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Donostia 'muerde' la manzana

w La película del bilbaino Pablo Berger gusta en el Zinemaldia y Verdú encandila a sus seguidoresw Ben Affleck sorprende con 'Argo', una trepidante y curiosa historia enmarcada en el Irán de 1979

Donostia 'muerde' la manzanaAFP

DONOSTIA. Una Blancanieves muy peculiar envenenó ayer al Festival de Donostia al no contar el cuento de siempre, ya que la osadía del bilbaino Pablo Berger es abordar el relato de los hermanos Grimm desde una óptica ibérica, torera, muda y en blanco y negro que ha sido ovacionada y ya suena a premio. "Quiero ser un hipnotizador. Cuando cuente tres, dos, uno.. vais a entrar en el mundo de Blancanieves y quiero que no salgáis hasta que diga ya", dijo Berger en una rueda de prensa donde se pudo palpar que su operación ha sido un éxito y en la que estaba rodeado de todo su reparto: Maribel Verdú, Ángela Molina, Inma Cuesta, Daniel Giménez Cacho y Macarena García.

Berger quiso resaltar el esfuerzo estético que ha supuesto el dotar de esa "atmósfera" peculiar a la película. Él lo define como Hollywood ibérico, y ha sido posible gracias a un equipo técnico compuesto de 539 personas, entre ellos el director de fotografía Kiko de la Rica, que han permitido estrenar una película que se gestó en 2005 y por la que el bilbaino ha luchado contra viento y marea. "Si hubiese sido productor y hubiera llegado un guión como este, con una primera página diciendo que es una película muda y en blanco y negro, con enanos toreros, también habría pensado que era obra de un loco", reconoció ayer el director que debutó con Torremolinos 73 y no había vuelto a rodar desde entonces.

Esta Blancanieves, que además de optar a la Concha de Oro está preseleccionada para representar a España en los Óscar y en los premios Ariel, cambia la voz del cuento, la lleva a los cortijos andaluces de los años 20 del siglo pasado, tiene seis y no siete enanos e introduce flamenco y corridas de toros, además de eliminar cualquier elemento fantástico.

"Por un lado es un cuento de cuentos. Hay elementos de Caperucita, de Dickens, de Oliver Twist... pero por otro lado, quería darle verdad y un realismo que tuviera emoción", dijo un director que desde que vio en este mismo festival Avaricia, de Erich Von Stroheim, siempre había deseado hacer una película muda. "Todo el cine se inventó en los años 20, con Murnau, Dreier o Gance. Lo que pueda parecer moderno o contemporáneo no lo es", aseguraba convencido el director, algo azorado por el hecho de que se le haya adelantado The Artist, en lo silente, y Hollywood, con sus dos versiones del mismo cuento. "Creo que puedo adivinar el futuro", bromeó Berger.

Pero ayer, el cineasta sacó pecho con su original propuesta, aupado además por la buena recepción que tuvo la película en Toronto y animado por la sentencia que ayer lanzaba Maribel Verdú: "Ha tenido que llegar un director de Bilbao y hacer la mejor de todas". Del mismo centro, como diría un bilbaino de toda la vida. Esa madrastra "que da miedo y risa", según Berger, se ha quedado sin espejo, pero sí tiene esa manzana que ha envenenado, en el mejor sentido, al público y todo apunta que Blancanieves, aunque sea la segunda película en competición hasta el momento, debería entrar en el cuadro de las Conchas.

Blancanieves, que se estrena en las pantallas del Estado el 28 de septiembre y sabrá un día antes si es elegida para el Óscar y el Ariel, será además proyectada con música en directo en el Liceo de Barcelona, el 25 de septiembre, y en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el 1 de octubre.

el guapo affleck Es uno de los guapos de Hollywood y, además, multitalento: actor, director, productor y ganador de un Oscar como guionista, Ben Affleck revolucionó ayer el Zinemaldia con la presentación de su thriller Argo, enmarcado en el Irán de 1979. Su tercera incursión tras la cámara, que se presenta fuera de concurso, es una trepidante historia inspirada en hechos reales que cuenta con una fotografía del mexicano Rodrigo Prieto (Brockeback Mountain) y con George Clooney entre sus productores.

Pese a que el filme trasncurre hace tres décadas, su argumento está más de actualidad que nunca: Precisamente, su estreno hace unos días en el Festival de Toronto coincidió con el cierre de la embajada canadiense en Teherán y el anuncio de expulsión de los diplomáticos iraníes en el país norteamericano. Sin embargo, Affleck (California, 1972) evitó meterse en terrenos pantanosos sorteando las preguntas más políticas o sobre el patriotismo que denotan algunas escenas. "Tengo amigos tanto demócratas como republicanos, y me gustaría que todos vieran Argo", señaló.