Enkarterri amortigua el golpe del coronavirus en una temporada estival que se salda con un 5% menos de visitantes en los meses de julio y agosto en comparación con el mismo periodo de 2019. Pese a la bajada, las cifras mejoran las previsiones de la asociación turística Enkartur y la inclinación hacia las vacaciones de proximidad arroja una ocupación media del 70% en alojamientos de la comarca, que en el caso de las casas rurales casi toca el lleno.

Casi una década encadenando récords turísticos se rompe en el verano de la pandemia, como ya habían asumido las instituciones, que esperaban un desplome mayor dado el miedo a posibles rebrotes y las limitaciones de aforo impuestas para evitar contagios. "Ninguna bajada es buena, pero podríamos decir que hemos salvado la temporada estival", resume Ángela Eguia, presidenta de Enkartur, la entidad para la promoción turística de la comarca.

Aunque la media refleja cierto descenso de afluencia, en recursos concretos se dibuja la tendencia contraria. El centro de acogida de fauna silvestre BBK Karpin Fauna de Karrantza se mantiene como el preferido por los visitantes, incrementándose las visitas en un 36% Las instalaciones al aire libre para toda la familia refuerzan su tirón, como el museo de coches de lujo Torre Loizaga de Galdames, con el turismo al alza en un 30%. La amplitud de los espacios de exposición ha favorecido la buena acogida de la mayor colección de automóviles clásicos de Europa, que en junio se incorporó a la red de venta de entradas on line www.visitenkarterri.com. También crece la asistencia al parque Sopuerta Abentura, en este caso, en un 3%.

En el otro lado de la balanza, Pozalagua pierde un 37% de visitantes. Cabe achacarlo a la drástica reducción en el número máximo de personas que pueden entrar en la cueva en cada pase. Primero, de ochenta a 16 y en agosto a nueve. Las visitas "han estado siempre llenas, pero han sido de participación limitada, una cuarta parte de lo habitual". Lo mismo ha sucedido en el museo Boinas La Encartada de Balmaseda, con un 8% menos de turistas; la ferrería muskiztarra de El Pobal, que se deja un 35% y el Museo de la Minería de Abanto-Zierbena, con un 37%. No obstante, en todos ellos la caída es menor que el recorte de aforos.

Los alojamientos protagonizan la nota positiva. El mensaje de un turismo seguro y tranquilo a la par que cercano a la ciudad parece haber calado en los visitantes, aunque con matices. Los hoteles -a los que Enkartur había ofrecido un servicio de check-in telemático para ahorrar tiempo y minimizar el contacto físico- se han llenado aproximadamente a la mitad, mientras que casas rurales han conseguido una ocupación por encima del 70% que registra la media y los apartamentos turísticos rurales han colgado el cartel de completo.

En cuanto a la procedencia de los visitantes, en torno al 50% se han desplazado a Enkarterri desde otros puntos de Euskadi, seguidos de madrileños, catalanes, andaluces y valencianos. Baja considerablemente la cantidad de extranjeros: del 10 al 4% y representados en su mayoría por franceses, que, aun con la incertidumbre del coronavirus, tienen más fácil la opción de acercarse a Enkarterri por carretera.

Por otro lado, el tráfico de la consultas en la página web www.visitenkarterri.com aumenta en un 25%, así como las peticiones de información en la oficina de turismo de Balmaseda lo hacen en un 30%.

5%

Tras una década de continuos récords turísticos, las visitas a Enkarterri caen un 5% de media en el verano del coronavirus. Hay oscilaciones entre el 36% de crecimiento de la afluencia a BBK Karpin Fauna y el 30% al museo de Torre Loizaga y los descensos del 37% en la cueva de Pozalagua -con el considerable recorte de aforo-, el 37% en el Museo de la Minería de Abanto, y el 35% la ferrería de El Pobal, en Muskiz.