A José María Lanzagorta (1875-1945), conocido en Zalla como Tío Mari, le llamaban el pintor de las sombras porque acostumbraba a dar rienda suelta a su faceta artística por las noches. Hubo quien se lo encontró en el cementerio. "No llegamos a conocerle, pero hemos oído hablar de él. Era un místico", contaron los pintores Bortedo y Loli Castaño en el vestíbulo del Zalla Zine Antzokia. Allí exponen junto con sus compañeros de la asociación Aurrean Enkt Javier Nogués, Satur Picasarri, Roberto Salazar, Jesús Penche y Maite Trueba hasta el lunes entre las 18.30 y las 21.00 horas, coincidiendo con el horario de cine. Como podrán comprobar quienes acudan, su estilo dista bastante del mencionado referente pictórico en el municipio y más este año que el color ha inundado la sala con sus cuadros, muchos de ellos de estilo abstracto.

En esta edición querían darle un giro a la muestra con toques más actuales con el objetivo de "cambiar la mentalidad para que no todo representara realismo". Un concepto distinto que se aprecia en la obra de Bortedo que recibe el título de una ópera de Verdi porque recordaba a una partitura, a la que él añadió más tarde una batuta o las representaciones de Loli Castaño "del nacimiento del universo con el desprendimiento de un agujero negro y la gran explosión en la que se observan más color, más luz y más vida", que le gustaría reproducir más adelante en un lienzo de mayores dimensiones. Ellos dos estuvieron en el recinto el primer día y explicaron que otro de los cuadros abstractos, a cargo de Jesús Penche "está inspirado en Kandinsky y desprende también un aire musical", apuntó Bortedo.

Otros han preferido mantenerse fieles a su técnica habitual, como el "especialista en retratos" Javier Nogués, como cuenta Loli Castaño, que exhibe una técnica depurada en los dos cuadros que cuelgan de la pared de Zalla Zine Antzokia. La reproducción de La investidura, de Edmund Blair Leighton, y la obra del propio Nogués que representa a la modelo que posa habitualmente para él "desde hace años" y "parece una fotografía" por su realismo. Roberto Salazar plasma el ambiente en la fundición que a Bortedo le resulta familiar porque trabajó en el mismo ambiente. Un ejemplo "del expresionismo que hace que te cale ese fuego" con el arte como vía de "contraposición a la dura vida" de las fábricas que puede haber impulsado las inquietudes de muchos artistas.

Tras haber volcado en los pinceles la inquietud del confinamiento, en la asociación Aurrean Enkt agradecen la oportunidad de exponer y recuperar las salidas para pintar al aire libre. Si todo marcha bien, les gustaría organizar otra reunión en Lanestosa el próximo año para dinamizar esa zona de Enkarterri más alejada de los circuitos. Y el propio Bortedo ultima la escultura a tamaño natural de una lamia a lomos de un caballo pensada para cambiar en el futuro detalles como los colores o el jinete.