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"Usen la imaginación para ver mi obra"

Claes Oldenburg despliega en el Guggenheim 300 de sus obras, realizadas en los años sesenta, en una exposición que será irrepetible El creador está considerado el padre del Art Pop estadounidense

"Usen la imaginación para ver mi obra"FOTO: PABLO VIÑAS

Bilbao

EL arte se presenta de formas muy distintas. Y solamente hay arte bueno y arte malo. Esto es lo que el espectador tiene que tener en cuanta cuando contemple mis locuras creativas". Claes Oldenburg (Estocolmo, 1929) así lo advertía ayer en la presentación de la exposición que el Museo Guggenheim Bilbao le dedica hasta el próximo 17 de febrero. Una exposición que, sin duda, no va a dejar indiferente a nadie y que reúne más de 300 obras que el creador sueco realizó en los años sesenta, en lo que constituye la muestra más amplia de su etapa creativa y que será, posiblemente, la última vez que se exhiba públicamente.

La obra de Oldenburg es divertida y sorprendente, al igual que el propio creador, que a sus 83 años no ha perdido ni un solo ápice de su humor e ironía. Oldenburg, considerado el máximo exponente de la escultura del Pop Art americano, explicó que con sus singulares creaciones "pretende producir una reacción de curiosidad" y, por ello, presenta objetos aparentemente cotidianos, diseñados con diferentes materiales, con mucho humor y con mucha crítica para generar una reflexión. Así, pidió a los visitantes que "usen la imaginación" al enfrentarse a sus obras que van desde una bolsa de la que salen patatas fritas, realizadas en goma espuma, a un gigantesco ventilador de nailon negro, pasando por enchufes de cuatro metros, interruptores de tela o pintalabios como cañones de tanques.

El creador sueco, que cuenta también con numerosas esculturas públicas de tamaño colosal, visitó el Guggenheim por primera vez desde su inauguración. Ahora, quince años después ha desplegado sus objetos - realizados con materiales blandos, que doblan y se humanizan- , por las galerías del edificio de titanio de Frank Gehry, arquitecto con el que le une también una estrecha amistad desde hace décadas.

Organizada conjuntamente por el Mumok Vienna y el Guggenheim y patrocinada por la Fundación BBVA, la exposición brinda una visión única de los ingeniosos procesos de pensamiento del artista, que "lejos de la imagen tradicional de pop art como algo frío y cínico que imita los mecanismos del diseño moderno, crea una obra más humana", según resaltó Achim Hochdrfer, comisario de la muestra y conservador del Mumok.

de la calle a la tienda Cuando Claes Oldenburg se trasladó a Nueva York en 1956, se instaló en el Lower East Side, una de las zonas más deprimidas de Manhattan. Fue allí donde empezó a crear objetos a partir de cartones viejos y maderas, que unía por medio de pegamento o de cuerda, que representaban coches y transeúntes pintados al estilo grafiti. En la exposición se puede ver su primera instalación, La calle, (1960) que sentó las bases para un nuevo arte al que el artista se refería como pop urbano. En la sala penden esculturas en el techo como El Hombretón, otros objetos se apoyan en la pared como Cabeza de la calle, con los que se pretende dar una visión al visitante del caótico mundo urbano, asediado por el capitalismo y la construcción.

En el otoño 1960, Oldenburg empezó a desarrollar una serie de objetos con los que se adentraba en el colorista mundo de los bienes de consumo. Un año más tarde, comenzó a venderlos en un estudio como si se tratara de una tienda. Estas esculturas- realizadas fundamentalmente con alambre, yeso y tela, y pintados de brillantes colores- se hacinaban en el escaparate de la tienda-estudio del artista como objetos cotidianos: Chaqueta de caballero con camisa y corbata, Reloj de pulsera en azul... Esculturas como Tarta de suelo o Patatas fritas con ketchup o sus cucuruchos, que muestran el tono irónico, humorístico y sexual que caracteriza la obra del artista, en una constante exploración sobre el potencial metafórico de los objetos cotidianos.

Porque Oldenburg enseña a ver de otro modo aquellas cosas que vemos a diario sin reparar en ellas; plantea preguntas sobre la función de la obra de arte y su estatus en la sociedad contemporánea, pero también quiere ampliar la experiencia estética al campo de lo palpable; por eso su obra se dirige tanto a la vista como al tacto. Lo blando para Oldenburg es algo cercano, accesible: "Con un objeto blando se puede establecer un diálogo. La rigidez levanta un muro de indiferencia".

A partir de 1962 introdujo un cambio sustancial en el modo de reconstruir los objetos cotidianos y empleó para ello lonas rellenas de estopa, con lo que sus formas no son estables, se mueven, se aplastan...

El Guggenheim Bilbao expone también las maquetas de las obras a gran escala que el artista realizó en colaboración con su gran amigo Frank Gerhy: Binoculares (1991) y Barco navaja (1985). Esta última se presentó en Venecia dentro de una performance sobre el agua y se exhibió en el Guggenheim durante su inauguración, explicó el director general del museo, Juan Ignacio Vidarte.

museo ratón La muestra concluye con la sala El Museo Ratón y el Ala de las Pistolas de Rayos, un museo en miniatura en forma de ratón geométrico, por el que el visitante puede transitar y para el cual el artista reunió una colección desde los años cincuenta de 381 objetos, incluidas piezas kitsch, souvenirs, prototipos de sus propias obras y sus Pistolas de rayos, un motivo recurrente en su trayectoria.

El artista ha aportado a la muestra fotografías, bocetos y películas de súper 8 de su participación en performances de teatro. Así proyecta una película sobre la instalación de su enorme escultura Lápiz de labios sobre vehículo oruga (1969) en la Universidad de Yale, donde ese año por primera vez aceptaron que se matricularan mujeres y que además, reflejaba una crítica a la guerra de Vietnam.

Tras clausurarse en el Museo Guggenheim Bilbao, esta exposición viajará a continuación al MoMa de Nueva York.