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Cuatro generaciones de artistas reinterpretan obras del Prado

El Bellas Artes de Bilbao exhibe 48 creaciones inspiradas en los grandes maestros de la pintura

Cuatro generaciones de artistas reinterpretan obras del Prado

bilbao - 24 artistas han tomado la galería 33 del Bellas Artes de Bilbao para mostrar su particular visión de las obras y la arquitectura del Museo del Prado, demostrando que el arte no tiene fecha de caducidad, sino que se retroalimenta. Hasta el 12 de enero, la pinacoteca acoge hasta 48 dibujos y grabados, pero también serigrafías, litografías, aguafuertes y collages de cuatro generaciones de creadores y creadoras de diferentes estilos y técnicas que fueron invitados en su momento a interpretar las grandes obras del museo madrileño.

La exposición fue presentada ayer por el director del museo bilbaino, Javier Viar, acompañado de la directora de la Fundación de Amigos del Prado, Nuria de Miguel; la comisaria adjunta, Inés Cobo, y la responsable de comunicación del patrocinador de la muestra, Japan Tobacco International. Según explicó De Miguel, la colección se inició en 1981 tras un ciclo de conferencias que reunió a doce reconocidos artistas contemporáneos, que debatieron sobre “qué era el Prado para ellos”. Posteriormente, se les pidió que expresaran su visión del Museo como ellos mejor lo podían hacer, a través de su arte. Como ejemplo, Andreu Alfaro revisó con finos trazos Las tres gracias, de Rubens, Gustavo Torner tradujo en aguafuertes los colores que le inspira El Prado, García Rodero inmortalizó a pasmados visitantes admirando obras del museo madrileño, mientras que Ramón Gaya aportó su particular idea de la también obra del genio sevillano El príncipe Baltasar Carlos. A ellos se sumaron Luis Gordillo, Miguel Barceló, Manuel Rivera, Albert Ràfols Casamada, Gerardo Rueda, Eduardo Chillida y Eduardo Arroyo.

Dado el éxito de esta primera colección, el Museo del Prado retomó el proyecto en 2007, bajo la dirección de Miguel Zugaza, coincidiendo con la ampliación de la pinacoteca madrileña. En esa ocasión fueron invitadas doce artistas, todas mujeres. “El mercado del arte ha cambiado y las mujeres ocupan un papel muy importante”, explica Nuria de Miguel, responsable de la Fundación de Amigos del Prado, que cuenta con el apoyo de más de 27.000 amigos.

A todas se les pidió también cuatro obras: Carmen Calvo tomó como interlocutor al Goya de los cartones para tapices en su reflexión sobre La maja y los embozados; Cristina García Rodero fotografió La Ofrenda a Flora, de Juan Van der Hamen, y una reflectografía de la Sagrada Familia, de Rafael; Isabel Baquedano dialogó con la Anunciación de Fra Angelico, mientras la donostiarra Cristina Iglesias eligió a Velázquez como interlocutor, en sus vistas de la Villa Medici.

Completaron la lista de creadoras Carmen Laffón, Eva Lootz, Blanca Muñoz, Ouka Lele, Isabel Quintanilla, Soledad Sevilla, Susana Solano y la más joven de la exposición, la bilbaina Naia del Castillo.

La exhibición que ahora acoge el Bellas Artes de Bilbao tiene su origen en estas dos exposiciones que estuvieron abiertas al público en el Museo del Prado y que se han fusionado para presentarse como un todo. 19 de los 24 artistas se han basado en obras concretas del Museo del Prado, con especial interés en la figura de Velázquez, la pintura española y el renacimiento italiano. El resto prefirió hacer una reflexión en torno a la calidad, la excelencia del museo y lo que significaban los espacios.

pasado y presente “Cada una de las obras es una visión de cómo el arte actual y del siglo XX está reflexionando sobre el pasado y qué es lo que un artista ve en el Museo del Prado. Es por ello, que la muestra que se puede ver en el Bellas Artes de Bilbao acoge piezas de cuatro generaciones de creadores, de distintos movimientos y tendencias que van desde la década de los años 30, la figuración de los 80 hasta los neoexpresionismos y los nuevos lenguajes artísticos como la performance o la fotografía digital”, explicó la comisaria adjunta, Inés Cobo.

En el enfrentamiento entre el arte tradicional y el contemporáneo “se ha dado la impresión de que la afirmación de una de las dos concepciones artísticas implicaba la negación de la otra. La perspectiva histórica permite comprender que es posible, y necesario, establecer el diálogo que el arte del pasado y el actual mantienen sucesivamente, convirtiéndose así en renovadas obras con cada nueva generación”, reflexionó el director de la pinacoteca bibaina, Javier Viar.