- La villa de Amurrio ha dado por finalizado el proyecto de excavación del yacimiento de la época romana de Elexazar que arrancó en 2009 bajo la dirección de Juanjo Hidalgo y que ha contado con la autorización y financiación de la Diputación Foral de Araba y del Consistorio local. Y lo ha hecho con la colocación de un panel con información de los hallazgos y de las diferentes campañas de trabajo llevadas a cabo durante esta década. Tras las últimas labores de consolidación del yacimiento y sus estructuras para su correcta preservación, se ha dado un paso importante para la divulgación de este importante patrimonio histórico con el objetivo puesto en que todas las personas que se acerquen hasta Elexazar puedan obtener datos y explicaciones sencillas y muy visuales sobre la intervención realizada, la composición del poblado y las múltiples piezas encontradas.

En cuando a la estructura edificativa del asentamiento, las prospecciones han permitido identificar tres construcciones que pudieron haber sido levantadas y estado habitadas entre los siglos I y III. Una de ellas correspondería a la casa principal, con un patio central que actúa de distribuidor para el resto de las estancias. La investigación ha detectado hasta tres fases constructivas muy seguidas en el tiempo y que obedecerían a la necesidad de generar nuevos recintos con el paso del tiempo, posiblemente para almacenaje, taller o secaderos.

Una acera enlosada de un metro de anchura lleva hasta una segunda construcción que Hidalgo interpreta como “un hogar muy degradado” que podría haber sido utilizado como taller para mantenimiento del lugar por el hallazgo en esa zona de grandes clavos de hierro, algunas herramientas y una piedra yunque. Este edificio de pequeñas dimensiones está conformado por tres recintos, todos ellos enlosados. Y la última construcción del yacimiento podría corresponder con un establo ya que no está descartada la actividad ganadera entre los pobladores de Elexazar.

piezas interesantes

Además, en el yacimiento se han localizado diferentes materiales que han permitido establecer una cronología bastante ajustada de la época en el que el poblado estuvo habitado. Y es que, junto a restos cerámicos, como bordes de ollas, platos y fuentes, y piezas como clavos, puntas y tachuelas de sandalias y botas, se han encontrado elementos de bronce y dos monedas correspondientes a los emperadores Alejandro Severo y Gordiano III, que sitúan el final del asentamiento hacia mediados del siglo III.

Sobre la cerámica, la hipótesis que cobra más fuerza es que fuera adquirida en alguna feria de algún punto cercano del Alto Nervión. “En el mercado podría haber un alfar y los de Elexazar, por su parte, venderían vacas, pero también cuero, cuernos, tendones, carne seca o ahumada, quesos...”, apunta Hidalgo. Y con el hierro que probablemente adquirieran allí podrían haber llegado a elaborar en el poblado clavos y herrajes sencillos.

Ara con cabeza de toro

Entre los hallazgos más significativos de Elexazar cabe destacar la aparición de un ara taurobolio labrada en un bloque cuadrangular de arenisca donde aparece representada la cabeza de un toro. Se trata de un elemento religioso de carácter sacrificial y simbólico relacionado con el culto a Cibeles, mediante el cual se pretende invocar el favor de la Diosa para el colectivo de los habitantes del asentamiento y la buena marcha de la actividad de la granja. Fue descubierta en 2013 y ya expuesta en el Museo Bibat de Vitoria-Gasteiz y sobre este elemento el arqueólogo lanza la posibilidad de que “podría haber estado en el centro del asentamiento, quizá sobre algún pedestal dispuesto en la plaza, a la vista de todos los miembros de la comunidad. Pero creemos que hay que desligarlo de cualquier tipo de culto al toro, como bien pudiese haber dado en el mundo celtibérico de la II Edad del Hierro y verlo más como un elemento ligado a la Magna Mater, la madre de todos los dioses y, en concreto, a la diosa Cibeles”.

Y en la campaña del verano de 2019 también salió a la luz lo que posiblemente sea el enterramiento en vasija de un neonato, aunque la característica acidez del suelo ha impedido que lleguen hasta nuestros días restos orgánicos del posible cadáver.

Los aproximadamente 150 años de asentamiento poblacional en Elexazar posibilitaron la construcción de sólidos edificios de piedra, tal y como se puede ver en la recreación que muestra el panel informativo. Las diferentes generaciones que allí llegaron a vivir pudieron desarrollar, a lo largo de ese tiempo, ciertas redes o hábitos de comercio y participar en alguna actividad relacionada con el culto y las creencias. Lo que no tienen aún los investigadores es una justificación clara de su abandono que se estima fue posterior al año 234 por el hallazgo allí de una moneda de Alejandro Severo. Eso sí, “sabemos que después hubo un incendio, constatable en el registro arqueológico ya que llega a la roca madre donde se han recogido muchos carbones, tortas recocidas de enlucidos y arcillas o trozos carbonizados de madera”, apunta Hidalgo.