"Ernest tiene el sueño de crear un hogar de verdad, el que no pudo crear cuando era niño". Con esta premisa parte el libro Una casa de verdad, de la basauritarra Ianire Doistua, en la que es su primera incursión en la novela. Y las primera críticas no han podido ser mejores lo que para la joven es una gran satisfacción. "Están comentando que no parece una primera novela, pero la he reescrito tantas veces que en realidad es como si no fuera una primera novela", cuenta. La respuesta del público ha sido espectacular, no en vano "la primera edición se ha agotado rapidísimo. Motiva mucho".

Una casa de verdad, editada por Tres Hermanas, ha llegado al gran público como proyecto final del Máster de Narrativa en la Escuela de Escritores que realizó Ianire Doistua. A través de sus páginas cuenta cómo "vive un hombre el empoderamiento de las mujeres de su alrededor". "Al mismo tiempo, trata de cómo los deseos se pueden convertir en obsesiones y de cómo la memoria resignifica nuestro pasado, de cómo a veces damos por reales algunos recuerdos que en realidad son solo interpretaciones", explica la escritora quien añade que también intenta clarificar "cómo en ocasiones terminamos repitiendo justo aquellos patrones familiares que menos nos gustan". Otro de los ejes es "cómo a veces nos definimos más por nuestras ausencias que por lo presente: por aquello que hemos perdido, por lo que nunca hemos tenido o, incluso, por lo que deseamos". Una novela con la que pensar y disfrutar.

Se considera una "mujer muy inquieta", quizá por ello de pequeña quería "ser aviadora" hasta que la profesora de Literatura le sugirió la carrera de Filología Hispánica que comenzó y que algún día espera terminar. Esa inquietud natural le llevó a Publicidad "porque me llamaba crear historia, jugar con las palabras, el tener que contar una historia en 20 segundos". Sin embargo, no son segundos los que dedicó a crear Una casa de verdad. "Empecé a concebirla en 2014, el primer borrador en 2015. La dejaba, la retomaba. Entre escritura y escritura necesito que los textos duerman, para tener menos dolor a la hora de eliminar", comenta la basauritarra quien confió en el consejo de "amigos" para lograr crear "la mejor novela que pudiera ser capaz de escribir". Y, a tenor, de las buenas críticas lo ha conseguido.

Lectora ávida que siempre está "con el lápiz" en la mano, que escribe "por divertirme, indagar y comprender", tuvo su primera incursión con la edición de textos a través de Pan con aceite y miel. Ese relato se gestó a raíz "de la muerte del bisabuelo de mi hija cuando esta tenía tres años y quería acompañarla en el proceso. Estuve investigando sobre cómo tratar el tema con una niña tan pequeña y le dije: voy a escribirle el cuento. Una amiga se ofreció a ilustrarlo". En principio ese texto quedó para uso familiar o con amigos pero llegó la pandemia y "pensamos que podía ayudar a otras familias y dimos el paso de publicarlo". Y, aunque podrían haber obtenido un beneficio económico decidieron "donar los derechos de autor a una fundación infantil que trabaja con familias en riesgo de exclusión social".

Ahora se encuentra inmersa en recopilar en un libro sus relatos en los que teje "las relaciones familiares desde distintos puntos de vista y distintos tipos de familia", aunque en esta ocasión lo hace "desde el punto de vista femenino". Pero antes, el 9 de diciembre tiene una cita en la Librería Cámara de Bilbao, a las 20.00 horas, cuando Txani Rodríguez, premio Euskadi de Literatura, presentará su libro Una casa de verdad.