N día y otro. Y otro más. Así hasta perder la noción del tiempo, y arrastrar un quintal de horas muertas y la sensación de angustia. Eran días, ¿se acuerdan?, de incertidumbre. Y para quienes gozaban de buena salud días largos, días de 25 horas cuando menos. En esas fechas de confinamiento, digo, hubo un puñado de hombres y mujeres que, tal y como recordó ayer el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, “miraron hacia los lados en nombre de la solidaridad”, siempre atentos a echar una mano.

Moskotarrak, a su vez (José Mari Amantes y Luis Ángel Castresana al frente...), ejerció de notario. A la recopilación le llamaron Made in Bilbao y ayer homenajeó a veinte de esas iniciativas que allanaron el camino, con Bilbao de por medio. Les entregaron aplausos sinceros y una lámina donada de Tomás Ondarra, quien también fue agasajado por su Cuaderno Athletic.

Tienen, además de una voluntad de hierro, corazones de león. Arturo Trueba, en nombre de La Ría del Ocio, y sus postales de calles desde los balcones; Marino Montero, y las donaciones de La Gota de Leche; Borja Elorza, y su clan de CID FCA Comunicación, con el recuerdo de los rincones favoritos; José Ramón Pérez y la Asociación Artística Vizcaina, invitando a versos y arte; Iñigo Portilo, en nombre de Caostica, desde donde se propuso rodar suecadas en casa con la promesa de conseguir “gloria eterna”; Txema Carbajo, en nombre de las Peñas del Athletic del barrio de Zorrotza, que organizó aperitivos de domingo en las ventanas y vestidos de rojiblanco; Ana Belén Alonso, emisaria del Taller de Escritura Creativa ALFA, quien invocó a las Cartas desde mi celda, de Bécquer, para invitarnos a escribir; Beatriz Iglesias y otras profesionales sanitarias del hospital de Basurto, que solicitaron elementos de distracción para pacientes ingresados; Clara Pérez y el grupo del hospital de Cruces, que impulsaron a escribir cartas de ánimo a los pacientes; Daiana Martínez y la gente de Clínica Coda, que diseñó mascarillas transparentes que permiten leer los labios; Begoña Lasa y el AMPA del Colegio de Miribilla, con su proyecto Mintxa Praktika para no perder la práctica euskaldun; Julio Albitre y El Karma, donde publicaron la sección diaria titulada Más preguntas para una pandemia; los recitales de Iván Allue, Txistuman en San Inazio; la actriz Karmele Larrinaga, en su balcón de la calle Prim; Vicente Salinas, y sus saetas al Nazareno; el tenor Martín Barcelona, a los pies del Sagrado Corazón, o Antton Bastero y Begitxu Gómez, y su vídeo diario con marionetas; la boda coronavírica de Javier Arrieta y Eva Rubio, en el Ayunta, y la elegida entre todas, Begotxu Jauregi, quien cocinó y entregó comidas caseras envasadas en táperes a una veintena de sanitarios confinados en el Hotel Hesperia Zubialde. Asier Loroño, Jujo Ortiz, Gonzalo Olabarria, Itziar Urtasun, Yolanda Díaz y otra gente diversa aplaudieron.

Moskotarrak escenifica, en el kiosco de El Arenal, la entrega de los premios Made in Bilbao a las ideas que aligeraron el confinamiento