228 días. En las redes sociales la plataforma de defensa del tren Santander-Bilbao de Renfe lleva la cuenta de las jornadas con un solo viaje al día, que imposibilita que los vecinos de Karrantza o Artzentales puedan ir y volver en la misma jornada -aunque la línea también discurre por Zalla, Güeñes y Alonsotegi dentro de territorio vizcaino, los pasajeros pueden recurrir al trazado Bilbao-Balmaseda-. No han recuperado las frecuencias previas al confinamiento, que ya de por sí consideraban insuficientes, y por ello han emprendido diferentes acciones. Entre ellas, la recogida de firmas que suma 7.118 apoyos que han remitido a la Diputación Foral de Bizkaia, al Gobierno vasco, Gobierno de Cantabria, Adif, Renfe, al Ministerio para la Transición Ecológica y al de Fomento, de quien depende la gestión de este servicio ferroviario. También han trasladado su causa al Ararteko.

A las rúbricas recogidas en los cerca de veinte municipios vascos y cántabros por los que circula el tren Santader-Bilbao acompaña "un escrito en el que solicitamos que se tomen las medidas necesarias para la mejora del servicio, y en los casos en los que sea posible, una reunión", señalan desde la agrupación. "Exigimos medidas urgentes y eficaces para incrementar la frecuencia de los trenes, así como inversiones en mejora y mantenimiento. Exigimos un transporte público accesible y de calidad en nuestras comarcas", reiteran. Una reivindicación que se remonta años atrás ante lo que ven como el ánimo de dejar languidecer esta línea, aislando así las localidades que la recorren. Ya habían convocado concentraciones y solicitado reuniones, pero el recorte de viajes en la cuarentena es la gota que ha colmado el vaso. "El tren representa la única opción de transporte público" en ciertas áreas de Artzentales o Karrantza, "así como los municipios de la Cantabria interior". A la reducción de frecuencias se une "el pésimo estado de conservación de las vías, con una alarmante falta de inversiones y supliendo las obras con señales de limitación de velocidad". Además, "la falta de dos tramos para finalizar la electrificación de la vía que quedó incompleta, obliga a mantener las locomotoras a gasoil, lo que conlleva un mayor coste y contaminación, mientras que la falta de personal provoca constantes retrasos y transbordos". Aspectos que han puesto por escrito en mociones aprobadas en ayuntamientos como Güeñes, Zalla o Karrantza.

"Lamentamos los trastornos y esperamos que la evolución de la movilidad y de la nueva demanda permitan ir incrementando los servicios para volver a las frecuencias anteriores", se disculpan desde Renfe. La ocupación media se situaba en el 16,16% antes de la pandemia y del 24% de las plazas ofertadas en julio y agosto, ya con una sola circulación por sentido de lunes a domingo. Para 2021 auguran un descenso de viajeros "por la bajada del PIB, el aumento del teletrabajo o la preferencia por el vehículo privado, al menos hasta que haya vacuna o tratamiento".

Un trayecto

Desde el confinamiento, la línea Santander-Bilbao ofrece un viaje por sentido al día, lo que impide que los vecinos de Artzentales o Karrantza puedan regresar a dormir.

Aislados

Los pasajeros denuncian que, ante la carencia de otra opción de transporte público en algunos municipios, muchos vecinos optan por marcharse a vivir a Bilbao.

Mociones

La plataforma del tren Santander-Bilbao está promoviendo mociones en ayuntamientos. En Enkarterri se han aprobado en Güeñes, Karrantza y Zalla.