La monitora orduñarra de zumba, Izaskun del Cerro, ha hecho hueco en el centro del salón de su domicilio para reconvertirlo en un pequeño escenario desde donde mostrar on line nuevos bailes y coreografías y ayudar así a vencer el tedio y el sedentarismo del obligado confinamiento a través de ejercicios aeróbicos al ritmo de música. Las sesiones serán todos los martes, a las 19.00 horas, mientras dure el estado de alarma y se enmarcan dentro de la iniciativa Etxean Goxo impulsada por la plataforma de comunicación en euskera Aiaraldea Gaur. “Yo ya estaba en contacto con el alumnado de los diferentes grupos a los que doy clases y les había pedido que me enviaran sugerencias de canciones por WhatsApp para poder hacer algo especial con ellos cuando terminara este encierro casero. Era un proyecto personal que también me iba a ayudar a mí a estar ocupada y preparan nuevos bailes. Y, de repente, recibí la propuesta de ofrecer clases a través de Internet. Me pareció una idea genial y dije que sí al instante”, explica.

El trabajo previo a la emisión semanal es intenso y requiere, además, de la participación y colaboración de la población de la comarca. “A través de diferentes canales y redes sociales pueden enviar temas musicales que deben ser siempre en euskera. Yo los voy recibiendo y selecciono los más adecuados para una sesión de zumba de 30 a 45 minutos de duración. Pienso y creo coreografías adaptadas a esas canciones y las voy grabando en vídeos en mi salón que, después, se montan para ser proyectados los martes a las 19.00 horas”. Y cada una de esas clases quedan colgadas en la red “para poder realizarlas en cualquier momento que se desee”, destaca.

La primera experiencia fue el pasado día 17 e Izaskun del Cerro reconoce haber estado “más nerviosa que nunca”. Al fin y al cabo, “estoy acostumbrada a realizar sesiones en directo y rodeada de mucha gente y está era en la soledad de mi casa. No dejaba de pensar si iba a salir bien y si iba a gustar. Y, además, la grabación quedó un poco oscura”. Pero todos esos miedos e inseguridades desaparecieron en cuanto la emisión se hizo una realidad. “Empecé a recibir muchos mensajes de agradecimiento, incluso de gente que no conocía. Fue muy bonito, todos estamos viviendo una situación desconocida y muy difícil. No pude evitar ponerme a llorar”, asegura.

También para los mayores

A raíz de esta primera sesión on line, el trabajo creativo de Izaskun del Cerro se ha intensificado gracias al interés que tiene también por continuar recibiendo clases el grupo Zumbagold de personas mayores de Orduña que participa en el programa Mugi Zaiztez. “Para este colectivo, preparo coreografías más sencillas, sin saltos y con menos movimiento. Deben ser ejercicios más terapéuticos y adaptados a sus necesidades. Por eso, y por las dificultades que tienen las personas de la tercera edad para acceder y controlar las nuevas tecnologías, no les viene bien el formato de Etxean Goxo”. Para cada problema hay una solución, y la monitora orduñarra la ha encontrado. “He creado un grupo de WhatsApp específico para mi alumnado de Zumbagold, grabo en vídeo pequeñas sesiones para ellos y se las envío para que las hagan, cuando les venga bien, en sus casas”.

Todas estas iniciativas mantienen en marcha a una mujer ya de por sí muy activa y dinámica que, al igual que el resto de la población, recibió con cierto miedo y angustia el decreto y las duras restricciones del estado de alarma. “Está siendo un aprendizaje diario y, la verdad, lo estoy llevando mejor de lo que pensaba”, asegura. Su remedio ha sido “organizar una rutina diaria para no volverme loca” y que comienza “por la mañana con las tareas de casa, ayudar a mi hija y mi hijo con la dinámica que tienen que crear para hacer las tareas del colegio y, si es necesario, salir a hacer compras y recados, sobre todo para mi ama que es mayor”. Ya por la tarde, el deporte toma el protagonismo. “He puesto la cinta de correr en la sala para hacer ejercicio, reviso las propuestas de canciones para pensar las coreografías, empiezo a ensayarlas y a hacer grabaciones...”. Y este tiempo que, a pesar de las circunstancias, casi no le sobra también lo está dedicando a “estudiar musicoterapia, que es mi próximo reto”.