Bilbao - Sin atisbo de nostalgia, bien anclado en el presente y “con sed de futuro”. Así regresa el veterano Gari (Iñaki Ion Garitaonandia. Legazpi, 1963), antaño vocalista de Hertzainak e historia viva de la música euskaldun, en su décimo disco, Beste denbora batean, un trabajo autoeditado y sin apoyo de discográfica alguna. “El artista vasco está en una situación de desprotección total”, lamenta a DEIA el músico, que aboga por vivir y disfrutar de “las pequeñas cosas cotidianas”.
Grabado en los estudios El Tigre de Bilbao y Tio Pete, en Urduliz, Beste denbora batean confirma el camino abierto (introspectivo, experimental, contemporáneo y alejado del sonido del “Gari más previsible”) en su hermano mayor, Estutu, editado hace dos años. Y consolida el viaje junto al grupo Maldanbera, aunque la grabación se haya realizado con Borja Barrueta (percusiones), Gorka Benítez (saxo y flauta), Jon Agirrezabalaga (bajo, guitarras y teclado), Oier Aldekoa (piano) y Aitziber Omago (coros).
El apoyo técnico y en la producción de Agirrezabalaga (miembro de WAS, antes We Are Standard) ha revalorizado artísticamente a Gari que, sin dar la espalda al pop melancólico de su álbum predecesor, dice “haber abierto más el abanico” musical, dejando “entrar algo más de luz y alegría”, como prueba el ritmo groove de Jaioterria, el aliento pop del tema titular y Obsesioak, o la guitarra slide y los coros de Memoriaren apurrak.
“No es un disco alegre, es melancólico, aunque menos introspectivo que el anterior”, explica Gari. “Mis propios hijos, mi esposa y mi círculo de amigos más cercano me suelen decir que canto triste. Creo que la melancolía la traigo de serie”, reconoce sobre un disco que incluye una versión de Simples cosas, de Mercedes Sosa, la única en castellano del lote. “Como en Estutu, no solo he buscado trabajar el aspecto sonoro, sino buscar un hilo conductor. En este caso, puede ser dejar claro de dónde venimos, dónde estamos y adónde vamos”, explica a DEIA.
Gari ha adaptado musicalmente textos de Igor Elortza, Jon Benito, Mari Luz Esteban y Juan Luis Zabala en este álbum con canciones cuyos textos “se hacen preguntas y dejan abiertas las interpretaciones”, indica. “Es un disco que va sobre las pequeñas cosas, esas simples que pasan desapercibidas porque solemos poner el foco en la rutina diaria, en esa velocidad absurda que ha adquirido la sociedad ante cosas supuestamente maravillosas que suceden en los medios y en las redes sociales. Y nos hacen perder la percepción de las cosas pequeñas”, indica a este periódico.
“Esa es la idea de este disco, tanto en sus letras como en la música, girar sobre esos mundos donde nos encontramos día a día: vestir a nuestros hijos, prepararles el desayuno, llevarlos a ikastola, ir a trabajar? Son cosas que carecen de glamur pero que son las importantes, aunque a veces perdamos la perspectiva y nos quedemos con la piel; más con el continente que con el contenido”, apostilla.
A pesar de algunas letras que, como el propio título del CD, aluden claramente al pasado, a otros tiempos, Gari rechaza que haya nostalgia en estas ocho canciones porque “no me motiva”. La nostalgia “no me carga las pilas, solo me genera? nada, pocas cosas; lo que motiva es el día a día”, indica sobre un disco en el que canta “mirando el pasado con sed de futuro”.
Reivindicación Cuestionado por el hecho de que su décimo disco sea el primero sin apoyo de una discográfica, Gari aseguró a DEIA que “no es una pregunta que debas hacerme a mí”. El músico euskaldun indicó que “nunca he sentido trabas al hacer un disco porque contactaba con la discográfica cuando estaban casi terminados”, y adelantó que “sin cerrar puertas” a firmar con algún sello en el futuro, considera que “lo importante ahora es vivir esta experiencia y que el disco tenga cierto recorrido”.
Gari presentó Beste denbora batean en el Museo Bellas Artes de Bilbao, en el marco de la exposición antológica Después del 68. Arte y prácticas artísticas en el País Vasco. Rodeado de carátulas de discos vascos desde 1968 hasta la actualidad, reivindicó utilizar “el espacio público” de los museos porque “somos parte de ellos aunque, a menudo, nos veamos alejados”. El músico consideró necesario que “nuestro trabajo se vea prestigiado frente al de los de fuera porque hay mucho talento en el ámbito más cercano”. Gari exigió que “se ponga en valor el trabajo” realizado por los artistas vascos, y aseguró que “estamos en una situación de desprotección total; debería tenerse en cuenta y una conciencia clara de qué tenemos que hacer con eso que llamamos cultura”.
Conciertos El ex-Hertzainak se mostró deseoso de salir a la carretera y cantar “con el público cerca”, casi “desnudo como músico y artista”. En su opinión, siente el oficio “como si fuera un drogadicto al borde del abismo, ya que es el público el que me carga y me pone las pilas”. Ayer interpretó dos de sus nuevas canciones, Gogoratzen y Obsesioak, él solo, con el pie subido a una silla por “vez primera”, como cantaban George Brassens y Mikel Laboa. “Me gusta, sí”, reconoció antes de avanzar las primeras fechas de su gira invernal. Arrancará en Espaloia Kafe Antzokia, en Elgeta, el 29 de diciembre. En Donostia actuará en el Teatro Victoria Eugenia el 4 de enero, y en el Teatro Arriaga el 27 de febrero.