donostia - El fotógrafo José Ronco nació en Ragama (Salamanca), en 1959, pero cuando prácticamente tenía un año de edad se mudó con su familia a Eibar, que en los últimos tiempos ha sido escenario de sus imágenes. Precisamente, la arquitectura industrial de la villa armera protagoniza la exposición Ciudad taller, que hasta el 13 de julio puede visitarse en el Photomuseum de Zarautz.

Parte del trabajo expuesto fue recogido hace 15 años en el libro Eibar, ciudad taller, que reunía instantáneas sobre el pasado industrial de Eibar. "El proyecto nació a raíz del cambio urbanístico que se avecinaba en los años 90. Me planteé fotografiar calles y edificios de la ciudad sabiendo que toda esa arquitectura industrial de los 50 iba a desaparecer", recuerda. Al ver que algunos edificios comenzaban a ser demolidos, decidió actuar "con mucha rapidez" para inmortalizar lugares como la Escuela de Armería y Alfa, o calles de barrios como Txonta y Matxaria, donde las viviendas conviven con los talleres.

Así, las imágenes de Ronco muestran fachadas de edificios abandonados, ventanales, portales, patios, balsas de agua en los tejados, puentes y otros elementos que forman una atractiva combinación de valor estético y documental. Como apunta la enciclopedia Auñamendi en alusión al trabajo del fotógrafo, "la superposición de edificios, la paranoia vertical y acumulativa de edificios producen un efecto plástico y estético, de juegos de líneas verticales frente a la sucesión de ventanas horizontales. (?) Este tipo de fotografías producen tristeza y nostalgia, a la vez que poseen un gran valor documental". "La ruina bombea memoria", dejó escrito, en ese sentido, el psicoanalista Gérard Wajcman, tal y como recuerda el arquitecto Fernando Golvano en el catálogo de la exposición.

Homenaje Para otorgar "prioridad" a la arquitectura y darle "una unión al conjunto", el autor evitó coches y personas en las tomas, y realizó las fotografías en días nublados para obtener el mismo tipo de iluminación, que queda dramáticamente reforzada por la elección del blanco y negro.

Tras publicar aquel libro, quiso completar la colección con imágenes del interior de aquellas empresas, por lo que solicitó permisos para entrar en fábricas como El Casco o Alfa, donde trabajó a marchas forzadas antes de que la empresa fuera demolida. Esas fotografías de interiores se pudieron ver hace unos años en una bienal de arte en Valencia y en la feria Photoespaña, pero jamás se habían expuesto junto a las imágenes de Eibar, ciudad taller.

Con la muestra del Photomuseum, José Ronco ha querido "homenajear a esas ciudades que han desaparecido" o corren el peligro de desaparecer. Respecto a Eibar, que a juicio de expertos de todo el mundo es "un museo de la arquitectura industrial de los años 50", el fotógrafo recuerda los esfuerzos de la comunidad por preservar su pasado con experiencias como Berreibar, un interesante proyecto para crear espacios de uso productivo en talleres vacíos y promover el valor del patrimonio industrial.