Laudio - Con un metro en mano y con los pequeños Urko y Katxalin como testigos de excepción, a las 12.00 horas llegó el esperado momento de medir el perímetro del retoño del Árbol de Gernika plantado hace un año en una campa anexa a la ermita de San Juan de Laudio. "Ha engordado 3 milímetros", anunció Félix Mugurutza, como maestro de ceremonias. Un aplauso de satisfacción del más de centenar de personas allí presentes acogió la noticia. "No es mucho, pero dicen los entendidos que, el primer año, los árboles dedican todo su esfuerzo a hacer y a ampliar las raíces. Esperemos que en 2021 se note más", explicó Mugurutza justo antes de que la agrupación local Los Arlotes, y los allí congregados, entonaran el Gernikako Arbola como homenaje al retoño y El roble y el ombú, un sortziko muy popular en el siglo XX compuesto por Félix García-Arcelus "un bilbaino que, por entonces, vivía en Laudio", precisó. Y para que lo acontecido constara en acta, se tomó nota del nombre y apellidos de los presentes que, junto a la foto de familia realizada después, "serán los datos que registremos en un documento que recogerá, año tras año, la información sobre este sencillo festejo".

Fue el acto que dio por inaugurada la celebración del Kanporamartxo, festejo de carácter rural -también llamado Basaratuste en otras zonas de Euskal Herria- que tradicionalmente tenía lugar el domingo previo a Carnaval. "Consiste en ir al monte, hacer una pequeña ofrenda al bosque y, sobre todo, pasarlo bien con los alimentos relacionados con el cerdo que era el animal totémico del mundo celta. Y, por entonces, sacrificarlo era hacerlo sagrado", detalló.

La costumbre se empezó a recuperar de manera sencilla hace cuatro años en Laudio, "en la zona de Letzeaga pero nos hizo mal tiempo y decidimos cambiarla a San Juan, donde nos podemos refugiar en los pórticos de la ermita si la climatología no acompaña". En 2019 se dio un paso más al obtener los permisos para plantar un retoño del Árbol de Gernika con la presencia de "Ana Otadui, presidenta de las Juntas generales de Bizkaia, y del anterior alcalde, Natxo Urkixo", recordó el actual primer edil, Ander Añibarro. El lugar elegido para ello no fue casual. El retoño crece donde "solo los más mayores recuerdan que había un roble donde se separaban todos los caminos hacia los caseríos y que llamaban Gururatetx, árbol de las mentiras ya que, al parecer, era donde los baserritarras se contaban las andanzas del día antes de volver a casa".

Y para cumplir con la tradición del Kanporamartxo, tal y como lo hacían los antepasados, los asistentes se fueron acercando a una pequeña hoguera cuyas brasas sirvieron para asar tocino, chorizos o morcillas -traídos cada uno de su casa- pinchados en un palo. "Es una pequeña fiesta que sirve para hacer pueblo, sin grandes pretensiones pero muy bonita", afirmó con satisfacción Mugurutza.