La banda de punk-rock instrumental Toundra regresa a Euskadi con tres citas en los próximos días: el sábado en Arrasate (Amaia Antzokia), el domingo en Bilbao (Teatro Arriaga) y el lunes en Donostia (Victoria Eugenia). Lo hacen, además, acompañados por el expresionismo alemán, ya que sus actuaciones contarán con la proyección del clásico filme de Robert Wiene.

Da la sensación de que la música de Toundra estaba hecha para una película como esta.

- Pues la idea no fue nuestra. Se dieron cuenta de que nuestra música era perfecta para esta película, así que nos propusieron hacerla para un único show. Fue tan especial y tan enriquecedor que decidimos no hacer solo más conciertos, sino grabar un disco y girar con él al menos un poquito. Para nosotros es como un capítulo aparte de lo que solemos hacer y que necesitamos.

Imagino que también es una oportunidad para que gente que no les conoce pero quiere ver la película les descubra y, al revés, quien no les conozca acuda por el filme.

- Espero que todo el mundo que nos conozca, conozca la película (risas). Pero sí, hay un aliciente de ver esta simbiosis que es interesante, no solo para que gente que no nos conozca, sino para gente a la que no le interesa tanto nuestra música como para ir a un concierto de sala y sudar en él, pero sí para estar tranquilo. Por ejemplo, el pasado fin de semana en Gijón vi después de 20 años al que fue mi profesor de plástica, que ya me había hablado de Caligari cuando tenía quince años. Esa persona nunca había venido a un concierto de Toundra y ahora lo ha hecho.

Es un formato que invita a tocar en otros lugares especiales como puede ser el Victoria Eugenia de Donostia.

- Sí. Los lugares son diferentes porque es un tipo de concierto diferente, pero hay público que es común y otro que no. Es interesante como banda que, después de quince años, no nos quedemos estancados en un ejercicio de estilo, sino intentar hacer nuestra humilde discografía de la forma más libre posible, que es lo más complicado de hacer.

A la hora de componer, ¿ha sido un trabajo muy diferente al que suelen realizar?

- Evidentemente, el proceso fue diferente, pero hay elementos comunes porque tú como músico tienes unos recursos que conoces. Ha sido muy inspirador juntar nuestra música con estas imágenes tan poderosas que hace que las canciones surjan solas. Creemos que todo el imaginario que se genera en el doctor Caligari casa muy bien con la música que hacemos. Pero, por otro lado, más importante que el nivel artístico fuese inspirador, es que a nivel de mensaje fue muy motivador. Toda la tensión que creamos no es solo por las imágenes, es por el mensaje de alerta frente a las ideologías que se generaron en el periodo de entreguerras y de cómo 100 años después estábamos creando una música para esa obra de arte con el mismo resurgimiento de esas ideas criminales.

A ese respecto, ¿se puede entender el disco sin la película?

- No. Es una música creada por y para la película, no son unas divagaciones o unas improvisaciones. Se creó en todo momento viendo la película. Ni sé las veces que la hemos visto. De hecho, es imposible ensayarla sin verla. Las imágenes nos dan señales para nuestra interpretación.

Ha comentado la inspiración de la propia película pero, ¿ha habido otra fuera, quizás en bandas sonoras?

- La banda sonora y la música clásica es algo que en los últimos años ha ido cobrando mucho peso en nuestra inspiración. Eso no significa otra cosa más que nos hacemos mayores (risas). El último disco que me he comprado ha sido una sinfónica de Beethoven... Cuando entramos en la etapa de componer un disco de Toundra, el consumo de música clásica aparece de nuevo con bastante fuerza. Recurrir a los clásicos es algo muy necesario si escribes música.

¿Es este espectáculo una respuesta a no haber hecho la tan ansiada banda sonora que querían?

- Como nadie nos ha llamado para hacerla, hemos tenido que coger una película antigua (risas). Nos han pedido un montón de veces música nuestra para ambientar imágenes, pero nunca nos han dicho para hacer algo que nos habría gustado mucho hacer.

A la espera de que llegue esa oportunidad, ya están ultimando el que será su siguiente disco, 'Hex', que presentarán a partir de enero.

- Sí. De hecho, estamos ya compatibilizando las dos facetas, la de la gira de presentación de un disco con la de salida de otro. El momento actual es como volver la vista a quince años. Cualquier músico que haya vivido como su sustento la programación de conciertos y no haya podido tocar en ningún lado por la pandemia, ha vuelto a cuando no podía hacerlo porque nadie le quería. Los músicos somos un gremio en continua crisis, si no es por el CD es por la económica y si no por la del coronavirus.

¿Influirá algo este último trabajo en el tono?

- Nosotros diferenciamos muy bien los discos de rock and roll y los otros trabajos que hacemos. Ahora vamos a por el sexto de rock and roll y por ese se llama Hex, de seis.

¿Cómo ve la actual situación del rock and roll y del punk?

- Creo que la música de guitarras pasa por una época muy mala desde hace cuatro o cinco años y es algo normal. No sabemos si la digitalización total significa la muerte tal y como la conocemos, tal y como la electricidad lo hizo en su día. No sé si habrá vuelta atrás y los grupos de guitarra han desaparecido para siempre, pero tampoco me extrañaría. Obedecería a otros ciclos que ha habido a lo largo de la historia de la música. Igual que Frank Sinatra decía que el rock era algo hecho por analfabetos y brutos, ¿a cuántos rockeros hemos visto decir eso del trap? Evidentemente, es algo que yo no comprendo y no comparto, pero entiendo que estamos recogiendo los avances tecnológicos igual que la guitarra eléctrica lo fue.

¿Cuesta que el público joven se interese por estos conciertos?

- No lo sé, pero sí veo que hay una desconexión. Con esta pandemia va a haber una crisis de público muy grande en la música de guitarras. A una persona de cierta edad ya, de más de 30, le va a costar volver a coger el hábito porque se ha acostumbrado a estar en casa tranquilo y seguramente con otra afición. Va a ser interesante a nivel sociológico, pero va a ser un drama a nivel cultural.