Donostia. A las recientes dimisiones del subdirector de Planificación Docente, Javier Pérez de Azpeitia, la subdirectora de Ordenación Académica, Margarita Lorenzo, y la secretaria académica, Maite Aseginolaza, se suman ahora las de los ocho directores de departamento y la del coordinador de Música de Cámara y Ensembles, Ricardo Sciammarella. Por tanto, según fuentes solventes, abandonaron ayer sus cargos de dirección Mª José Aramberri (responsable de Pedagogía e Investigación), Joaquín Chacón (Jazz), Rodolfo Epelde (Instrumentos de Viento y Percusión), Charles Bingham (Instrumentos de Cuerda), Miren Iñarga (Instrumentos de Teclado), Itziar Barredo (Canto), Gabriel Erkoreka (Análisis, Composición y Dirección) y Jasone Alba (Teoría e Historia, Música Tradicional, Tecnologías, Técnica Corporal y Comunicación).
Con las doce renuncias de esta semana, el organigrama artístico del Centro Superior queda prácticamente desmantelado. Junto a la coordinadora general, Carmen Rodríguez Suso, permanecen cinco altos cargos: el director académico, Juan Carlos Pérez, el jefe de gestión económica, Carmelo Labirua-Iturburua, la subdirectora de Relaciones Externas, Mercedes Albaina, el director de estudios orquestales, Pierre Cao (cuyo modo de contratación llevó a Rodríguez Suso a dar explicaciones al Parlamento) y el coordinador de Estudios Orquestales, Jesús Echeverría.
El centro respondió inmediatamente. Juan Carlos Pérez comunicó a través de un correo electrónico a los dimisionarios que aceptaba sus renuncias pero que debían permanecer en sus puestos hasta que fueran sustituidos. Casi inmediatamente, el director académico remitió un nuevo e-mail a toda la comunidad docente en la que daba cuenta de las dimisiones, explicaba que seguirían en sus puestos hasta final y justificaba los abandonos por la adaptación al Plan de Bolonia. Como si fuera un caso de resistencia al cambio, a pesar de que algunos de los cargos que han expresado su voluntad de dejar los puestos han sido precisamente los encargados de rematar la adecuado.
razones Según distintas fuentes, los motivos que explican esta cadena de dimisiones no son uniformes, y no están vinculados a problemas de adaptación a Bolonia en ningún caso. A algunos cargos les ha disgustado la injerencia constante de la coordinadora en asuntos académicos, a otros las reglas que se quieren imponer en contra de la mayoría del profesorado como la expulsión de alumnos por faltas de asistencia, aunque la causa de la ausencia sea, por ejemplo, la colaboración con una orquesta profesional. O, citan, la falta de una actitud dialogante y de transparencia que atribuyen a Rodríguez Suso.
Según ha podido saber este periódico, algunos de los que ahora han presentado su dimisión, le escribieron una carta a la coordinadora, hace un par de meses, para que reconsiderara sus posiciones, pero fue en vano.