El universo azul de los pitufos
El viernes se estrena en el Estado la película de los pitufos, que saltan del papel a la gran pantallaEstos personajes, creados por el dibujante belga Peyo, se hicieron famosos en la década de los 80
En 1958, los pitufos hicieron su primera y fugaz aparición como personajes secundarios de tebeos, y ahora, más de medio siglo después, protagonizan su propia película en 3D. Una trayectoria fulgurante que ni el padre de los hombrecillos azules, el dibujante belga Peyo, habría podido imaginar.
Dos expertos en cómic belga coinciden al explicar que la pitufomanía fue una exitosa pero involuntaria estrategia de mercadotecnia que terminó escapando de las manos de Peyo (Bruselas, 1928-1992), quien hubiera preferido dedicarse más a otros de sus personajes. "Mucha gente cree que los pitufos nacieron en Estados Unidos, pero en realidad nacieron en Bruselas en 1958, y de forma muy discreta", apunta en una entrevista concedida a Efe el director del Centro Belga del Cómic (CCBD), Willem de Graeve.
Se refirió así a la huidiza primera aparición de estos personajes -en la que ni siquiera se ve uno de ellos de cuerpo entero- en un episodio de la historieta Johan et Pirlouit titulado La flauta de los Siete Pitufos y publicada dicho año en un número de la revista Le Journal de Spirou, que puede verse en el CCBD.
Los lectores quedaron intrigados por aquellos seres esquivos cuyo origen no descubrieron hasta cinco números después; la revista multiplicó su tirada y los editores propusieron a Peyo dedicar a los mismos una serie propia de historietas, desvela De Graeve.
Pero la pitufomanía global no llegaría hasta la década de los 80, gracias a la serie de animación para televisión creada por la productora estadounidense Hanna-Barbera, con la supervisión del autor, y que fue difundida en canales de todo el mundo.
Este éxito sobrepasó a Peyo, quien tuvo que abandonar "con tristeza" a sus personajes preferidos, Johan et Pirlouit, para dedicarse "en cuerpo y alma" a las historietas y dibujos animados de los pequeños seres fantásticos, según Jean-Claude de la Royère, colaborador y guionista del dibujante. De la Royère, sin embargo, cree que la primera adaptación al cine 3D de su obra -Los Pitufos (Columbia y Sony Pictures), que se estrenará este viernes en el Estado español--, hubiera agradado a su creador.
"Siempre estaba a favor de crear nuevas historias. Y estaría contento de ver que se puede sacar a los pitufos de su universo habitual", ya que sus aventuras originales se desarrollan en un mundo bucólico y la película está ambientada en el Nueva York actual, señaló el guionista de las historietas.
El filme combina escenarios y personajes reales con pitufos diseñados con las últimas técnicas de animación tridimensional, que mantienen el delineado sencillo y de formas redondeadas de Peyo.
Los referentes del autor bruselense fueron la factoría Walt Disney y los dibujantes contemporáneos belgas Hergé y Franquin, según De la Royère, quien trabajó para Peyo durante la explosión editorial de Los Pitufos, cuando el autor tuvo hasta a diez dibujantes a sus órdenes. A su juicio, lo más destacable de Peyo eran sus "dotes de narrador", ya que distribuía sus páginas con tal claridad que es posible comprender el argumento "mirándolas desde varios metros de distancia".
la sociedad ideal Al ser preguntado sobre el secreto del éxito de los pitufos, el guionista afirmó que éstos habitan "en un universo acogedor, del que todo el mundo quiere formar parte", y que está dirigido "por un líder indiscutible, muy bueno y paternalista", reflejo de la personalidad del propio Peyo. Para De Graeve, el atractivo de los pitufos reside en que los niños "se sienten muy próximos a ellos", ya que al igual que los hombrecillos azules, "son pequeños y frágiles ante las amenazas de la naturaleza y de los adultos malvados" (simbolizados por Gargamel).
Los pitufos, además, "conforman una sociedad ideal que nos podría servir como ejemplo, en la que todos sus miembros, aunque son diferentes, se toleran y entienden entre ellos y crean algo armonioso", destaca el director del Centro Belga del Cómic.
De La Royère se desmarcó de este trasfondo moral o filosófico, y explicó que al escribir los guiones sencillamente trataba de divertirse "como si fuera uno de los niños lectores de Los Pitufos, eso sí, siendo fiel al universo creado por Peyo.