Las enfermedades mentales son traicioneras como pocas y hay personas que requieren una atención y un cuidado minucioso para mantener a raya a las dolencias. De todo ello se encargaba desde hace varias décadas el Módulo Psicosocial de Cruces pero, finalmente, ante la "falta de apoyo institucional" este recurso que atendía a más de 800 personas tuvo que echar el cierre el pasado 31 de mayo. Ayer, dieciséis días después del cierre oficial de este recurso, los teléfonos seguían sonando, llamadas que antes reclamaban ayuda y que, ahora, solicitan sus historiales médicos. "Vamos a seguir luchando porque se reabra este módulo porque es muy necesario, más aún ahora con el incremento de enfermedades mentales que está provocando la pandemia", aseguró Esther Acasuso, presidenta de la junta directiva del Módulo Psicosocial de Cruces.

Las cifras que manejan desde este módulo así lo atestiguan. Tal y como señaló Jose Ignacio Ibáñez, responsable de la actividad de este servicio. "El año pasado registramos más de cien nuevas personas y este año, de no haber tenido que cerrar, llegaríamos a las 200. La atención que ofrecemos aquí es muy necesaria. Hacemos intervención psicosocial, pero parte de la intervención que realizamos es completamente sanitaria y hacemos cosas que no se hacen en otros centros", explicó Ibáñez. Él, pese a haberse jubilado con el cierre del recurso, sigue trabajando, atendiendo a usuarios que, en muchos casos, necesitan una atención rápida. "Mi propósito es dejar este recurso abierto y seguiré trabajando para ello", indicó Ibáñez. A lo largo de estas décadas, tanto Ibáñez como el resto de trabajadores y trabajadoras de este módulo han sido una auténtica guía, un clavo al que agarrarse para los usuarios de este servicio. Ejemplo de ello es Ainhoa Gargoma, lleva casi tres décadas acudiendo a este centro cuyo local está cedido por el Ayuntamiento de Barakaldo. Padece una enfermedad rara y requiere una atención minuciosa y rápida, la atención que le dispensaban hasta el cierre de este espacio hace dos semanas. "Para mí es un palo muy duro que se cierre este recurso. Los 800 pacientes que acudimos a este módulo necesitamos este centro. Necesitamos un apoyo en nuestro día a día y aquí se nos brinda. Me han ayudado y comprendido en mi dura lucha porque mi enfermedad, poco a poco, va a más. El problema de la atención en la red pública es que los plazos de espera son muy largos y nosotros necesitamos atención y apoyo inmediato", narró esta mujer.

Por su parte, Amaia ve este módulo con ojos de médico, sí, pero también de madre de un usuario. "He derivado a pacientes aquí y soy madre de un usuario. En este módulo se abordan casos difíciles y en la red pública los tiempos de espera son muy largos. El soporte casi inmediato que se ofrece aquí es vital para los usuarios. Tener un centro como este que conglomere psiquiatría, psicología y educadores es ideal", señaló.

Reunión el lunes

En esta lucha por la pervivencia del Módulo Psicosocial de Cruces, se ha abierto una vía de esperanza. El próximo lunes representantes del módulo se reunirán con la consejera de Salud del Gobierno vasco, Gotzone Sagardui, para abordar la situación de este recurso. "Acudimos con esperanza y ojalá la consejera nos dé la sorpresa y nos comenté cómo podemos mantener este modulo abierto", deseó Ibáñez. Sin duda, la del lunes es una reunión muy deseada y que llevaban dos años esperando. "Pase lo que pase en esa reunión, seguiremos trabajando y luchando para que este módulo vuelva a abrir", concluyó Acasuso.

"Los 800 pacientes necesitamos un apoyo en el día a día y se nos brinda en este módulo"

Usuaria del módulo