Síguenos en redes sociales:

PEUGEOT 508

El sucesor supera al 407 en empaque, magnitud y precio

PEUGEOT 508

E L Peugeot 508 acude a los concesionarios con el doble cometido de sustituir al 407, un producto jubilado en plena madurez, y al 607, berlina superior mantenida artificialmente con vida. Tal y como está el mercado, revalidar el éxito del primero se antoja una misión imposible. La caída de la demanda y la proliferación de valiosos rivales convierten hoy en utopías los taquillazos de otros tiempos, por más méritos que atesoren los nuevos candidatos. La berlina del león los tiene: aumenta su envergadura para ganar habitabilidad, transmite una inequívoca impresión de calidad y adopta recursos técnicos de primer orden.

La marca francesa pasa a mayores y crea un automóvil de tamaño y entidad superiores, un producto con el que medirse sin complejos a los destacados de la categoría. Nadie puede discutir que el 508 es más y mejor coche que el 407; pocos negarán que también es ligeramente más conservador e insípido.

Pese a ello, el aumento de entidad se percibe sin subir a bordo. El empaque del recién llegado queda patente en el contorno y en los materiales antes de abrir la puerta, si bien se confirma plenamente al acceder al interior. En ese instante vuelve a constatarse la aportación decisiva de un diseño, unos ingredientes y una ejecución cuidados con esmero.

El 508 cultiva un estilo armonioso, aunque menos arrogante y seductor que el del 407. Sus creadores han buscado una elegancia serena que eluda rasgos conflictivos o arriesgados. Renunciar a una estética efectista y con gancho resta posibilidades de seducción, pero confiere cierta inmunidad frente a los efectos de las modas pasajeras y mantiene la cotización. La sobriedad o moderación en las formas no debe interpretarse como un fallo en la concepción del modelo. El debutante es fruto de un meticuloso proceso de desarrollo. Puede que no resulte especialmente vistoso, pero es automóvil muy satisfactorio. Como siempre, el público tiene la última palabra.

Más grande y capaz El modelo se reconoce sin dificultad como miembro de la familia Peugeot debido a las similitudes con el perfil de su antepasado. No obstante, exhibe rasgos faciales novedosos: la proa más redondeada, los proyectores frontales triangulares invadiendo las aletas, los nervios que surcan el capó, los diodos de las ópticas traseras simulando huellas de zarpazo, grandes retrovisores anclados en las puertas, etc.

Pero la principal diferencia respecto al automóvil precedente radica en el tamaño. El 508 es bastante más corpulento y capaz que el 407: agrega diez centímetros a la eslora (alcanza 4,79 metros de uno a otro parachoques), casi todos (9 cm.) entre ejes. Esa mayor batalla, unida al incremento de la achura (1,85 m.) y de la elevación del techo (1,47 m.), procura una sensible mejora de la habitabilidad. De ella salen favorecidos sus pasajeros, en especial los que ocupan el asiento posterior. Este ofrece la altura y el espacio para las piernas suficientes para acomodar personas cuya corpulencia les dificultaba viajar en el 407. Solventando esa carencia el nuevo Peugeot se convierte en uno de los primeros de su clase.

Por otro lado, las plazas delanteras son amplias y confortables. El puesto de conducción presenta una configuración totalmente nueva en la que destaca la presencia de un volante achatado por debajo y de una consola central realzada. El 508 cuenta con una instrumentación completa pero nada recargada, que ofrece una visión clara y un manejo sencillo. La cosa se complica si el coche incorpora de fábrica el navegador, accionado por un mando tipo joystick ubicado en la consola central al que es preciso acostumbrarse. Algo parecido sucede con la opción Head Up Display -proyecta informaciones (velocidad, distancia de seguridad, etc.) ante el parabrisas-, cuyos controles se encuentran alojados en un cofre del salpicadero, por lo que se han de manejar en parado.

Aprovechando el aumento de talla, los autores han conferido al vehículo una interesante capacidad de carga. El formato sedan del 508 disfruta de un portaequipajes independiente de 515 litros (42 menos si el cofre bajo su piso incluye rueda de repuesto en lugar de kit de reparación de pinchazos). Sin embargo, los diseñadores no han resuelto el problema del vertido de agua. En consecuencia, acceder al maletero un día de lluvia implica regar su contenido con todo el líquido acumulado sobre el capó.

Conducta eficienteAunque el leve cambio estético del 508 difumina algo las señas de identidad de la marca, no sucede lo mismo con su comportamiento dinámico. El nuevo protagonista del león confirma con irreprochables modales el rumbo de la marca, empeñada desde siempre en proponer al público coches eficaces y a la vez gratos de conducir. Lo consigue en esta oportunidad adoptando un elenco de seis motores, dos de gasolina y cuatro diésel, cuyas características se ajustan las necesidades y al temperamento de un amplio sector de público. El repertorio cubre un abanico de potencia entre 112 y 204 caballos. La oferta gasolina, para la que el constructor galo espera solamente un 20% de pedidos, incluye dos motorizaciones emblemáticas del grupo PSA, unidades 1.6 litros de cuatro cilindros desarrolladas en colaboración con BMW: VTi de 120 CV y THP de 156. Por ahora solo está disponible la versión con caja manual de la más solvente; en primavera saldrán la variante de esta con transmisión automática de seis marchas y la de 120 CV asociada a caja manual pilotada. La diferencia de rendimiento entre ambas mecánicas gasolina queda patente en la respuesta. La menor carece de la chispa y la facilidad de recuperación de la superior (hace 203 km/h de punta y acelera hasta cien en 11,5 segundos, lejos de los 222 km/h y los 8,5 segundos de la otra); el consumo no recompensa esa moderación ya que reclama un promedio de 6,4 litros, apenas 0,2 menos.

La vertiente gasóleo del catálogo programa cuatro propulsores HDi consecutivos. En el escalón inicial figura el 1.6 de 112 CV, disponible en dos modalidades. A la más convencional, asociada a transmisión manual de cinco marchas, añade una innovadora propuesta denominada e-HDi merecedora de una descripción más detenida.

Por encima de ambas aparece la conocida alternativa 2.0 de 140 caballos, probablemente la opción más solicitada por la clientela debido al equilibrio que logra entre desembolso y prestaciones (hace 221 km/h de punta, acelera hasta 100 en 9,8 segundos y gasta una media ideal de 4,8 litros). A continuación se anuncia otra variante del motor de dos litros, esta vez con 163 CV, vinculada a transmisión automática de seis velocidades; su incorporación al mercado también se producirá en primavera. Culmina la nómina turbodiésel del 508 el nuevo motor HDi de 2,2 litros y 204 caballos, que desplaza al anterior V6 de idéntica potencia. Su mejor credencial es que reduce un 33% las emisiones de CO2 de aquel. Conectado a la caja automática acredita 234 km/h, un 0-100 km/h en 8,2 segundos y un consumo óptimo de 5,7 litros.

BIEN EQUIPADO El 508 no es un coche barato. De hecho varios de sus rivales presentan tarifas algo más ajustadas gracias a descuentos promocionales que Peugeot no aplica por ahora. La tarifa del nuevo modelo discurre por un amplio cauce, delimitado por la versión gasolina 1.6 VTi de 120 CV con acabado Access (23.400 euros) y por la SW GT 2.2 HDI de 204 CV (38.500 euros); un diésel con potencia y puesta en escena intermedias, como es el 2.0 HDi Active de 140 caballos, arranca desde 27.350 euros. El fabricante francés compensa en cierta medida esa escasa agresividad comercial asignando al modelo unos acabados y unas dotaciones superiores a las habituales.

La excepción es la definición sencilla de las cinco propuestas (Access, Active, Business Line, Allure y GT), que llega al mercado pertrechada con un bagaje más escueto: seis airbags, control de estabilidad, aire acondicionado, cuatro elevalunas eléctricos, regulador/limitador de velocidad, retrovisores eléctricos con indicadores de dirección, radio CD con mp3, volante multifunción regulable en altura y profundidad, etc.

La jerarquía de las terminaciones va mejorando paulatinamente esta definición inicial con diversos complementos: climatización de doble control, llantas de aleación, encendido automático de luces y limpiaparabrisas, detector de obstáculos trasero, Bluetooth, freno de estacionamiento eléctrico, acceso y arranque por botón, retrovisores plegables, reglajes eléctricos del asiento de conductor, control de la presión de neumáticos, faros de xenón con LEDs y lavafaros, navegador, Head Up Display etc.