Lleva largos años capitaneando el cuerpo de Protección Civil de Bermeo, unos voluntarios que actúan en todo tipo de incidencias que ocurren en Bermeo desde casi tres décadas. Incendios, inundaciones o accidentes, Herri Babesa ha mantenido su actividad diaria durante el confinamiento por el coronavirus, además de ocuparse de controlar que nadie se saltara el cierre de un área de especial valor para la villa marinera, como es Matxitxako y, sobre todo, el entorno de San Juan de Gaztelugatxe.

¿Qué papel han tenido en el dispositivo montado en Bermeo?

—Bermeo es un municipio bastante extenso y nos encomendaron controlar la zona de Gaztelugatxe y Matxitxako, además de áreas como Arribolas o los caminos rurales que van a la zona. Hemos tratado de hacer entender a aquellos que se saltaban las normas del confinamiento, de que no lo hicieran.

San Juan de Gaztelugatxe ha sido un punto caliente. ¿No es así?

—Nos ha traído un poco de cabeza controlar que la gente no accediera a la ermita. La verdad es que hemos metido muchas horas controlando el entorno, desde bien entrada la mañana hasta la noche. Hemos echado muchos días allí, incluso llegando hasta la zona de Ermu para tratar de controlar la situación. Y si te digo la verdad, hemos observado que ha habido mucha gente que se ha saltado el confinamiento.

Llegaron a señalar que han jugado "al gato y al ratón" con algunas personas...

—Y así es. Nosotros no tenemos potestad para imponer multas, como cuerpo voluntario que somos. No tenemos capacidad para sancionar a nadie; hemos estado para avisar. Pero hemos visto cómo ha habido gente que, entre comillas, ha jugado con nosotros. Que accedía a Gaztelugatxe cuando nos marchábamos, ya de noche. O, incluso, hemos subido hasta la ermita de mañana y hemos detectado que había basura no detectada el día anterior. Hemos visto muchos indicios de presencia de personas... Ha habido gente que no ha respetado ninguna medida.

¿En líneas generales, ha cumplido Bermeo las directrices?

—Diría que sí, aunque también ha habido mucha gente que se ha saltado las restricciones. Ha habido quién ha cumplido y quién no.

Posteriormente también se hicieron cargo de la carretera a Bakio.

—Nos pidieron que controláramos la zona del instituto y la carretera que va hacia Bakio. Y los primeros días después de decretarse la fase 1 vimos que esa zona se saturó. Hablamos con la Ertzaintza para tratar de que el gentío que se acercaba no generara problemas. Es una zona de paso de vehículos, y hubo momentos en los que había demasiadas personas deambulando por la zona.

Han estado implicados en el repartir de mascarillas.

—Las repartimos en los accesos al transporte público, sí. Y también nos hemos dedicado a entregar mascarillas en residencias, no solo en Bermeo, sino que también en Mundaka. Todo el material que hemos podido conseguir se ha llevado a puntos de riesgo de contagio, para que estuvieran lo más protegidos posibles. Enagas nos dio buzos, y los repartimos. Salica también nos dio material. Y muchos bermeotarras también nos han donado un material que ha ido a parar allí donde lo necesitaban. La gente, en líneas generales, nos ha agradecido la labor que hemos venido efectuando.

¿Han mantenido su quehacer además de participar en el dispositivo del confinamiento?

—Hemos seguido actuando como siempre, actuando ante cualquier incidente que ha habido en Bermeo, además de estar presentes en la lucha contra el coronavirus.

Siguen buscando nuevos voluntarios para Herri Babesa.

—Cualquiera que quiera sumarse, será bienvenido. La formación y el seguro corre de nuestra cuenta, pero sí que damos la bienvenida a todo aquel que venga a aportar.

"Nos ha traído un poco de cabeza controlar que la gente no accediera a la ermita de Gaztelugatxe"

"La gente de Bermeo, en líneas generales, nos ha agradecido el trabajo que hemos venido efectuando"