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40 años de la galería Bay Sala

Cuarenta años de vida son muchos. Una longevidad que caracteriza a bastantes galerías de arte bilbainas. En 1971 surgen, por ejemplo, los espacios de Bay Sala y de Windsor. Si este último ha cambiado de expectativas artísticas para situarse en un contexto creativo basado en la innovación y la búsqueda de la diferencia, el primero continúa fiel a una idea de arte cuyo tradicional espíritu se sitúa en el entorno de las evoluciones plásticas desarrolladas por los impresionistas durante el siglo diecinueve.

El establecimiento de Licenciado Poza surgió en noviembre y debe su nombre al pseudónimo que el pintor Juan Bayón Salado (1913-1995) comenzó a utilizar en 1942. A su frente siempre ha estado la propia familia del artista, capitaneada por su hijo Juan. Para celebrar el acontecimiento, se muestra una retrospectiva de la fecunda labor del artista. La exposición evoca los lugares comunes de una trayectoria en la que no cambia demasiado, desde las obras en las que comienza firmando como Juan Bayón y J. Salabet hasta los cuadros en los que populariza el sobrenombre de Bay-Sala.

Nacido en Logroño y afincado en Bilbao cuando solo tenía 5 años, es un honrado autor que pinta el movimiento de la ciudad y el silencio estable del campo. Lo primero por medio de pequeñas figuras que deambulan de un lado para otro. Lo segundo, al detenerse en los detalles de los sólidos caseríos en medio del campo. Le define en todos los casos la utilización de una paleta amplia y una pincelada ágil y suelta. A veces, apenas da el leve toque de una mancha, mientras que en otras ocasiones desmenuza el gesto hasta precisar con más nitidez. La obra es el resultado de una interacción sensorial alejándose de la cosa mentale que plantea Leonardo y el arte contemporáneo desarrolla como método de conocimiento.

Todas las horas y las diversas estaciones tienen acogida en una visión neblinosa y no tremendamente nítida. El impresionismo y sus derivados decimonónicos están en la base de ese mundo fértil en apariencias. Fue un pintor muy viajero y en la muestra no faltan motivos de diferentes localidades y contextos, desde paisajes vascos hasta el rastro madrileño, de Córdoba al puente del Kursaal. Abundan sobre todo los asuntos de temática parisina, capital francesa en la que vivió desde 1950 hasta 1969.

La muestra se acompaña con libros en los que se dan referencias del artista. Especialmente interesantes son las fotografías obtenidas por Robert Capa durante la guerra civil. En ellas se ve a Juan Bayón pintando en El Arenal y sorteando sus cuadros, cuyos beneficios servían para paliar las necesidades de los hospitales de sangre.