Adiós al artista generoso
Una amplia representación de la sociedad vasca despide al artista Nestor Basterretxea con una emotiva ceremonia civil celebrada en la iglesia de Zorroaga
Donostia - La iglesia de Zorroaga se quedó pequeña para acoger ayer a varias decenas de personas que asistieron a la ceremonia civil organizada para despedir a Nestor Basterretxea, fallecido el sábado a los 90 años de edad. En un acto que contó con música, danza, proyecciones y emotivos discursos, los hijos, nietos y allegados del artista estuvieron arropados por una amplísima representación de la sociedad vasca. Diversas personalidades del ámbito cultural y político quisieron honrar con su presencia a un creador a quien todos ensalzaron por su humanidad y, sobre todo, por su generosidad.
En los primeros bancos se sentaron los familiares y amigos del artista, y repartidos por la iglesia siguieron el acto el lehendakari Iñigo Urkullu y sus predecesores en el cargo, Juan José Ibarretxe y Carlos Garaikoetxea. Otros representantes institucionales que quisieron dar su último adiós al vizcaino fueron el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano; la consejera de Cultura, Cristina Uriarte; la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria; y la de las Juntas Generales de Gipuzkoa, Lohitzune Txarola. También estuvieron numerosos miembros de EA, fuerza política en la que militó Basterretxea, como el secretario general del partido, Pello Urizar; el diputado de Amaiur, Rafa Larreina; y la diputada guipuzcoana de Cultura, Ikerne Badiola, además de la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, y el de Sortu, Hasier Arraiz, entre muchos otros dirigentes.
Asistieron amigos y artistas como José Antonio Sistiaga, que militó con el fallecido en el grupo Gaur, o Ricardo Ugarte, además del cantante Gon-tzal Mendibil, el antropólogo Jesús Altuna, el profesor Pello Salaburu, el chef Juan Mari Arzak, el exfutbolista José Ángel Iribar, la exdirectora de Emakunde, Charo Arteaga, el responsable temporal de Donostia 2016, Xabi Paya, y el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Javier Viar.
La Ceremonia El acto comenzó sobre las 20.00 horas, cuando varios txistularis entraron en el templo haciendo sonar una bonita melodía. Después, Jon Maya bailó un aurresku sin acompañamiento musical, tras lo que se proyectó un audiovisual con imágenes de toda la vida de Basterretxea, con música de viola de gambe interpretada por Elena Martínez de Murguía. Tomó la palabra Joxean Muñoz, que no habló en calidad de viceconsejero vasco de Cultura, sino como amigo de la familia. No en vano, Muñoz fue socio en la empresa Tipula de uno de los hijos del artista, el también fallecido Txabi Basterretxea. En su discurso de ayer, se dirigió al homenajeado en euskera porque aunque él no lo hablaba, no habría entendido que la despedida se hiciera en otro idioma. Tras llorar su pérdida y glosar su generosidad, Muñoz recordó que la obra de Basterretxea “permanecerá siempre” y terminó prometiendo: “No te exiliarás jamás de nuestros corazones”.
Desde el coro de la iglesia, la cuadrilla que el artista tenía en Bermeo, su localidad natal, le dedicó una canción que finalizaba diciendo “Adio, Nestor maitia”, tras lo cual intervino Katrin Alberdi, conservadora de arte que en los últimos cinco años se ha encargado de inventariar y cuidar las numerosas obras que Basterretxea iba apilando en su caserío Idurmendieta de Hondarribia. Por ello, agradeció el “privilegio” de haber disfrutado de piezas desconocidas -“desde los primeros dibujos figurativos que hizo al inicio de su carrera a las últimas abstracciones”- y destacó su “incombustible capacidad creativa”. “En lo que yo tardaba en catalogar uno de sus trabajos él ya había hecho otros diez”, bromeó acerca de un artista que “cantaba cuando pintaba”. “Era síntoma de felicidad”, señaló.
El zuberotarra Jean Mixel Bedaxagar protagonizó una breve actuación musical, el curator y escritor Drew Hammond habló de la “generosidad natural” del fallecido, y el escritor Jose Angel Irigarai pronunció unas sentidas palabras antes de la actuación de Kukai Dantza Konpainia. Andoni Egaña entonó unos bertsos (“Agur artsita eta, batik bat, agur adiskide Nestor”) antes de que un nieto de Basterretxea leyera unas líneas escritas por su primo Telmo. “Si hoy nos hemos reunido tanta gente aquí es porque el aitona nunca ha sabido decir que no a nadie, siempre estuvo dispuesto a lo que fuera, por pequeño que fuera”, decía un texto que tampoco se olvidó de “la yaya”, Maria Isabel Irurzun, la mujer de Basterretxea, fallecida en mayo de este mismo año. “Todo lo que has creado nos protegerá”, dijeron Mikel y Mónica, hijos del artista, que aseguraron que su padre “solo se ha retirado a descansar”. Hacia el final de la ceremonia, otro nieto de Basterretxea dio las gracias en nombre de la familia por el apoyo recibido y mencionó a quienes habían participado en el homenaje, que concluyó con el Agur Jaunak. Los restos mortales del creador habían sido previamente incinerados en la intimidad y sus cenizas fueron aventadas en Bermeo y en el monte Jaizkibel.
Los asistentes Antes del acto, varios de los asistentes compartieron con los periodistas sus experiencias y opiniones sobre Basterretxea. Gontzal Mendibil, por ejemplo, destacó el “gran corazón” de “un maestro a la par de Chillida y Oteiza”, dos de sus compañeros en Gaur, mientras que Charo Arteaga recordó cómo el artista regaló a Emakunde un cuadro para que figurara en la portada de la revista del Instituto Vasco de la Mujer. El arqueólogo Xabier Peñalver recordó su compromiso con el colectivo Praileaitzen Lagunak y el sacerdote y crítico de arte Edorta Kortadi destacó su talento para unir tradición y modernidad en su arte. “Era un hombre de gran generosidad”, subrayó el exdirector de la revista Jakin, Joan Mari Torrealdai, que lo definió como un hombre “cercano e implicado” que tras el cierre de Egunkaria donó cuadros para obtener fondos con los que sufragar las costas judiciales del proceso.
El profesor y escritor Pello Salaburu también alabó su “generosidad” -de hecho, le hizo la portada de su libro Unibertsitatea gaur- y Javier Viar recordó la exposición antológica que el Bellas Artes de Bilbao le dedicó el año pasado dando “una imagen nueva, más versátil y moderna” de Basterretxea, “una persona singularmente encantadora y buena”.
Finalmente, el escultor Ricardo Ugarte recordó la “camaradería y complicidad” que tenía con él y con Jorge Oteiza. “Era un amigo entrañable y un creador de primera”, dijo Ugarte, cuya esposa, la escritora Julia Otxoa, dijo haber compartido “muchas risas y alegrías” con él: “Nos ha dejado una huella muy grande”.