viernes de una a tres, la más pop, accesible y bailable del repertorio, Me equivoqué, con sus sintetizadores ochenteros, y Se me olvidó decir te quiero, un tema que se inicia prácticamente a capella y que concluye como un rock rápido y desgarrador con guiño a Rulo, ex del grupo La Fuga.
Letra
Si dolió mereció la pena
Si costó fue buena señal
Se me olvidó decir te quiero
Pero no disimular
Hubo un tiempo que me conformé con respirar y ver pasar las lunas
Se fue la magia y la improvisación
Se convirtió en testigo
Anhelo cada tictac del segundero
Encarcelado que no hice revolución.
Al ras del suelo tropecé más que en alturas
Ahora que soy del todo casi todo lo que digo
No volveré a hacer follar rimas que no tengan que ver nada conmigo
Nooo
Vagueé en el sur por no pisar el norte
Fumé salud por no esnifar la muerte
Negué el querer ni quise que me quisieran
Soy yo el remedio, fui yo el problema