Un 'sorolla' de 350.000 euros de regalo
Una familia anónima dona al Bellas Artes de Bilbao 'Mesa petitoria', una pintura inacabada del creador valenciano de la que se desconocía su paradero El museo posee otros dos cuadros del artista
bilbao. Antes de que llegara su etapa lumínica de sol y playas mediterráneas, Joaquín Sorolla (Valencia, 1863-Madrid, 1923) realizó una serie de obras de costumbrismo religioso en las que dejó constancia de diversos episodios de devoción popular que se desarrollaban en los interiores de las iglesias barrocas. De su paleta, con colores pardos, verdosos, tierras, grises y negros, surgió en 1892 Mesa petitoria, un cuadro inacabado, abocetado, en el que se puede ver a varias personas, sobre todo mujeres, en el interior de una capilla, con una mesa en la que reciben limosnas y venden escapularios.
A su muerte, el creador valenciano dejó el cuadro en su testamento a su hija Elena - a la que inmortalizó en la playa a la edad de 14 años en uno de sus cuadros- , pero se le perdió la pista, y hasta ahora solo estaba documentado por una fotografía, de mala calidad en blanco y negro, conservada en el archivo de la Hispanic Society de Nueva York.
Desde ahora, Mesa petitoria se puede contemplar en el Museo de Bellas Artes de Bilbao gracias a la donación que ha realizado a la pinacoteca una familia, que ha preferido permanecer en el anonimato. La obra donada, cuyo valor económico en el mercado está estimado en 350.000 euros, dialoga en el museo con otro de sus óleos de la serie religiosa El beso de la reliquia (1893), que también pertenece a la colección del Bellas Artes de Bilbao, junto al Retrato de Unanumo (1912).
documento excepcional Mesa petitoria fue presentado ayer públicamente por la diputada de Cultura, Josune Ariztondo, y el director del museo, Javier Viar, que agradecieron la "generosidad" de la familia donante, de la que únicamente ha trascendido que reside en Madrid si bien "tiene relación con Bizkaia". "En esos tiempos tan difíciles en los que especialmente invertir en obras de arte es muy difícil también para las administraciones públicas, contar con una donación de semejantes características y de una obra de la que se conocía muy poco, es de agradecer", señaló Ariztondo.
Javier Viar, director de la pinacoteca, explicó que pese a su carácter inacabado, la obra donada es un buen ejemplo de los intereses de Sorolla por estos años y un documento excepcional para comprender su técnica pictórica. "Le vemos concebir el cuadro, las manchas, la modulación de la luz...", señaló. El lienzo demuestra también la temprana maestría del joven Sorolla en la representación de los tipos populares, entre los que destacan un hombre ataviado con capa y una mujer con mantón de vistoso colorido.
El Museo de Bellas Artes de Bilbao ha recibido en los últimos trece años 3.196 obras en donación con un valor global superior a los 8.785.326 euros. Este mismo año Alberto Schommer (Gasteiz, 1928) ha realizado una generosa donación, al ceder a la pinacoteca una colección de 109 fotografías, valoradas en 542.000 euros, que unidas a otras obras que regaló en 2005 y 2006, supone un espléndido regalo de más de 600.000 euros. En 2012, el escultor Vicente Larrea donó al museo varias esculturas de mediano tamaño, que con otras cedidas anteriormente, el centro bilbaino ha conseguido completar la colección de escultura vasca de la posguerra, formada por 66 obras de Chillida, Oteiza, Nestor Basterretxea, Remigio Mendiburu y el propio Larrea, que exhibe de manera permanente. El regalo que el artista realizó al museo está valorado en 585.000 euros.
Las donaciones también han llegado de pequeños mecenas que prefieren mantener su anonimato y de empresas privadas. Por ejemplo, en 2009, un particular que no quiso dar a conocer su identidad públicamente, regaló al museo El rastro de las Américas (1922), de Gutiérrez Solana, valorado en 650.000 euros.
Otra fuente de donaciones a la pinacoteca han sido las empresas. En 2004, la compañía de seguros Axa regaló al museo Alegoría de la aurora, el gran mural de Juan de Aranoa, que luce en todo su esplendor en el hall de exposiciones del Palacio de Euskalduna de Bilbao. El mural está tasado en más de 601.000 euros.