bilbao - Poco antes del finalizar el siglo XVIII, llegaban a Bilbao Francisco Rochelt junto a su esposa Ana Rosina Gotscher y sus hijos José y Antonio, miembros de una familia de comerciantes e industriales procedentes de Bohemia que había decidido emigrar y trasladarse a la capital vizcaina atraídos por la reputación de la ciudad como plaza mercantil. Fue precisamente José quien iniciaría la saga de artistas aficionados en su familia, que acabarían dejando su impronta cultural en la capital vizcaina de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
El Museo de Bellas Artes de Bilbao presenta hasta el 1 de septiembre una muestra en la que se han reunido 64 obras de pintura (la mayoría acuarelas), realizadas por nueve hombres de esta familia de la alta burguesía vizcaina, que contribuyó no solo al despegue industrial y económico de Bizkaia, sino que también realizó interesantes aportaciones al contexto cultural bilbaino. La exposición se acompaña con otros siete cuadros propiedad de la pinacoteca bilbaina de artistas con los que mantuvieron amistad de la talla de Anselmo Guinea, Juan de Barroeta, Adolfo Guiard, Darío de Regoyos, Carlos de Haes o Jaime Morera, que permiten al espectador reconocer la influencia que ejercieron sobre los Rochelt, según explicó el director de la pinacoteca, Javier Viar.
A través de la obra de los Rochelt, también se puede observar el desarrollo del arte vizcaino en el siglo XIX, ya que, gracias a su amistad con estos creadores vascos se vieron influenciados por las corrientes pictóricas más actuales que éstos trajeron a Bizkaia, según dejó ayer de manifiesto Mikel Lertxundi, comisario de la exposición.
Se incluyen además junto a los dibujos, acuarelas y óleos, diversa documentación relativa a otros aspectos creativos como la ilustración o la literatura.
Aunque la muestra acoge la obra de nueve pintores de la familia, el núcleo más importante lo constituye el trabajo de cuatro de ellos, todos hermanos: Juan, Ricardo, Gustavo y Juan José Rochelt. Los otros cinco son Carlos, Mario, Rafael, Luis y Óscar Rochelt. "Su labor fue discreta no por la altura de sus logros, que en algunos casos, superaron a los de otros creadores con más formación e ínfulas profesionales, sino porque en la mayoría de los casos rehuyeron el exhibicionismo público para ejercer la práctica artística en la intimidad", explica Lertxundi.
paisajes La mayoría de las obras que se pueden ver en la sala 33 del Bellas Artes pertenecen a paisajes y escenas costumbristas de Bizkaia fundamentalmente, pero también de Cantabria, Gipuzkoa y Barcelona, y permiten al espectador hacerse una idea de cómo eran algunos lugares antes de que viesen cambiada su fisonomía por el desarrollo urbano e industrial de la segunda mitad del siglo XX.
De los creadores de la familia Rochelt quien tuvo mayor repercusión artística fue Juan José, quien participó asiduamente en los ambientes expositivos de Bilbao, Madrid y Barcelona así como en gran parte de las actividades culturales promovidas desde la Asociación de Artistas Vascos. Juan José Rochelt, que nació en Bilbao en 1881, conoció junto a su tío Juan Rochelt los fundamentos pictóricos. Fue él quien le presentó a Darío de Regoyos, que fue una de sus influencias más importantes.
Su estilo, de clara vocación impresionista, se reflejó magistralmente en paisajes llenos de luz y color. En la exposición, se pueden ver algunos hermosos paisajes como Puerto de Algorta (1910) o El muelle de Ribadesella. También intervino en la creación de la Sala Olimpia, la Imprenta Lerchundi y la Compañía Española de Publicidad, de la que fue propietario hasta su muerte en 1953.
La pasión por la pintura de la familia ha tenido continuidad en esta ocasión con una mujer, la tataranieta de Ricardo Rochelt, Carmen Lecanda Garamendi, dedicada a una paisajismo abstracto en el que la combinación de color y formas crea un efecto onírico.