José Antonio Carballo Urriza, natural de Galdames, "era un muchacho que siguió a la Columna Perezagua -formada por comunistas y socialistas, encargada de sofocar el levantamiento en San Sebastián y de frenar a Mola en Villarreal- y al Partido Comunista hasta caer abatido en 1946 en Loiu por formar parte del maqui que actuaba en Encartaciones y en Bizkaia", relató Ricardo Santamaría, coordinador del Centro Trueba. Desde el sábado cuenta con una placa en su honor en el barrio Laia de su municipio natal como símbolo de la lucha en la sombra contra la dictadura franquista tras terminar la Guerra Civil.

"No se nos debe olvidar lo que sufrieron para que no se vuelva a repetir, estamos aquí para recordar a todas las personas que padecieron las consecuencias de la contienda", señaló Nagore Orella, concejala de Cultura de Galdames. La localidad destina una partida de su presupuesto a la memoria histórica y ha editado desde 2017 varios libros sobre su pasado durante la guerra y la dictadura.

Los vecinos Joseba Ruiz y Juli Barrutia promovieron el homenaje después de conocer la historia de José Antonio Carballo casi por casualidad, cuando descubrieron su nombre en un libro donde se mencionaba su pertenencia al destacamento guerrillero Malumbres. "A nadie le constaba su existencia y lo que le había sucedido" y gracias a las pesquisas que pusieron en marcha "localizamos a varios de sus familiares en Muskiz".

Sus bases se encontraban en una cueva de Basurto, como recoge el libro sobre memoria histórica de Galdames Lluvia de verano y El Sauco, "cuando aún había actividad en las minas". A Galdames en concreto "vinieron muchos asturianos represaliados después de la revolución de 1934".

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial cundió la esperanza "pensando que los Aliados o Europa iban a hacer algo contra Franco y se animaron a revitalizar el movimiento en el entorno, pero duró muy poco". Dentro de sus actividades en aquella época, se les atribuyeron "algún atraco y actuaciones de poca monta porque en realidad no disponían de excesiva infraestructura, querían lanzar propaganda, conseguir fondos, un poco de proselitismo..."

José Antonio Carballo falleció en Loiu a consecuencia de los disparos de la Guardia Civil durante un atraco en una fábrica en la que pretendían hacerse con una máquina para imprimir mensajes que contribuyeran a reclutar más personas para mantener la lucha contra el régimen.