Llamada a la causa de la alegría a raudales

El viejo circo que tantas alegrías trajo se desliza estos días por nuestras calles como una sombra de lo que fue. No faltan ilusiones ni empeños en quienes trabajan a destajo para recrear ese universo que nos saca de la monotonía, esa galaxia donde uno abre la boca por asombro y no por bostezos. No faltan, claro que no. Lo que faltan son espectadores. En un mundo donde lo virtual gobierna, espectáculos de carne y hueso como este no encuentran hueco. Hagan, hagan un esfuerzo y vayan un día de estos. Y se darán cuenta de las maravillas que se despliegan bajo la carpa.

Viene al caso esta reflexión recién llegado del Hotel Ilunion Bilbao que dirige Alvaro Díaz.Munio. Es en ese establecimiento donde hace piruetas para sobrevivir La Gota de Leche Bilbao, es allí donde está instalada la sede social de la entidad benefactora cuyas riendas lleva Julio Piñeiro, inasequible al desaliento. A lo largo de este verano que ya se va Julio ha mantenido contacto con el circo Holiday instalado en el parque Etebarria, como es costumbre en los últimos años. Encadeza esa caravana de ilusiones Justo Sacristán, segunda generación de una estirpe circense, habida cuenta que es hijo de Ramón Sacristán, el hombre que fundó este circo, recién salido de La Casilla. A Justo, el director, le acompañaba Rody Aragón, empresario junto al que camina e hijo de aquel payaso legendario que se llamaba Fofó. A la causa del circo acaba de realizar una emotiva llamada el propio Julio Piñeiro. Cómo quiera que el circo ha donado esta temporada 500 entradas para que acudiesen al circo los niños que se cobijan bajo el abrigo de La Gota de Leche, la entidad acaba de tributarles un homenaje en el citado hotel.

Allí les aguardaban una troupe del propio hotel Ilunion de Rodríguez Arias formada por Stivens Mejia, Enrique Merino, Marieis Melero y Dania Rodríguez entre otros, prestos para dar servicio a un homenaje al que acudieron diversos integrantes del circo. Antes de que se celebrase el brunch La Gota de Leche entregó algunos regalos a los asistentes circenses: perfumes para ellas, colonias para ellos y juguetes para los más pequeños, amén de un retrato del propo Justo, hecho al pastel y a cuatro manos entre el mismo Julio Piñeiro y la rumana afincada en Torremolinos, Ingrid Cuypers. En las alocuciones, Julio recordó que el circo que hoy languidece goza de buena salud en EE.UU,, donde al parecer lo patrocinan los propios gobernadores de determinados estados.

De todo cuanto les he contado darán fe gente como Gonzalo Segura, mano derecha del circo; Maike Torralvo, payaso; Alba Quirós, bailarina; los jóvenes Ashly y Triana Torralvo, Alfredo Segura, Marcos Sacristán Muñoz, Tristán Segura, Marina Muñoz, Felipe Abraham González Segura, el patriarca don Manuel Muñoz Delgado; Gerardo Segura Macías, alambrista bajo la carpa y Aaron Sacristán Muñoz, payaso y jinete, si es que me lo permiten decir así, de la Rueda de la Muerte entre otra gente bohemia, acostumbrada a moverse por medio mundo a tumbos, como carro de mudanzas de antaño.

Se sumaron al homenaje, además de los citados, Consuello Bringas; el artista gráfico Asier Sanz; el cantautor Iñaki Basabe, Marijo Villanueva, Julio Alegría, Mariapi Alza, Irati Arce, Ana Piñeiro, Jesús Zabala, a quien alguna vez le han llamado Olentzero; Marino Montero; la presidenta de la Confederación Vasca de Comercio y de Deusto Bizirik, Julia Diéguez, Julio Aristín, José María Amantes, Pedro Cereceda Piñeiro, Lionela Jessica y un puñadito más de gente que brindaron por una larga vida al circo por mucho que en los tiempos actuales no soplen buenos vientos para ellos. Es tarea nuestra, de todos, no dejarles caer, acompañarles en el camino de la vida. Al fin y al cabo, ellos nos venden alegría a raudales.