Hombres, monos e indecisos

donostia

LA lectura del tratado de Fisiognimia de Julio Caro Baroja, me resultó hace años tan interesante y fascinante, como la actual exposición sobre Hombres, monos e indecisos de José Belmonte (Donostia, 1960) en Galería Arteko de Donostia. Dibujos, collages, y técnicas mixtas, son utilizadas por este reconocido ilustrador estatal, para tratar de dibujar esta curiosa galería de retratos sobre el género humano, que van desde la antropología hasta la zoología. Rostros humanos cautos, ingenuos, silentes, admirados, o extasiados, se convierten fácilmente en caras de animales pacíficos y perversos, exóticos, o, extrañados. El creador ha sido capaz de crear con pocos medios, con unos cuantos lápices de colores, negros, blancos, ocres y rojos, y sobre el eterno enigma del rostro humano, una galería de retratos, digna de ser colocada en cualquier gran galería de retratos. Algunos nos dejan boquiabiertos, otros descolocados, algunos enternecidos, otros preocupados. ¿En esto puede convertirse, y ser, el ser humano? Desde Goya, muchas lecturas se han realizado sobre el enigma del hombre, sobre la estupidez y el misterio del rostro, y del interior del ser humano. El rostro es el espejo del alma, decían los antiguos, y Belmonte, tiene una cosmovisión corrosiva de la especie humana, entre irónica y burlona, entre piadosa y compasiva, entre amable y tierna, que casi nunca deja indiferente al espectador.

Desde la mirada ensimismada y desdibujada del niño, hasta el retrato de la oveja Dolly, o su transformación en macho cabrío, al que crecen ramas en sus cuernos, hay toda una gama de rostros humanos de gran observación y análisis atento de la expresión y la mirada. Y es que el animal humano es el más complejo, aterrador, y excitante, de todo el parque zoológico creado.

En este sentido, nos parecen excelentes sus series anteriores Evolución y Cottolengo (refugio de desamparados), que también se muestran en la sala.

En medio de esta sala, y en la pared central, se ha realizado sobre el muro una instalación con un árbol y animales del que cuelgan algunos retratos que enlazan con experiencias anteriores como la realizada para el libro BestiariumGastronomicae de Luis Andoni Aduriz, y el Gabinete de Curiosidades de la Casa de Cultura de Cristina Enea.