Las paredes encaladas,prestas para dar acogida al arte contemporáneo y tan caliente como el pan horneado hoy mismo, resplandecían como un lienzo por estrenar. La paredes blancas, ya les digo, que ocupan 1.000 metros cuadrados de ilusiones, ofrecen una oportunidad para el disfrute y aprendizaje del arte contemporáneo, un lugar de encuentro entre artistas, públicos y profesionales del sector cultural. Lucen, también, para la expansión del arte vasco por toda Bizkaia, para su proyección por medio mundo.
Ayer, cuando la Sala Rekalde abría sus puertas (la nueva salida por Iparraguirre recuerda a un giro de cabeza, como si quisiese voltearse al andar para ver el paso del Guggenheim y el Museo de Bellas Artes...) se escuchaba el taconeo de la expectación. En la puesta de largo pesaron los discursos de la diputada general, Elixabete Etxanobe, y de la directora de la Sala, Alicia Fernández, en presencia de la vicelehendakari Ibone Bengoetxea; la diputada foral Leixuri Arrizabalaga; la directora de Cultura, Begoña de Ibarra, y la presidenta de Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui. Les acompañaban los vecinos, como les decía: Juan Ignacio Vidarte en nombre del Museo Guggenheim, y Miguel Zugaza, embajador del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Y junto a ellos, el nieto del escultor, Mikel Chillida, y Mireia Massagué, directora de Chillida Leku. Era, ya ven, una llamada a la tierra de las artes. Y hubo contestación.
A la cita no faltaron artistas como Jesús Mari Lazkano, la pintora Juana García Pozuelos, José Ibarrola, José Pablo Arriaga, Garazi Etxaburu, Anton Hurtado, Iraia Larrañaga, Eider Corral, Elena Ciordia y Gaizka Zuazo entre otros; el concejal de Cultura, Gonzalo Olabarria; Javier Riano, tan cercano ya a Azkuna Zentroa; Rafael Orbegozo, el artist man de Iberdrola, Sorkunde Aiarza (hablaba maravillas de la obra Ama de José Pablo en el Euskal Museoa); Ion Ruigómez, director de Itsasmuseum, Javier González Durana, José Julián Bakedano, Iñaki López de Aguileta, Josune Ariztondo; galeristas como Juan Manuel Lumbreras, Sol Agirre (iba acompañada por Ander López, quien ultima un trabajo sobre las galerías de Bilbao en los años setenta...) e Ignacio Múgica, Lorea Bilbao, la historiadora María Jesús Cava, María Troyas y un sinfín de gente más que disfrutó de los discursos, la performance y el cóctel de bienvenida.
Tampoco faltaron a la cita Ainara Martínez Matia, directora técnica en La Encartada Fabrika-Museoa; Aixa Gaztelu, de Txakolingune; Marta Zabala, directora de la Ferrería El Pobal; Ettor Telletxea, del Bilboko Arkeologi Museoa; Yurdana Acasuso, de Euskararen Etxea, Marta G. Maruri, Catalina Lozano, Miren Alzuri; Idoia Postigo, de Bilbao Metrópoli 30, Belén Greaves, Ana Madariaga, Begoña Gil, Itxaso Elordui, Iñaki Iriarte, Esmeralda Herlo, La Otxoa, Joseba Solozabal, Anton Sansebastián y toda un troupe.