“Nos han contado que era muy pequeñito y no se explicaban cómo podía alcanzar a manejar pedales, teclado, etc. y tan bien”, revivieron Susana y María Teresa Escobar Calvo, bisnietas de Martín Rodríguez Seminario, homenajeado coincidiendo con un triple aniversario: el 150 de su nacimiento, el 120 desde que ganara la oposición para el puesto de organista de Balmaseda y los sesenta desde su muerte en la villa a los 90 años. Demostrando su precoz talento, “a los 16” había cursado estudios musicales en su Iruñea natal. A los 30 desembarcó en Balmaseda y ya no se marcharía.

El sábado por la tarde su tataranieta, Nerea García Escobar, descubrió una placa en la casa de la calle La Cuesta, en el casco histórico, donde Martín Rodríguez Seminario residió gran parte de su vida. Legó, por ejemplo, el Miserere con el que la coral Kolitza da inicio a la Semana SantaMiserere “con el magnífico acompañamiento de una antigua alumna suya, María Jesús Eguía” en el Cavaille-Coll del siglo XIX donado por el indiano Martín Mendia a la iglesia de San Severino, detalla Miguel Ángel Álvarez, quien forma parte de la comisión que ha coordinado los actos. La jornada finalizó con un concierto de Míriam Cepeda dentro del ciclo Bizkaiko Hotsak, de la asociación de amigos del órgano de Bizkaia Diego de Amezua.

También asistieron el alcalde actual, Aitor Larrinaga y el anterior, Álvaro Parro; el concejal de Cultura, Ander Rivero y su antecesor, Txetxu Txarramendieta; miembros de la coral Kolitza -el director, Julio Lanuza acudió a la ofrenda floral esa misma mañana en el cementerio-. “No se limitaba a tocar el órgano, sino que él componía, creó el Himno a Balmaseda, que los demás hemos convertido en Himno a BalmasedaHimno de Balmaseda, ilustró el relojero Eugenio de Francisco, otro de los presentes y artífice de que esa melodía resuene con las campanas de la antigua iglesia de San Juan. Lo terminó “en 1901, el año de su llegada, cediendo al Ayuntamiento su propiedad absoluta por 250 pesetas”, apuntó Miguel Ángel Álvarez. El original manuscrito se conserva “en el archivo municipal y de él se imprimieron 500 ejemplares, de los cuales se pusieron a la venta 497, al precio de dos pesetas cada uno”. La censura durante la dictadura de Primo de Rivera obligó a realizar modificaciones en la letra, firmada por “Manuel de la Torre y Eguía, hermano del arquitecto Félix de la Torre”.

Partitura inédita

Quedan más obras por escuchar. Y es que “nuestra madre conservaba varias partituras, una de ellas inédita”, desvelaron sus bisnietas, rememorando la prolífica trayectoria de Martín Rodríguez Seminario. Para cuando recaló en Balmaseda ya “había sustituido al pianista del Casino Eslava en Iruñea y, poco después, iría como profesor de música al colegio de los jesuitas de Carrión de los Condes y al de Gijón” y sumaba experiencia como organista en Beasain. Contrajo matrimonio con la balmasedana Catalina Ostolaza San Vicente, con la que tuvo dos hijos.

La fama de Martín Rodríguez Seminario trascendió fuera. Hasta “el prestigioso músico Jesús Guridi, durante su estancia en Bilbao se acercaba a veces en bicicleta, para consultar y tratar de asuntos musicales con él”. Cabe destacar que transmitió sus conocimientos a “destacados discípulos”. Entre ellos, “el padre Luis Iruarrizaga, que se convirtió en un gran compositor, director, organista y cantor” fallecido prematuramente o José Luis Urteaga Iturrioz, padre de otro músico notable, Juan Urteaga Loidi, nacido en Balmaseda en 1914.

Tres aniversarios

Nacimiento en 1871. Natural de Iruñea, Martín Rodríguez Seminario vino al mundo el 2 de agosto de 1871.

Llegada al municipio en 1901. A los 30 años consiguió la plaza de organista. Ese mismo año compuso el ‘Himno a Balmaseda’.

Muerte en 1961. Casado con la balmasedana Catalina Ostolaza San Vicente, falleció a los 90 años.

La jornada de actos comenzó el el sábado por la mañana. Se depositaron flores en la sepultura del organista en el cementerio de Balmaseda.

Por la tarde, su tataranieta, Nerea García Escobar, descubrió una placa en la casa en la que vivió, en la calle La Cuesta antes de un concierto de órgano.