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90 años llevando la batuta de Bilbao

La Orquesta Sinfónica de Bilbao ha cumplido su aniversario convertida en referente internacional

90 años llevando la batuta de BilbaoFoto: bos

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EL 8 de marzo se cumplieron 90 años desde que Armand Marsick levantó la batuta en el Teatro Arriaga para dar la entrada de la obertura Patria, de Bizet, a los setenta profesores y profesoras que componían la recién creada Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS). El éxito les animó a constituirse en sociedad y a pesar de la falta de local, no existieron problemas para los ensayos ya que la Sociedad Filarmónica cedió sus locales para ello. La orquesta inició su andadura de forma brillante y con un aceptable apoyo social: 199 socios protectores, que habían aumentado a 239 al acabar el año.

Que una orquesta cumpla 90 años de actividad ininterrumpida (con un único parón entre el 4 de abril de 1937 y el 10 de agosto de 1938, ocasionado por la Guerra Civil) es todo un acontecimiento, porque no son muchas las formaciones sinfónicas en el mundo que puedan presentar un certificado de nacimiento tan antiguo. Desde entonces, la BOS se ha convertido en una entidad clave en el desarrollo de la conciencia cultural de nuestro País.

La musicóloga Carmen Rodríguez Suso resumió en una publicación de casi 700 páginas la trayectoria de la BOS desde que nació en 1922 agrupando a los músicos que ejercían su profesión en la capital vizcaina. Las raíces de la Sinfónica están en las bandas y conjuntos musicales que actuaban en cafés y cinematógrafos del Bilbao de los años 20. Los músicos intervinieron con gran influencia en la enseñanza musical, el teatro, las emisiones radiofónicas de música en directo, la danza y la creación compositiva.

En su historia, la orquesta ha tenido momentos buenos, malos y algunos bastantes malos desde el punto de vista económico. En los años 30, la BOS sobrevivió gracias a la obstinada voluntad de unos pocos. Pese a las subvenciones de la Diputación, del Ayuntamiento bilbaino y de la Sociedad Filarmónica, los continuos déficits llegaron a hacerse aplastantes en la década de los 30, cuando la Orquesta, de la mano del joven Jesús Arámbarri, se ponía en camino hacia su cumbre y daba conciertos con Kreisler, Piatigorsky, Rubinstein, Eisenberg o Zabaleta.

El 10 de agosto de 1938, la Orquesta Sinfónica se convirtió en municipal. El propio Ayuntamiento se hizo cargo de su financiación. En febrero de 1939, la Orquesta dio su primer concierto de la postguerra bilbaina bajo la dirección de Arámbarri, y así, en 1953, Jesús Arámbarri se fue a Madrid dejando a la Orquesta de Bilbao en su época más brillante. Cinco años más tarde, Rafael Frühbeck se hizo cargo de la Orquesta y de su batuta salió la primera audición íntegra de la Carmina Burana.

Después de un replanteamiento institucional de la Orquesta, la Diputación de Bizkaia la financió de nuevo y la Orquesta recuperó el calificativo de sinfónica, que se reorganizó en el nuevo Patronato Juan Crisóstomo de Arriaga. En 1972, la Orquesta Sinfónica de Bilbao llegó a celebrar sus 50 años, otro momento cumbre. Pedro Pirfano dirigía la Orquesta desde 1968.

profunda crisis Al final del franquismo, la Sinfónica vivió años difíciles. "El papel emprendedor y renovador desapareció, ahogado por problemas más acuciantes y por la falta de técnicos que pudieran orientar correctamente sus objetivos", prosigue Rodríguez Suso. Además, a los padres no les hacía mucha gracia que sus hijos estudiasen música para dedicarse a esta profesión.

Una profunda crisis sacudió a la orquesta. Por una parte, no había jóvenes para integrarse, los sueldos eran bajísimos (12.000 pesetas en 1998). En julio, la orquesta dejó de pagarles. Su entonces director, Urbano Ruiz de la Orden, y todos los músicos, aguantaron para mantenerla. Fueron años muy duros en los que algunos empresarios tuvieron que ayudar para que sobreviviese.

El declive se extendió hasta la década de los 80. Fue a partir de 1982 tras la recuperación del Concierto Económico, cuando el Ayuntamiento y la Diputación, otra vez foral, incluyeron a la BOS dentro del proyecto cultural del País.

Uno de los grandes hitos de los últimos años ha sido la construcción del Palacio Euskalduna, que se ha convertido en sede de la Orquesta y que ha producido una espectacular mejora, tanto para el público que asiste a los conciertos, como en las condiciones de trabajo de los músicos.

La BOS ha cumplido 90 años desde su formación. Hoy en día, es una pequeña ONU, la conforman músicos de todo el mundo. La orquesta ha desarrollado a lo largo de estos casi 90 años de historia una gran actividad tanto en el País Vasco como en el exterior. Entre su trayectoria internacional cabe destacar que, en 2003, bajo la batuta de Juanjo Mena, fue invitada por Valery Gergiev para actuar en el Teatro Mariinski de San Petersburgo dentro de las celebraciones del 300 aniversario de la ciudad; y en 2007 ofreció una serie de diez conciertos en Tokio para cerca de 40.000 personas. Estos hitos se suman a la destacada proyección internacional de la Sinfónica de Bilbao, que ha sido invitada con regularidad a los festivales La folle journée en Nantes o a La Roque D'Antheron en Marsella.

Dirigida en la actualidad por Günter Neuhold, cuenta con un gran apoyo social, que queda reflejado en sus más de 2.200 abonados a su temporada sinfónica.