RECONOZCÁMOSLO. En el bosque de las noticias nuestras de cada día hay malas hierbas, zarzales con púas tremendas, zonas umbrías donde no da el sol jamás e incluso lobos feroces que merodean los espacios dedicados a la información, a la comunicación.

Y, de repente, ¡zas!, aparece un claro abierto por donde se filtra un haz de rayos de sol. Por donde pasa la luz. Son, aunque crean ustedes que se trata de cosas de leyenda o de ciencia ficción, noticias felices y alegres. Un puñadito, ya lo sé. Pero noticias que se celebran a carcajadas. Las han buscado este año para dar con siete que conforman el podio de los Berri Onak Sariak, premios a las noticias de celebrar. La gala, celebrada ayer en el Hotel Carlton bajo el guion escrito por los hermanos Agustín y Patxi Herranz, estuvo cargada con la electricidad de la buena. Fue emotivo, por ejemplo, ver cómo en el bar americano del hotel se encontraban José Ángel Iribar y Kepa Junkera. El viejo Txopo renqueante estaba en la barra con Andoni Goikoetxea y allí apareció el trikitilari renacido de las sombras. Había pedido que, de ser posible, le entregase el premio el mismísimo Iribar y la emoción del encuentro brillaba en sus ojos. Llegó Kepa acompañado por Fermín Aio (el documental que ha rodado sobre Kepa es tan hermoso y emocionante que esa fue una de las noticias felices del año, al sacarle a Kepa de las oscuridad...) y José Ramón Plaza. Con ellos se inmortalizaron en la foto José Antonio Nielfa, La Otxoa, y Antonio Sansebastián. Todo sucedió en el backstage de la gala, si se me permite decirlo así, pero la escena era digna de un primer plano.

Bajo la cúpula del salón central del Hotel Carlton se escenificó la tarde. Como les decía, Agustín iba presentando las historias premiadas y Patxi, entrevistando a los protagonistas con sal y pimienta. Así, la primera noticia que se aplaudió de lo lindo fue el anuncio de la llegada del Tour de Francia a Bilbao. En realidad no se trata de una llegada, ¿se acuerdan?, sino de la Grand Départ, la Gran Salida en la edición de 2023. Recogió la distinción el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, de manos del cónsul francés Yamm Battefort, a quien le dieron un jocoso pésame por la final perdida frente a Argentina. “Miremos al futuro y al Athletic”, dijo con buena cintura.

Permítanme un par de apuntes. Los premios físicos (no, en metálico, no: físicos...) eran unos dibujos del artista gráfico Asier Sanz, mayúsculos, y una silueta del mapa de Bilbao horneda en chocolate. Los entregó la ucraniana Kateryne Kaminska, quien llegó al hotel acompañada por una troupe del Este compuesta por Olena Kyzyma, Yryna Alekxihachuck, Yurii Kot y Alone Kalynzki, entre otros.

Sigamos, el actor Ramón Barea, en el año de sus premiaturas, fue otro de los premiados. Juan Ignacio Vidarte recogió la distinción al Guggenheim en su 25 aniversario de manos de la diputada Lorea Bilbao; el periódico Bilbao, con 35 años de vida, en cuyo nombre acudió Oihane Agirregoitia para recoger el galardón de manos de la presidenta de la Asociación de Periodistas Vascos, Amaia Goikoetxea; la hucha txikitera que se abre cada año en el Txikiteroren Eguna (su custodio, Boni García, recogió el parabién de manos de José Ramón Taranco, de Laboral Kutxa, patrocinador del acto...); y el Desfile de la Ballena, en cuyo nombre llegó Itziar Urtasun para llevarse los honores que le ofreció Yolanda del Hoyo, RR.PP., de Aranzazu Hoteles. La ballena atrae multitudes. Testigos de cuanto les cuento fueron, además de los citados, Marino Montero, Olatz Candina, José Ramón Martínez, Iñaki Basabe, Iñaki Astigarraga, Tomás Sánchez, Iker Urkidi, Isidro Elezgarai, presidente de Unicef en el País Vasco; el cocinero Dani García, Jujo Ortiz, Javier Diago, José Mari Amantes y una corte de gente ansiosa por oír buenas nuevas.