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El cubismo se asienta en el Bellas Artes

La pinacoteca bilbaina acoge la colección cubista de la Fundación Telefónica, formada por 39 obras Once cuadros de Juan Gris abanderan la exposición, que reúne óleos fechados entre 1912 y 1933

El cubismo se asienta en el Bellas ArtesDavid de Haro

Bilbao. El Museo de Bellas Artes de Bilbao acoge desde ayer una selección de obras de la colección cubista de la Fundación Telefónica, compuesta por 39 obras realizadas por algunos de los representantes más destacados durante la segunda fase del cubismo, entre 1912 y 1933. En palabras de Javier Viar, director del museo bilbaino, con esta exposición la pinacoteca pretende complementar los fondos cubistas de su colección permanente. La muestra "de carácter monográfico", que se podrá ver hasta el 16 de febrero del próximo año, está ubicada en la sala de arte contemporáneo, en un espacio en el "se integra perfectamente" con el "discurso de la colección".

"Se establece un diálogo bastante natural", señaló ayer Laura Fernández, directora de Arte y Cultura Digital de la Fundación Telefónica, quien se mostró ilusionada por la llegada, por primera vez, de una exposición de la fundación a una "institución cultural de Euskadi". Según Fernández, la muestra pretende "contextualizar el momento del cubismo, uno de los movimientos de vanguardia más importantes del siglo XX, y analizar las distintas derivas que tomó". El madrileño Juan Gris es el pintor mejor representado en la exposición, a través 11 cuadros que son "un compendio de toda su trayectoria" y con los que se puede estudiar su evolución.

El desarrolló del llamado "cubismo sintético", en el que se centra la exposición, reúne a artistas franceses como Albert Gleizes o Jean Metzinger, quienes participaron en la redefinición del movimiento, además de realizar "una labor divulgativa en torno al cubismo siendo teóricos y dando a conocer entre el público esta forma de pensar". André Lhote, Georges Valmier y Auguste Herbin son otros autores franceses representados en la muestra. Destaca, asimismo, la presencia de María Blanchard, quien se entregó con tesón a los principios cubistas y creó una serie de bodegones de gran pureza geométrica.

Los uruguayos Rafael Barradas y Joaquín Torres-García, los argentinos Xul Solar y Emilio Pettorutti, o el brasileño Vicente Do Rego Monteiro protagonizan la recepción latinoamericana del cubismo, ya que "lo mezclaron con sus referencias locales". El cubismo fue más allá de 1920, fecha en la que tradicionalmente se ha establecido el final de su etapa canónica, y se materializó con una influencia perdurable en artistas que están presentes en la exposición como Daniel Vázquez Díaz, Manuel Ángeles Ortiz o Louis Marcoussis.

Actitud mental La muestra de la Fundación Telefónica -colaborador habitual de la pinacoteca bilbaina en iniciativas como La obra invitada- ha itinerado por diversas ciudades como Barcelona, Valladolid, Pontevedra, Santiago de Chile, Buenos Aires, Neuquén (Argentina), Lima, Sao Paulo, Bruselas, Duisburg (Alemania) o Pekín. El Museo de Bellas Artes alberga, en orden cronológico, 39 de las 43 obras que componen la colección, "hecha con un extraordinario buen gusto", según Viar.

La pinacoteca dispone en sus fondos de obras de Picasso y Braque, cofundadores del movimiento cubista, que destacó en sus inicios, bajo la etiqueta de "cubismo analítico" (1909-1912), por la renuncia a la perspectiva convencional, la ausencia de detalles, la paleta sobria y la geometrización. A partir de 1920 otros pintores se sumaron al movimiento, esta vez capitaneado por Juan Gris, bajo el nombre "cubismo sintético" (1916-1925). Desde entonces, el color se volvió más intenso y las formas más decoradas, la geometría se suavizó y los planos comenzaron a superponerse. Precisamente es esta segunda fase de la citada vanguardia la que se representa en la muestra, que se inicia con una obra de 1913, de Gris, titulada Verres, journal et bouteille de vin y concluye con una pieza de 1933 de Torres-García, titulada Constructivo en blanco y negro.

"Tanto una como otra -en referencia a las dos fases-, eran significativas de una actitud mental, de una preponderancia de la idea sobre la presencia naturalista de las cosas, sobre el reflejo de las cosas. El cubismo abrió uno de los caminos más fértiles del arte contemporáneo, haciendo derivaciones mucho más estrictas", consideró Viar. A través de la aportación realizada por la colección de Telefónica, el cubismo se asienta en la pinacoteca bilbaina, ya que impulsa su capacidad para mostrar el desarrollo histórico y didáctico de dicha vanguardia artística. En palabras de Fernández, ambas recopilaciones "se enriquecen mutuamente".