L futuro les arrojó un guante de desafío, como dicen que hacían los románticos del siglo XVIII. No en vano, el programa The future game, planteado por BBK Kuna, aún en obras, planteaba la búsqueda de respuestas para el futuro, dejándoles el reto a un puñado de treinta jóvenes de ganar tiempo para salvar el planeta. Si se considera que Oskar Santamaría, uno de los presentadores de la gala (le acompañó en las tareas Olatz Ibarretxe...), aprovechó el punto y seguido de las presentaciones (a continuación hubo una mesa redonda para proyectar una visión global de los grupos...) para decir algo así como que no se podrá decir ahora que la juventud está dormida o adocenada, bien pudiéramos jugar con esa idea para comentar, como resumen de lo escuchado y a modo de juego, que la juventud reseñada están haciéndonos la cama para mañana, para que tengamos un provenir más confortable.

Ayer la Sala BBK de la Gran Vía se convirtió en el ágora donde los equipos formados para la ocasión volcaron sus ideas y las soluciones que han encontrado para resolverlas, por mucho que algunas tengan el calibre de una ecuación de segundo grado. Durante cuatro semanas han practicado un juego de aprendizaje en acción para superar retos relacionados con el futuro del planeta.

Organizados en grupos multidisciplinares, con participantes con perfiles muy distintos -biólogas, psicólogos, graduados en ADE, ingenieros, músicos, diseñadoras o educadores sociales, entre otros-, han viajado en distintas naves espaciales al futuro durante esas cuatro semanas, colaborando mutuamente con un objetivo común: ganar tiempo para el futuro del planeta. Da la impresión de que lo han conseguido.

¿Qué pidieron, más allá de lo expuesto? Procesos abiertos y contratos continuos, que la sociedad a la que pertenecen crea en las aportaciones de la juventud y que mire a la calle para realizar sus diagnósticos, que el proyecto no se detenga aquí y ahora y tenga más continuidad. No son demandas insólitas así que hace falta que sus voces no caigan ahora en saco roto.

Digamos que a la gala acudió el presidente de BBK, Xabier Sagredo; Eider Inunciaga, directora de BBK Kuna; Nora Sarasola, directora de Obra Social de la BBK; Oihane Aldayturriaga ygente que ha trabajado en el proyecto como Leire Zarate, Juan Ramón Parrado, Igor Salmantón, Iratxe Uriarte, Ana Belén Martínez y Asier Ipiña, entre otros. Todos ellos aplaudieron el buen hacer de una juventud que mantiene los ojos bien despiertos.

¿Y quienes son ellos y ellas, cabría preguntarse? Les diré que en el proyecto Homovastumhan participado Arianne Setién, Nagore Blasco, Aritz Benigno y Sandra Maira; que en el bautizado como Meridiamhan de reseñarse los nombres de Xabier Goyarzun, Andrea Lozano, Nerea Páramo y Noemi Paino; que en ese otro que se conoce con un nombre tan exótico como Kalaharise juntaron Mikel Mendibe, Laura Sierra, Marina Duhart y Andrea Fernández; que el cuarto proyecto, con el apelativo Ampeicomo seña de distinción, nació de la creatividad de Paula Aguirrezabaldegui, Ana Gazpio, Enara Iglesias y Mónica Laucirica; que la quinta propuesta, conocida como Srendipia, solo pudo contar con la presencia de Víctor Carramiñana -Ana Legarreta y María Ocáriz no pudieron acercarse a la cita matutina en la BBK- y que la sexta creación es conocida como Nomadsy galopada, si es que se me permite decirlo así, por Paula Cabo, Lucía Camargo, Garazi Soldevilla y Amaia Garzón.

Son. como habrán leído, seis proyectos cargados con el combustible de las buenas ideas, la esperanza a flor de piel, una energía imparable e impagable y un anhelo todopoderoso: que los días que nos quedan por venir sean más y mejores. Con semejante impulso no pueden salir mal las cosas.

BBK Kuna muestra los proyectos para el desarrollo sostenible planteados por treinta jóvenes en el programa 'The future game'

La Sala BBK se convirtió en el ágora donde los grupos participantes mostraron sus diagnósticos y habilidades para superarlos