El puesto de venta de churros, porras, lazos, algodones de azúcar, refrescos y vasos de chocolate que atiende la familia Pinto desde hace casi 20 años junto a la Casa de Cultura de Gurutzeta se transformó el jueves en un pequeño mercadillo solidario donde decenas de personas de este populoso barrio de Barakaldo depositaron numerosas bolsas de víveres con destino al Banco de Alimentos de Bizkaia"Siempre nos ha gustado hacer cosas solidarias con la gente que pueda necesitarlo", "señalaban María y Matías Pinto, dos de los hijos de esta conocida familia de churreros que lleva con su puesto más de 40 años en diferentes ubicaciones del barrio barakaldarra. "Sin nosotros no hay navidad", asegura Matías.

"Yo mismo he tenido experiencias malas en la vida y se lo importante que es que alguien te ayude, así que he querido poner mi granito de arena para ayudar a tantas familias que ahora mismo lo pueden estar pasando mal en Cruces y en otros barrios de nuestros pueblos", defendía Matías que tijera en mano iba cortando poco a poco los churros solidarios que iba preparando para agradecer la entrega de alimentos que la gente iba acercando a este puesto aledaño al ascensor del metro que abre sus puertas todos los de noviembre a abril.

"La verdad es que nos está sorprendiendo que la mayoría de la gente nos está entregando bolsas de comida y otros productos sin esperar a que les demos churros o porras o un vaso de chocolate a cambio y eso que hoy (por ayer) hace bien de frío", destacaba este hombre que incidía en destacar que "nadie está a salvo de un revés en la vida por lo que la solidaridad es algo muy importante para todos", apuntaba este churrero de poco más de 40 años que se crió entre los churros y porras que su familia preparaba en Gurutzeta desde antes de que el naciera.

Solidarios

"Desde luego no nos deja de sorprender esta familia que siempre dispuesta a echar una mano a los demás y de paso a endulzarnos el desayuno o la merienda", señalaba agradecido por la iniciativa Jose Luis, un vecino del barrio que les conoce "de toda la vida". Una aseveración que corroboraban otros dos vecinos que prefirieron mantener el anonimato y que ayer acudieron con sendas bolsas de víveres hasta la churrería Cruces que al igual que otros negocios ha sufrido el embate de la pandemia.

"A nosotros vino a cerrarnos la policía municipal el día que se decretó la pandemia y estuvimos cerrados hasta el mes de diciembre que pudimos abrir unas semanas por la navidad. Después tuvimos que volver a cerrar y ahora hemos vuelto a renovar la concesión del puesto en noviembre y estaremos aquí hasta marzo o abril", señala María Pinto que reconoce que el cierre sanitario "nos ha supuesto un grave impacto económico lo que nos ha llevado a ser más conscientes si cabe de la mala situación que están viviendo otras familias con esta pandemia".

Por ello, María no puso ninguna objeción a la propuesta del "Día del Trueque" ideado por su hermano Matías para colaborar con el Banco de Alimentos. "Ellos se han encargado de traernos varios petos del banco y las cajas con el rótulo de la asociación para que depositáramos los alimentos haciendo una pequeña clasificación de los mismos y mañana (por hoy) vendrán a recogerlos. Esperemos que vayan las cajas llenas", planteaba María.

La expectativa de los propietarios de la Churrería Cruces -que cuenta también con un puesto en Basauri- no era baladí ya que no es esta la primera vez que sus churros se acompañan de los aromas de la solidaridad. "Hace dos años recaudamos más de 2.600 euros para la Cuadri del Hospi", recuerdan los Pinto.